Síntomas y tratamiento de la EII

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) puede cursar con brotes dolorosos. Descubre los síntomas y tratamientos y prepárate para hablar con tu médico.

Los dos tipos principales de EII son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. La colitis ulcerosa se limita al colon o al intestino grueso. La enfermedad de Crohn, en cambio, puede afectar a cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. Sin embargo, lo más habitual es que afecte a la última parte del intestino delgado, al colon o a ambos.

Si tienes una EII, sabes que suele tener un curso creciente y decreciente. Cuando hay una inflamación grave, la enfermedad se considera activa y la persona experimenta un brote de síntomas. Cuando la inflamación es menor o nula, la persona suele estar sin síntomas y se dice que la enfermedad está en remisión.

Qué causa la enfermedad inflamatoria intestinal?

La EII es una enfermedad de causa desconocida. Algún agente o una combinación de agentes -bacterias, virus, antígenos- desencadena que el sistema inmunitario del organismo produzca una reacción inflamatoria en el tracto intestinal. Estudios recientes muestran que alguna combinación de factores hereditarios, genéticos y/o ambientales puede causar el desarrollo de la EII. También puede ser que el propio tejido del cuerpo provoque una respuesta autoinmune. Sea cual sea la causa, la reacción continúa sin control y daña la pared intestinal, lo que provoca diarrea y dolor abdominal.

Las pruebas que sugieren una base genética para la EII son sólidas, entre ellas:

  • Los antecedentes familiares: Hasta un 20% de las personas con EII tienen antecedentes familiares de la misma.

  • Raza y etnia: La EII es más frecuente en personas de raza blanca. También es más común en los judíos, especialmente en los asquenazíes.

En 2006 se identificó el primer gen asociado a la enfermedad de Crohn, el gen NOD2. Desde entonces, los investigadores han descubierto más de 200 regiones genómicas relacionadas con la EII.

Encontrar un vínculo genético ayudaría a los científicos a comprender los cambios que conducen a la EII y a mejorar los tratamientos. Un vínculo genético también podría conducir a una prueba para la EII.

Cuáles son los síntomas de la enfermedad inflamatoria intestinal?

Al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas, una persona con EII suele pasar por periodos en los que la enfermedad se dispara y provoca síntomas, seguidos de periodos en los que los síntomas disminuyen o desaparecen y se recupera la buena salud. Los síntomas van de leves a graves y generalmente dependen de la parte del tracto intestinal afectada. Incluyen:

  • Calambres y dolores abdominales

  • Diarrea que puede ser sanguinolenta

  • Urgencia severa de defecar

  • Fiebre

  • Pérdida de peso

  • Pérdida de apetito

  • Anemia por falta de hierro debido a la pérdida de sangre

Hay complicaciones asociadas a la EII?

La EII puede provocar varias complicaciones graves en los intestinos, entre ellas:

  • Hemorragia intestinal profusa a causa de las úlceras

  • Perforación, o rotura del intestino.

  • Estrechamiento -llamado estenosis- y obstrucción del intestino; se encuentra en la enfermedad de Crohn

  • Fístulas (conductos anormales) y enfermedad perianal, enfermedad en el tejido que rodea el ano. Estas afecciones son más frecuentes en la enfermedad de Crohn que en la colitis ulcerosa.

  • Megacolon tóxico, que es una dilatación extrema del colon que pone en peligro la vida. Se asocia más a la colitis ulcerosa que a la enfermedad de Crohn.

  • Desnutrición

La EII, especialmente la colitis ulcerosa, también aumenta el riesgo de cáncer de colon.

La EII también puede afectar a otros órganos. Por ejemplo, una persona con EII puede tener artritis, afecciones cutáneas, inflamación del ojo, trastornos hepáticos y renales o pérdida de masa ósea. De todas las complicaciones fuera del intestino, la artritis es la más común. Las complicaciones articulares, oculares y cutáneas suelen darse juntas.

Cómo se diagnostica la EII?

Su médico realiza el diagnóstico de la enfermedad inflamatoria intestinal basándose en sus síntomas y en diversos exámenes y pruebas:

  • Examen de heces. Se le pedirá una muestra de heces que se enviará al laboratorio para descartar la posibilidad de causas bacterianas, víricas o parasitarias de la diarrea. Además, se examinará la materia fecal en busca de rastros de sangre que no se puedan ver a simple vista.

