Aquí hay formas de cuidarte si estás viviendo con leucemia linfocítica crónica, incluyendo el manejo del estrés, la terapia complementaria y más.
He aquí algunas formas sencillas de potenciar su salud física y mental.
Obtenga un plan de cuidados de supervivencia
La mayoría de las personas con leucemia linfocítica crónica viven muchos años. El cáncer puede crecer lentamente. En ese caso, su médico puede optar por hacer un seguimiento con pruebas en lugar de tratarlo de inmediato. Pero una vez que vean signos de que el cáncer está progresando, probablemente necesitará tratamientos de forma intermitente durante años.
Su médico puede ayudarle a estar al tanto de su atención médica continua. Pídale que le prepare una hoja de ruta a largo plazo llamada plan de cuidados de supervivencia. El plan podría incluir información como:
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Un cronograma de cuándo tendrá exámenes de seguimiento
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Otras pruebas médicas que podría necesitar en el futuro, como los exámenes que comprueban los efectos a largo plazo de su cáncer o tratamientos
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Una lista de los efectos secundarios persistentes que su tratamiento podría causar
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Recomendaciones sobre la dieta y el ejercicio físico
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Recordatorios para acudir a todas las citas con su médico de cabecera, que seguirá controlando su estado de salud general?
Habla de los efectos secundarios del tratamiento
Su médico dispone de varias formas de tratar este tipo de leucemia, como la quimioterapia, los fármacos dirigidos y los anticuerpos monoclonales. Dado que casi todos los tratamientos contra el cáncer pueden tener efectos secundarios, es importante que informe a su equipo de atención médica tan pronto como los tenga.
Algunos efectos secundarios, como la fatiga y el dolor nervioso, pueden durar meses o años. Otros pueden aparecer años después de terminar el tratamiento. Son los llamados efectos secundarios tardíos. Dependiendo del tratamiento que haya recibido, pueden incluir colesterol alto, infertilidad y problemas cardíacos.
Su médico puede recetarle medicamentos que le alivien los efectos secundarios o que eviten que se produzcan. Pregunte a su médico sobre los efectos secundarios esperados y los medicamentos de prevención antes de empezar un nuevo tratamiento.
Considere las terapias complementarias
El tratamiento no médico no sustituye a su plan de tratamiento, pero puede recibir estas terapias complementarias junto con su atención habitual. Algunas pueden aliviar tus síntomas y efectos secundarios. Pero debes saber que no ayudan a todo el mundo.
Consulta a tu médico antes de probar una de ellas, para que se asegure de que es segura para ti. Algunos ejemplos de terapias complementarias que pueden ayudar a las personas con cáncer son
Acupresión. Un profesional frota o ejerce presión en partes específicas de su cuerpo. Puede ayudar a controlar los síntomas.
Acupuntura. Un profesional inserta agujas muy finas en el cuerpo, lo que puede aliviar el dolor leve y ciertos tipos de náuseas.
Aromaterapia. Un profesional te da un masaje con aceites esenciales en el cuerpo o tú los respiras. La fragancia puede aliviar el estrés y las náuseas.
Masaje terapéutico. Cuando un terapeuta frota, amasa y manipula los músculos y otros tejidos blandos, puede aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión y el dolor. También puede hacer que te sientas más alerta.
Meditación. Los estudios sugieren que cuando te tomas un tiempo para concentrarte tranquilamente en el presente (prestando atención a tu respiración, por ejemplo), puede aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión y el dolor.
Lleva una dieta saludable
Es muy importante comer bien mientras recibes tratamiento para la leucemia linfocítica crónica.
En general, llene su plato con frutas y verduras, proteínas magras, alimentos con grasas omega-3 y granos integrales. Si no tienes apetito para hacer tres comidas grandes al día, puedes hacer cuatro o cinco más pequeñas.
Puedes pedirle a tu médico, a un nutricionista o a un dietista que te proponga un plan de alimentación adecuado para ti. La Sociedad de la Leucemia y el Linfoma puede ponerte en contacto con un dietista titulado para una consulta individual gratuita.
