El cáncer de pulmón está causado por tumores cancerosos que pueden extenderse por los pulmones y a diferentes partes del cuerpo. Dependiendo de dónde se encuentre el tumor, puede provocar otras complicaciones de salud junto con el cáncer de pulmón.
Cuando se padece cáncer de pulmón, pueden surgir complicaciones como coágulos sanguíneos o dolor torácico, especialmente a medida que la enfermedad está más avanzada. Hay varias formas de tratar estos problemas y sentirse más cómodo.
Falta de aliento
El cáncer de pulmón a veces se extiende a las vías respiratorias que llevan el oxígeno a los pulmones, haciendo que éstas se estrechen o se bloqueen. Cuando esto ocurre, es difícil que los pulmones se expandan por completo al inspirar y puede causar una falta de aire llamada disnea. El cáncer de pulmón también puede hacer que se acumulen líquidos alrededor de los pulmones y la caja torácica, lo que puede dificultar la respiración.
Puede intentar hacer cambios en su estilo de vida para controlar la falta de aire. Por ejemplo:
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Si fuma, deje de hacerlo.
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Evite el humo de segunda mano.
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Bebe mucha agua.
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Descansa.
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Practica la respiración lenta y profunda.
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Come alimentos saludables.
Toser sangre
El cáncer de pulmón a veces puede provocar hemorragias en las vías respiratorias. Esto puede dificultar su respiración y puede hacer que tosa sangre.
Las opciones de tratamiento dependen de la cantidad de sangre que tosa. Si hay una hemorragia grave en las vías respiratorias, puede provocar asfixia. Si esto sucede, busque atención médica de inmediato.
Dolor en el pecho
Aproximadamente entre el 20% y el 40% de las personas con cáncer de pulmón pueden tener dolor en el pecho. Ocurre cuando el tumor en el pulmón provoca opresión en el pecho o presiona contra los nervios. La intensidad del dolor varía de una persona a otra.
Por lo general, sentirá dolor en el pulmón donde se encuentra el tumor. Puede sentirse como un dolor sordo y continuo en la cavidad torácica. Puede empeorar al toser, reír o respirar profundamente.
Si el dolor torácico afecta a su vida cotidiana, pregunte a su médico sobre las formas de manejar y controlar sus molestias.
Derrame pleural
El cáncer de pulmón puede hacer que se acumule líquido en el espacio entre los pulmones y la pared torácica. Esto se denomina derrame pleural y afecta a alrededor del 15% de las personas con cáncer de pulmón. Un exceso de líquido puede dificultar la expansión completa de los pulmones al inspirar y provocar falta de aire o neumonía.
El derrame pleural suele producirse en las últimas fases del cáncer de pulmón. Pregunte a su médico sobre las formas de tratarlo. Una opción es la toracocentesis. El médico utiliza una aguja o un catéter para drenar el exceso de líquido en la cavidad torácica. Esto puede aliviarle un poco, ayudarle a respirar mejor y reducir las posibilidades de que vuelva a ocurrir.
Síndrome de la vena cava superior
A veces, el tumor canceroso de su pulmón puede crecer, presionar o bloquear una de las grandes venas del tórax llamada vena cava superior. Esto se denomina síndrome de la vena cava superior y le ocurre a entre el 2% y el 4% de las personas con cáncer de pulmón. Es más frecuente en personas con un tipo de cáncer de pulmón llamado cáncer de pulmón de células pequeñas.
La obstrucción puede hacer que la sangre retroceda en otras venas a su alrededor, en la pared torácica y en la parte superior del cuerpo. Debido a la obstrucción, las venas pueden aumentar de tamaño, lo que puede provocar una hinchazón en el pecho, el cuello y la cara. Esto puede ser doloroso y hacer que le falte el aire o se enrojezca.
La presión sobre las venas puede provocar dificultad para respirar, dolor de cabeza, visión borrosa, mareos y somnolencia. Los síntomas pueden empeorar si se tumba o se inclina hacia delante.
En raras ocasiones, este síndrome puede poner en peligro la vida.
Coágulos de sangre
Cuando se tiene cáncer de pulmón, es común tener coágulos de sangre. Si desarrolla trombocitosis, su cuerpo podría producir demasiadas plaquetas, un tipo de célula sanguínea que le ayuda a detener las hemorragias formando un coágulo.
Tener demasiadas plaquetas puede ser arriesgado. Puede provocar coágulos en los vasos sanguíneos que pueden causar accidentes cerebrovasculares o ataques cardíacos. Por lo general, la trombocitosis se produce en personas con cáncer de pulmón en fase avanzada. Pero al igual que muchas personas con cáncer, es habitual que la sangre se coagule con mayor facilidad, lo que aumenta las posibilidades de que se formen peligrosos coágulos.
Líquido alrededor del corazón
Si el tumor crece hacia el centro del tórax o presiona contra la zona cercana al corazón, puede afectar al funcionamiento de su corazón. A veces, puede bloquear uno de los conductos que llevan la sangre al corazón y puede provocar ritmos cardíacos anormales. También puede hacer que se acumule líquido en el saco que rodea al corazón.
Para tratarla, el médico puede utilizar una aguja para pinchar ligeramente el saco y permitir que el líquido drene. Este tratamiento se denomina pericardiocentesis.
En algunos casos, el médico puede extraer quirúrgicamente el líquido y dejar que drene en el pecho o el vientre. Esto puede reducir las posibilidades de que el líquido vuelva a acumularse alrededor del corazón.
Hipercalcemia
Cuando se tiene hipercalcemia, los niveles de calcio en la sangre pueden ser más altos de lo normal. Si tiene cáncer de pulmón, puede ser más propenso a padecer esta enfermedad.
La hipercalcemia puede ocurrir cuando el cáncer de los pulmones se extiende a los huesos. Los huesos pueden filtrar calcio a la sangre. Un exceso de calcio en la sangre puede hacer que los huesos se debiliten y se rompan con facilidad. También puede causar dolor de espalda o de cadera.
En un estudio sobre el cáncer de pulmón en el que participaron más de 1.000 personas, alrededor del 6% tenía hipercalcemia. Por lo general, la hipercalcemia se produce en personas que padecen cáncer de pulmón en estadio III o estadio IV. También puede ocurrir en raras ocasiones cuando el cáncer produce hormonas que pueden hacer que el calcio se acumule en la sangre.