  • Recuento sanguíneo completo. Una enfermera o un técnico de laboratorio extraerá sangre, que luego se analizará en el laboratorio. Un aumento en el recuento de glóbulos blancos sugiere la presencia de inflamación. Y si tiene una hemorragia grave, el recuento de glóbulos rojos y el nivel de hemoglobina pueden disminuir.

  • Otros análisis de sangre. Pueden extraerse electrolitos (sodio, potasio), proteínas y marcadores de inflamación, como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C reactiva (PCR), para ver la gravedad de la enfermedad. Los niveles de anticuerpos antineutrófilos perinucleares (pANCA) pueden estar elevados en la colitis ulcerosa. Además, pueden realizarse pruebas específicas para detectar enfermedades de transmisión sexual.

  • Radiografía de bario. Aunque rara vez se utiliza, puede examinar el tracto gastrointestinal (GI) superior -el esófago, el estómago y el intestino delgado- para detectar anomalías causadas por la enfermedad de Crohn. El paciente ingiere una solución blanca y calcárea que recubre el tracto intestinal para que sea visible en las radiografías. Si se utiliza un estudio con bario para comprobar el tracto gastrointestinal inferior, se le administrará un enema que contiene bario y se le pedirá que lo retenga mientras se toman radiografías del recto y el colon. Las anomalías causadas por la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa pueden aparecer en estas radiografías.

  • Otras pruebas radiológicas. La tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) y la ecografía también se han utilizado en el diagnóstico de la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

  • Sigmoidoscopia. En este procedimiento, un médico utiliza un sigmoidoscopio, un tubo estrecho y flexible con una cámara y luz, para examinar visualmente el último tercio del intestino grueso, que incluye el recto y el colon sigmoide. El sigmoidoscopio se introduce a través del ano y se examina visualmente la pared intestinal en busca de úlceras, inflamación y sangrado. El médico también puede tomar muestras, llamadas biopsias, del revestimiento intestinal con un instrumento introducido a través del tubo. Éstas se examinarán después en un laboratorio con un microscopio.

  • Colonoscopia. Una colonoscopia es similar a una sigmoidoscopia, salvo que el médico utilizará un colonoscopio, un tubo flexible más largo, para examinar todo el colon. Este procedimiento permite ver la extensión de la enfermedad en el colon.

  • Endoscopia superior. Si tiene síntomas gastrointestinales superiores, como náuseas y vómitos, un médico utilizará un endoscopio, un tubo estrecho y flexible con una cámara y una luz, que se introducirá a través de la boca, para examinar el esófago, el estómago y el duodeno, que es la primera parte del intestino delgado. La ulceración se produce en el estómago y el duodeno hasta en una de cada 10 personas con enfermedad de Crohn.

  • Endoscopia con cápsula. Esta prueba puede ser útil para diagnosticar enfermedades en el intestino delgado, como en la enfermedad de Crohn. Usted ingiere una pequeña cápsula que tiene una cámara. Se toman imágenes del esófago, el estómago y el intestino delgado y se envían a un receptor que se lleva en un cinturón. Al final del procedimiento, las imágenes se descargan del receptor a un ordenador. La cámara pasa a través de su cuerpo hasta el inodoro.

Qué hay que saber sobre la EII?

Cuando su médico le diga que tiene una enfermedad inflamatoria intestinal, querrá obtener toda la información posible. Prepárese con preguntas, tales como:

  • Podría haber alguna otra afección que no sea la EII que esté causando mis síntomas?

  • Tengo colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn?

  • A qué partes de mi aparato digestivo ha afectado?

  • Qué tratamientos me recomiendan?

  • En cuánto tiempo debo esperar el alivio?

  • A qué efectos secundarios de los medicamentos debo estar atento? Qué debo hacer si los noto?

  • Qué debo hacer si mis síntomas vuelven a aparecer? Se considera alguno como una emergencia?

  • Hay síntomas fuera del sistema digestivo que puedan ser causados por la EII?

  • Debo cambiar mi dieta o tomar suplementos nutricionales?

  • Me ayudaría hacer algún otro cambio en mi estilo de vida?

  • Cuándo debo tener una cita de seguimiento y debo acudir a un especialista?

  • Cuál es la perspectiva a largo plazo de mi EII?

  • Con qué frecuencia debo hacerme una colonoscopia?

