Si acabas de descubrir que eres seropositivo, puede que no sepas qué hacer primero. Averigua cómo empezar para mantenerte sano y proteger a los demás.
Junto con tu nuevo diagnóstico, te enfrentarás a una serie de decisiones clave que debes tomar y acciones que debes emprender.
Hágase un chequeo de referencia
Aunque seas seropositivo, puede que no te sientas enfermo o diferente. Pero es importante que te hagas una evaluación médica completa para que puedas seguir los cambios en tu salud a lo largo del tiempo. El médico también utiliza la información para decidir qué medicamentos pueden ser más eficaces para ti y el momento adecuado para empezar a tomarlos.
Puedes acudir a tu médico habitual, visitar la clínica de salud pública de tu localidad o encontrar un médico a través del directorio de tratamiento del VIH del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. También puedes llamar al teléfono de atención al VIH/SIDA de tu estado.
El tratamiento del VIH se llama terapia antirretroviral (TAR), y debes empezar a tomarlo de inmediato. Los fármacos, que tomarás a diario, no son una cura. Pero evitarán que la infección empeore y reducirán drásticamente el número de virus en el organismo. Estarás más sano, vivirás más tiempo y será mucho menos probable que transmitas el VIH a otras personas.
Díselo a ciertas personas
No tienes que compartir tu diagnóstico de VIH con todo el mundo. Pero algunas personas pueden tener derecho legal a saberlo. Es posible que quieras decírselo a otros voluntariamente.
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Parejas sexuales. Doce estados requieren que reveles tu VIH antes de tener relaciones sexuales con alguien. Sólo Indiana y Carolina del Norte exigen que se notifique a las parejas sexuales anteriores. Aunque no sea obligatorio, considera la posibilidad de revelar tu estado de VIH a las personas cuya seguridad pueda depender de ello.
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Compartidores de agujas. Cuatro... estados exigen que reveles tu VIH a cualquier persona que comparta tu aguja para inyectarse drogas.
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Profesionales de la salud. Aparte de tu médico especialista en VIH, casi nunca estás obligado a decírselo a tus otros médicos, dentista, enfermera u otros especialistas de la salud. Pero es posible que puedan atenderte mejor si tienen un panorama completo de tu salud.
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La familia y los amigos. En su mayor parte, esta es tu decisión. Pero abrirte sobre tu VIH puede aportarte apoyo emocional y de otro tipo, así como ayuda durante tu tratamiento o emergencias médicas.
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Empleadores. Tu jefe y tu empresa no tienen derecho a conocer tu condición de seropositivo, a menos que exista una preocupación válida por la exposición accidental a la sangre y otras cuestiones de seguridad. Y si te preocupa la posible discriminación, puede ser mejor no contarlo.
Protege a los demás, y a ti mismo
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Utilice siempre preservativos para las relaciones sexuales. La terapia antirretroviral puede mantener su carga viral tan baja que es poco probable que transmita el VIH a otras personas. Sin embargo, no confíes únicamente en la medicación. Los preservativos también os protegerán a ti y a tu pareja de otras ETS como la clamidia, la sífilis, la gonorrea y el herpes.
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No compartas las agujas.
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No des el pecho. El VIH puede pasar a tu bebé a través de tu leche.
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Las parejas sexuales no infectadas pueden tomar una píldora diaria llamada PrEP (profilaxis previa a la exposición) para obtener una protección adicional contra el VIH.
Comprender el VIH
Aprende lo que es y lo que no es el VIH. Conocer los hechos te ayudará a tomar decisiones inteligentes sobre tu enfermedad. Estar informado también puede permitirte manejar mejor cualquier temor e incertidumbre.
Un buen lugar para empezar es el sitio web sobre el VIH del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, HIV.gov.
Controla tu salud
Acude a tus citas con el médico. Te extraerán sangre cada pocos meses, especialmente durante el primer año. Estos análisis permiten controlar la carga viral del VIH, que indica la eficacia de los medicamentos contra el VIH, y el recuento de CD4, que muestra la respuesta del sistema inmunitario al tratamiento. Las visitas también te darán la oportunidad de hacer preguntas a tu médico.
Esté atento a las complicaciones
El VIH, si no se trata, debilita tu sistema inmunológico, por lo que puedes enfermarte más a menudo o enfermarte más que las personas sin VIH. La lista de infecciones oportunistas que puedes contraer incluye neumonía, diarrea y tuberculosis.
Esté atento a cualquier síntoma que deba ser revisado por su médico, incluyendo:
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Una capa blanca en la boca (aftas)
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Problemas respiratorios o tos persistente
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Manchas de color púrpura, rosa o marrón en la piel
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Una erupción, que podría ser una reacción a los medicamentos
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Problemas de visión, sensibilidad a la luz o dolor de ojos
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Entumecimiento, pinchazos o dolor en las manos y los pies
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Rigidez en el cuello
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Calambres o dolor en el bajo vientre
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Diarrea severa
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Ganglios linfáticos inflamados, especialmente en un lado del cuerpo
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Pensamiento confuso
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Problemas de equilibrio
Aprovechar el apoyo
Conéctate con grupos o individuos que entienden por lo que estás pasando. Consulte con su clínica médica o con los departamentos de salud locales o estatales. O grupos de apoyo locales sin ánimo de lucro. Si te unes a grupos de chat en línea o a tableros de mensajes, ten en cuenta que la información que recojas puede no ser siempre exacta.
Acepte su nueva normalidad
Vivir con el VIH marca una nueva fase de tu vida. Pero si tomas tus medicamentos para el VIH según lo prescrito, puede ser tan saludable, activa y satisfactoria como antes. Haz que sea una prioridad cuidar tu cuerpo y tu mente. Busca ayuda si te sientes deprimido y mantente en contacto con las personas que quieres y que te apoyan.