El TDAH y el síndrome de Tourette son dos afecciones distintas, pero tienen algunas cosas en común.
Pero hay algunas diferencias clave entre ellas. Es importante obtener el diagnóstico correcto para su hijo.
En qué se parecen
El principal síntoma del síndrome de Tourette son los movimientos o sonidos repetidos, llamados tics, que la persona no puede controlar. Pueden ser simples, como el parpadeo constante de los ojos, el olfateo, los gruñidos o la tos. También pueden ser complejos, como encogimiento de hombros, expresiones faciales, movimientos de la cabeza o repetición de palabras o frases. Los tics suelen producirse varias veces al día.
A veces, los niños con TDAH pueden tener síntomas que se parecen mucho a los tics. Pueden inquietarse, retorcerse o hacer ruidos al azar si están haciendo el tonto. A veces, los niños que toman un tipo de medicamentos para el TDAH, llamados estimulantes, pueden tener tics. Los fármacos no los provocan, pero pueden hacerlos notar. Y a menudo desaparecen por sí solos.
Los signos de ambas afecciones suelen aparecer alrededor de la misma edad. Los síntomas del TDAH pueden empezar a aparecer entre los 3 y los 6 años. La mayoría de los niños son diagnosticados durante la escuela primaria. Por término medio, el síndrome de Tourette comienza alrededor de los 7 años.
Y algunos niños padecen ambas afecciones. Más del 60% de los que padecen el síndrome de Tourette también tienen TDAH. También pueden padecer enfermedades relacionadas, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastornos del aprendizaje y depresión.
Los investigadores han descubierto que puede haber un vínculo genético entre el síndrome de Tourette y trastornos como el TDAH y el TOC. Tienen una biología similar que hace más probable que se den juntos.
En qué se diferencian
Los tics del síndrome de Tourette son diferentes de los movimientos o ruidos que pueden hacer los niños con TDAH. Casi siempre implican movimientos o sonidos rápidos y repetidos de la cara o los hombros, que se producen siempre de la misma manera.
A menudo, los niños con TDAH no tienen movimientos similares a los tics. En cambio, tienen problemas para concentrarse o prestar atención. Pueden distraerse fácilmente o tener problemas para organizarse.
Los niños con síndrome de Tourette suelen superar los tics al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta: se producen con menos frecuencia y a veces desaparecen por completo. Los síntomas del TDAH suelen durar hasta la edad adulta.
Además, el síndrome de Tourette es poco frecuente. Los CDC descubrieron que se ha diagnosticado a unos 138.000 niños en EE.UU., mientras que a unos 6,4 millones se les ha diagnosticado TDAH.
Los investigadores creen que la genética tiene mucho que ver con ambos trastornos. Pero otras posibles causas del TDAH podrían ser las lesiones cerebrales, el bajo peso al nacer o el consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo.
Diagnóstico y tratamiento
Su médico podrá decir si los síntomas de su hijo pertenecen al TDAH, al síndrome de Tourette, a ambos o a otra cosa. No hay ninguna prueba especial para diagnosticar ninguna de las dos afecciones. El médico le preguntará sobre los síntomas y cuándo empezaron. Puede que le haga un análisis de sangre y un examen médico para ver si hay algo más que pueda estar causando el problema.
El tratamiento de los niños con TDAH suele incluir una combinación de medicamentos y terapia conductual. Los estimulantes son los fármacos que más se recetan para este trastorno, pero otros medicamentos, como la atomoxetina, la guanfacina, la clonidina y los antidepresivos, también pueden ayudar.
En la terapia conductual para el TDAH, los niños aprenden o refuerzan conductas positivas para sustituir otras que les causan problemas.
Si tu hijo tiene el síndrome de Tourette, es probable que su médico le sugiera que tome medicamentos para ayudarle con sus tics. Pueden incluir algunos tipos de medicamentos para el TDAH, fármacos anticonvulsivos, antidepresivos, fármacos antipsicóticos que bloquean la dopamina, sustancia química del cerebro, e inyecciones de Botox. Los fármacos no eliminan los tics por completo, pero pueden ayudar a controlarlos.
Los niños con síndrome de Tourette también pueden probar la terapia conductual. Un tipo de terapia, llamada de reversión de hábitos, les ayuda a aprender a identificar la aparición de un tic y a aprender un nuevo comportamiento en su lugar. Es similar a la Intervención Conductual Integral para Tics (CBIT, por sus siglas en inglés), que entrena a los niños para que sustituyan una conducta competitiva cuando sientan la necesidad de hacer un tic y para que cambien las actividades diarias para reducir los tics.
Si su hijo tiene tanto TDAH como síndrome de Tourette, su médico puede tratar primero el TDAH. Esto puede aliviar el estrés y mejorar la atención, lo que a veces puede reforzar la capacidad del niño para controlar sus tics.