Cómo se trata la enfermedad inflamatoria intestinal?

El tratamiento de la EII implica una combinación de autocuidados y tratamiento médico.

Cuidados personales

Aunque no se ha demostrado que ninguna dieta específica prevenga o trate la EII, los cambios en la dieta pueden ser útiles para controlar sus síntomas. Es importante que hables con tu médico sobre las formas de modificar tu dieta y asegurarte de que obtienes los nutrientes que necesitas. Por ejemplo, dependiendo de sus síntomas, el médico puede sugerirle que reduzca la cantidad de fibra o de productos lácteos que consume. Además, es posible que se toleren mejor las comidas pequeñas y frecuentes. En general, no es necesario evitar ciertos alimentos a menos que causen o empeoren sus síntomas.

Una intervención dietética que puede recomendar su médico es una dieta baja en residuos, una dieta muy restringida que reduce la cantidad de fibra y otros materiales no digeridos que pasan por su colon. Hacerlo puede ayudar a aliviar los síntomas de la diarrea y el dolor abdominal. Si sigue una dieta baja en residuos, asegúrese de saber cuánto tiempo debe seguir la dieta... porque una dieta baja en residuos no proporciona todos los nutrientes que necesita. Su médico puede recomendarle que tome suplementos vitamínicos.

Otro aspecto importante del autocuidado es aprender a controlar el estrés, que puede empeorar los síntomas. Una de las cosas que puedes hacer es elaborar una lista de las cosas que te causan estrés y luego considerar cuáles puedes eliminar de tu rutina diaria. Además, cuando sientas que el estrés aparece, puede ser útil respirar profundamente varias veces y soltarlas lentamente. Aprender a meditar, dedicarse tiempo a uno mismo y hacer ejercicio con regularidad son herramientas importantes para reducir la cantidad de estrés en la vida.

Participar en un grupo de apoyo te pone en contacto con otras personas que saben exactamente el efecto que tiene la EII en tu vida diaria... porque están pasando por lo mismo que tú. Pueden ofrecerte apoyo y consejos sobre cómo afrontar los síntomas y el efecto que tienen en ti.

Tratamiento médico

El objetivo del tratamiento médico es detener la inflamación anormal para que el tejido intestinal tenga la oportunidad de sanar. A medida que lo hace, los síntomas de diarrea y dolor abdominal deberían aliviarse. Una vez controlados los síntomas, el tratamiento médico se centrará en disminuir la frecuencia de los brotes y mantener la remisión.

Los médicos suelen adoptar un enfoque gradual en el uso de medicamentos para la enfermedad inflamatoria intestinal. De este modo, se utilizan primero los fármacos menos dañinos o los que sólo se toman durante un breve periodo de tiempo. Si no funcionan, se utilizan fármacos de un escalón superior.

El tratamiento suele comenzar con aminosalicilatos, que son fármacos antiinflamatorios similares a la aspirina, como la balsalazida (Colazal), la mesalamina (Asacol, Apriso, Lialda, Pentasa), la olsalazina (Dipentum) y la sulfasalazina (Azulfidine). La mesalamina puede tomarse por vía oral o administrarse en forma de supositorio rectal o enema para tratar la colitis ulcerosa. Al ser antiinflamatorios, son eficaces tanto para aliviar los síntomas de un brote como para mantener la remisión. El médico también puede recetar antidiarreicos, antiespasmódicos y supresores de la acidez para aliviar los síntomas. No debe tomar agentes antidiarreicos sin el consejo de un médico.

Si tiene la enfermedad de Crohn, especialmente si va acompañada de una complicación como la enfermedad perianal (tejido enfermo alrededor del ano), el médico puede recetarle un antibiótico que deberá tomar junto con sus otros medicamentos. Los antibióticos se utilizan con menos frecuencia para la colitis ulcerosa.

Si los primeros fármacos no proporcionan un alivio adecuado, el médico probablemente recetará un corticoesteroide, que es un antiinflamatorio de acción rápida. Los corticosteroides suelen proporcionar un alivio rápido de los síntomas junto con una gran disminución de la inflamación. Pero debido a los efectos secundarios asociados a su uso a largo plazo, los corticosteroides sólo se utilizan para tratar los brotes y no se emplean para mantener la remisión.

