¿Es TDAH o estrés traumático infantil? ¿Cómo saberlo?

Los síntomas del TDAH se asemejan a los del estrés traumático infantil. ¿Qué hacer si un niño tiene ambos? Aprenda a diferenciar y a ayudar.

El estrés traumático infantil es la reacción psicológica que tienen los niños ante un acontecimiento traumático, tanto si les ocurre a ellos como si ven que le ocurre a otra persona. Estos acontecimientos pueden afectar al cerebro, las emociones y el comportamiento de los niños de la misma manera que los acontecimientos traumáticos pueden afectar a los adultos.

A veces, pasar por un evento traumático puede causar verdaderos problemas de atención. Pero el trauma y el TDAH pueden confundirse en el diagnóstico porque los síntomas del trauma imitan a los del TDAH.

Comparten varios síntomas, entre ellos:

  • Problemas de concentración

  • Dificultad para aprender

  • Se distrae con facilidad

  • No escucha bien

  • Desorganizado

  • Hiperactivo/inquieto

  • No duerme bien

Algunos estudios muestran que los niños diagnosticados con TDAH tienen más probabilidades de haber sufrido un evento traumático que los niños que no tienen TDAH. Los científicos también han descubierto que el TDAH y el estrés traumático infantil afectan a la misma región del cerebro: la corteza prefrontal y temporal, que controla las emociones, los impulsos y la toma de decisiones.

¿Qué se considera un acontecimiento traumático?

Los acontecimientos traumáticos pueden afectar al cerebro y al comportamiento de un niño de la misma manera que pueden afectar a un adulto. Algunos ejemplos son:

  • Lesiones graves

  • Condiciones médicas que amenazan la vida

  • Abuso físico o sexual

  • Ser testigo de actos violentos

  • Negligencia o abandono

  • Muerte de un ser querido

  • Catástrofes naturales

  • Accidentes de tráfico

  • Pobreza

  • Divorcio

Cómo saber si es estrés traumático infantil

A veces es obvio si un niño ha pasado por un evento traumático. Si su hijo ha sufrido un accidente o se ha sometido a una operación quirúrgica importante, es probable que usted sea consciente de la situación.

Pero no siempre está tan claro. Tal vez haya sufrido abusos sexuales o haya sido víctima de acoso escolar. Si su hijo presenta síntomas de TDAH, hable con él y hágale preguntas.

Tampoco espere que su médico lo descubra. No todos los pediatras preguntan de forma rutinaria a los niños sobre su salud mental o lo que ocurre en casa. Son pocos los que hacen pruebas de detección de la mayoría de los eventos traumáticos. Los que sí preguntan se centran principalmente en la depresión o el divorcio.

Si te tomas el tiempo de preguntar cuando veas alguno de los signos, es más probable que descubras el trauma.

Cómo puedes ayudar

Si su hijo se ha visto afectado por un trauma, su apoyo y atención pueden ayudarle a recuperarse. Aquí tienes algunas cosas que puedes hacer:

Averiguar qué es lo que desencadena su trauma. A veces, incluso una actividad o frase inofensiva puede desencadenar un trauma. Tal vez su hijo haya sido testigo de actos de violencia y en ese momento se emitía un programa de televisión concreto. Ahora, cuando se emite ese programa, se pone muy nervioso. Identifique lo que le distrae o angustia y ayúdele a evitarlo.

Estar presente. Esté disponible, tanto emocional como físicamente, para un niño que ha sufrido un trauma. Es posible que se comporte de forma que aleje a la gente. Sé paciente. Ofrézcale ánimo, consuelo y atención positiva.

Mantenga la calma y sea respetuoso. Cuando su hijo parezca abrumado, mantenga la calma y no levante la voz. Reconozca sus sentimientos. Sea tranquilizador, pero también honesto. (No haga falsas promesas, por ejemplo). Nunca castigue al niño con disciplina física. En su lugar, establezca límites razonables y claros, y premie el buen comportamiento.

Ayúdele a relajarse. Enséñele ejercicios de respiración lenta o busque música tranquilizadora que le guste. Desarrolle un mantra positivo o una afirmación que pueda repetir: estoy a salvo o soy amado.

Crea rutinas. La previsibilidad puede ayudar a los niños a sentirse más seguros. Establece una rutina para las comidas o la hora de acostarse, y avísales antes de cualquier cambio en su horario.

Dales un poco de control. Deja que tomen decisiones adecuadas a su edad para que sientan que controlan su vida. Esto también puede ayudarles a relajarse.

Busque ayuda profesional. Si los síntomas de su hijo duran más de unas pocas semanas, o si empeoran, puede ponerse en contacto con un consejero de salud mental infantil. Ellos pueden proporcionar más recursos, como la terapia conductual o la medicación, para que el niño reciba la ayuda y el apoyo que necesita... para recuperarse del acontecimiento traumático.

Cuida de ti mismo. Criar a un niño bajo este tipo de estrés no es fácil. Puede tensar tus relaciones, con ellos o con otras personas. A veces las familias pueden sentirse aisladas.

Además, si algo traumático le ocurre a tu hijo, es probable que también te afecte a ti. Esto se llama trauma secundario. Es particularmente probable si usted ha tenido su propio trauma en el pasado. Estos consejos pueden ayudarte a mantenerte fuerte:

  • Dedica tiempo a las cosas que te gustan y a las que favorecen tu salud mental.

  • No se tome el mal comportamiento del niño como algo personal.

  • Celebra las mejoras en su comportamiento, por pequeñas que sean.

  • Busque apoyo de la familia, los amigos o los profesionales de la salud mental.

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