Recuerda que siempre es mejor obtener los nutrientes esenciales de los alimentos, no de las pastillas. No tome ningún suplemento a menos que el médico lo apruebe. Existe la posibilidad de que ciertas vitaminas, minerales y hierbas -incluso las etiquetadas como naturales- puedan afectar al tratamiento del cáncer o provocar efectos secundarios.
Haga ejercicio con regularidad
Los entrenamientos rutinarios pueden aportarte muchos beneficios. Entre las ventajas, el ejercicio puede:
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Darle más energía.
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Levantar tu estado de ánimo.
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Aliviar el estrés, la ansiedad y la depresión.
Si aún no eres activo, pide a tu médico que te ayude a empezar. Ellos pueden elaborar un programa de ejercicio físico que sea seguro para ti. Si llevas un tiempo haciendo ejercicio, ve a tu ritmo y fíjate objetivos de ejercicio saludables. No te pongas al límite ni te ejercites tan intensamente como lo hacías antes de contraer la leucemia.
Hay muchas maneras de hacer ejercicio. Los ejercicios aeróbicos, como caminar, correr o nadar, hacen que el corazón bombee. Los ejercicios de resistencia, como el levantamiento de pesas, aumentan la fuerza, protegen las articulaciones y aumentan la masa ósea. Incluso las tareas domésticas son buenas para ti, ya que te ponen en movimiento.
También puedes preguntar a tu médico si los ejercicios de mente y cuerpo, como el tai chi y el yoga, pueden ser adecuados para ti. El tai chi combina movimientos fluidos y de equilibrio con ejercicios de respiración y meditación. Ayuda a algunas personas con cáncer a aliviar el dolor, la fatiga y los problemas de sueño. El yoga consiste en mantener posturas que te ayudan a ser más flexible y a prestar atención a la respiración. Puede mejorar la ansiedad, la depresión y el estrés.
Hazte cargo del estrés
Es posible que tenga que hacer malabares con todas sus responsabilidades habituales, como el trabajo, la escuela o la crianza de los hijos, mientras controla la leucemia. Es importante que te des un tiempo para ti.
Busca formas de desconectar para mantener el estrés a raya. Podrías:
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Dedicar unos minutos al día a relajarte en un lugar tranquilo y apacible.
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Haz cosas que te gusten: Lee un libro, juega con tu mascota o escucha música.
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Escribe lo que sientes en un diario para ayudarte a procesar tus emociones.
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Confía en amigos y familiares, en persona, por teléfono o por videochat.
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Pide ayuda a tus seres queridos para que te ayuden con los recados u otras tareas cuando tengas poco tiempo y energía.
Únase a un grupo de apoyo
Esta es una buena manera de conocer a otras personas con leucemia que pueden entender lo que estás pasando. En los grupos de apoyo, las personas comparten experiencias, intercambian información y se animan mutuamente en los momentos de tensión.
Puedes preguntar a tu equipo de cuidados dónde encontrar un grupo de apoyo local. También puedes buscar uno en tu región a través de la Sociedad de Leucemia y Linfoma.
Busca ayuda para la depresión o la ansiedad
Es normal sentirse deprimido o abrumado a veces cuando se vive con cáncer. Pero si está triste, deprimido o ansioso todos los días durante dos semanas o más, pida ayuda a su médico.
Pídale que le remita a un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o un consejero, que pueda ofrecerle tratamientos que mejoren su estado de ánimo. Opciones como la terapia de conversación y la medicación pueden ayudarte a sentirte de nuevo como tú mismo.
Si necesitas ayuda para encontrar servicios de asesoramiento, llama a la Sociedad de Leucemia y Linfoma al 800-955-4572.
Otras formas de darse cariño a sí mismo
Duerme con calidad. La leucemia linfocítica crónica y sus tratamientos pueden hacer que te sientas cansado y más tenso a veces. Dormir lo suficiente cada noche puede ayudarte a recuperar tu energía y a aliviar el estrés. Habla con tu médico si te cuesta conciliar el sueño o mantenerlo.
Si fuma, deje de hacerlo. Puedes pedirle a tu médico que te ayude a dejar el hábito.
Reduce el consumo de alcohol si bebes mucho. En general, los expertos recomiendan que te limites a una bebida al día si eres mujer y a dos si eres hombre. Pregunta a tu médico qué es seguro para ti.