Los agentes inmunomodificadores son los siguientes fármacos que se utilizan si los corticosteroides fallan o son necesarios durante periodos prolongados. Estos medicamentos no se utilizan en las reagudizaciones, ya que pueden tardar hasta 2 ó 3 meses en hacer efecto. Estos medicamentos se dirigen al sistema inmunitario, que libera las sustancias químicas que inducen la inflamación en las paredes del intestino. Algunos ejemplos de los inmunosupresores más comunes son la azatioprina (Imuran), el metotrexato (Rheumatrex) y la 6-mercaptopurina o 6-MP (Purinethol).

Las terapias biológicas son anticuerpos que se dirigen a la acción de otras proteínas que causan inflamación. El infliximab (Remicade), el infliximab-abda (Renflexis) y el infliximab-dyyb (Inflectra) son fármacos aprobados por la FDA para tratar la enfermedad de Crohn de moderada a grave cuando los medicamentos estándar han sido ineficaces. Pertenecen a una clase de fármacos conocidos como agentes anti-TNF. El TNF (factor de necrosis tumoral) es producido por los glóbulos blancos y se cree que es el responsable de promover el daño tisular que se produce con la enfermedad de Crohn. Otros agentes anti-TNF aprobados para la enfermedad de Crohn son adalimumab (Humira), adalimumab-atto (Amgevita) y certolizumab (C imzia). Una alternativa al tratamiento anti-TNF para la enfermedad de Crohn son los fármacos biológicos dirigidos a la integrina, dos de los cuales son natalizumab (Tysabri) y vedolizumab (Entyvio). Otro fármaco, ustekinumab (Stelara), bloquea la IL-12 y la IL-23.

Adalimumab (Humira), adalimumab-atto (Amjevita), certolizumab (Cimzia), golimumab (Simponi, Simponi Aria), infliximab (Remicade), infliximab-abda (Renflexis) e infliximab-dyyb (Inflectra) son algunos de los fármacos anti-TNF aprobados por la FDA para la colitis ulcerosa.

Si no responde a los fármacos recomendados para la EII, hable con su médico sobre la posibilidad de inscribirse en un ensayo clínico. Los ensayos clínicos son la forma en que se prueban los nuevos tratamientos de una enfermedad para ver su eficacia y la respuesta de los pacientes a los mismos. Puede informarse sobre los ensayos clínicos en el sitio web de la Crohn's & Colitis Foundation of America.

Se utiliza alguna vez la cirugía para tratar la enfermedad inflamatoria intestinal?

El tratamiento quirúrgico de la EII depende de la enfermedad. La colitis ulcerosa, por ejemplo, puede curarse con cirugía, porque la enfermedad se limita al colon. Una vez extirpado el colon, la enfermedad no vuelve a aparecer. Sin embargo, la cirugía no curará la enfermedad de Crohn, aunque se pueden utilizar algunas cirugías. El exceso de cirugías en personas con enfermedad de Crohn puede provocar más problemas.

Existen varias opciones quirúrgicas para las personas con colitis ulcerosa. La más adecuada para usted depende de varios factores:

  • El grado de su enfermedad

  • Su edad

  • Su estado de salud general

La primera opción se llama proctocolectomía. Supone la extirpación de todo el colon y el recto. A continuación, el cirujano realiza una abertura en el abdomen llamada ileostomía que llega a parte del intestino delgado. Esta abertura proporciona una nueva vía para que las heces se vacíen en una bolsa que se adhiere a la piel con un adhesivo.

Otra intervención quirúrgica habitual es la llamada anastomosis ileoanal. El cirujano extirpa el colon y luego crea una bolsa interna que conecta el intestino delgado con el canal anal. Esto permite que las heces sigan saliendo por el ano.

Aunque la cirugía no cura la enfermedad de Crohn, alrededor del 50% de las personas que la padecen necesitan operarse en algún momento. Si tienes la enfermedad de Crohn y necesitas operarte, tu médico te explicará las opciones que tienes. Asegúrese de hacer preguntas y de entender el objetivo o los objetivos de la cirugía, los pros y los contras, y lo que podría ocurrir si no se opera.

Cuando se tiene una EII, los síntomas aparecen y desaparecen a lo largo de muchos años. Eso no significa que te controlen. Controlar su enfermedad con la ayuda de sus proveedores de atención médica es la mejor manera de mantenerse lo más saludable posible a largo plazo.

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