Una dieta nutritiva es clave cuando se tiene el VIH. El médico explica qué debes comer para mejorar tu energía y fuerza, y evitar complicaciones.
No hay un plan de alimentación específico para las personas con VIH, pero una dieta saludable en general puede ayudar mucho a tu salud.
El virus debilita tu sistema inmunitario. Como el cuerpo utiliza los nutrientes para mantener sus defensas contra los gérmenes, comer bien puede ayudarte a combatir las infecciones. También puede aumentar tu energía, mantenerte fuerte, ayudarte a evitar complicaciones de salud y aliviar los problemas provocados por el VIH y sus tratamientos.
Sigue estos sencillos consejos para empezar.
1. Tienen un alto contenido en nutrientes llamados antioxidantes, que protegen tu sistema inmunitario. Intenta consumir entre cinco y nueve raciones de productos al día. Una forma fácil de alcanzar ese objetivo es llenar la mitad del plato con frutas y verduras en cada comida. Come muchos productos diferentes para obtener la mayor cantidad de vitaminas y minerales.
2. 2. Apuesta por las proteínas magras. Tu cuerpo la utiliza para crear músculo y un sistema inmunitario fuerte. Elige opciones saludables como la carne de vacuno magra, las aves de corral, el pescado, los huevos, las judías y los frutos secos.
Es posible que tengas que consumir más proteínas si tienes un peso inferior al normal o estás en una fase avanzada del VIH. Tu médico puede ayudarte a determinar la cantidad adecuada para ti.
3. Elige cereales integrales. Al igual que la gasolina en un coche, los carbohidratos dan energía a tu cuerpo.
Por eso, los carbohidratos integrales, como el arroz integral y el pan de trigo integral, son el mejor combustible.
Están repletos de vitaminas del grupo B y fibra, que aumentan la energía. Y cuando comes mucha fibra, eso puede reducir tus posibilidades de tener depósitos de grasa llamados lipodistrofia, un potencial efecto secundario del VIH.
4. Limita el azúcar y la sal. Ya sea por el virus o por los fármacos que tomas para el tratamiento, el VIH aumenta las posibilidades de padecer enfermedades cardíacas. Un exceso de azúcar y sal puede dañar tu corazón. Por ello, procura que menos del 10% de tus calorías diarias provengan de alimentos y bebidas con azúcar añadido. Tampoco debes consumir más de 2.300 miligramos de sodio al día.
5. Las grasas proporcionan energía, pero también tienen muchas calorías. Si no está intentando ganar peso, limite su consumo. Las opciones saludables para el corazón son los frutos secos, los aceites vegetales y el aguacate.
6. Consulta a tu médico sobre cualquier problema relacionado con la dieta o el peso. Los medicamentos para el VIH, o el propio virus, pueden crear el escenario para problemas relacionados con la alimentación o el peso. Habla con tu médico sobre ellos, incluyendo estos comunes:
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Pérdida de apetito. La pérdida de peso no deseada puede debilitar su cuerpo, por lo que es importante tener suficientes calorías. Es posible que tenga que consumir más alimentos densos en energía, como la mantequilla de cacahuete u otras mantequillas de frutos secos. Una buena opción es un batido o licuado con más calorías, dice Kristen F. Gradney, directora de servicios de nutrición y metabolismo del Centro Médico Regional Nuestra Señora del Lago.
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Náuseas. Si los alimentos le producen náuseas, es posible que tenga que comer cantidades más pequeñas con más frecuencia en lugar de hacer tres comidas grandes al día. Las galletas saladas son fáciles de digerir para la mayoría de la gente, dice Gradney. Acompáñalas con alguna proteína, como la mantequilla de cacahuete. Si incluso el olor de la cocina le produce náuseas, puede pedirle a otra persona que le prepare la comida.
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Problemas en la boca. ¿Te cuesta tragar o te duelen las llagas en la boca? Cocina las verduras de forma suave para que no estén duras y crujientes. Evita los alimentos picantes o ácidos y enjuágate la boca con agua antes y después de comer.
7. Coma la cantidad adecuada de calorías. Su médico puede recomendarle un suplemento nutricional si tiene una pérdida de peso no deseada.
Pero las personas con VIH suelen tener demasiado peso. El sobrepeso o la obesidad pueden aumentar las posibilidades de contraer enfermedades a largo plazo, como las cardiopatías, la diabetes y algunos cánceres. Es más, puede debilitar tu sistema inmunitario: un estudio reciente encontró un indicio de ello en las personas obesas con VIH, en comparación con las que tenían un peso saludable.
8. Bebe mucho líquido. La mayoría de la gente no bebe lo suficiente. Asegúrate de tomar al menos de ocho a diez vasos de agua u otras bebidas saludables durante cada día. Los líquidos ayudan a transportar los nutrientes y a eliminar del cuerpo los medicamentos usados. También pueden elevar tus niveles de energía y evitar que te deshidrates. Tendrás que beber más si tienes diarrea o tienes náuseas, dice Gradney.
9. Sigue las normas de seguridad alimentaria. Dado que el VIH disminuye las defensas de tu cuerpo contra los gérmenes, "incluso un caso leve de intoxicación alimentaria puede conducir a una infección o enfermedad grave, dice Gradney.
Practica estos hábitos buenos para ti:
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Lávate las manos con agua y jabón antes y después de comer. Lava también las tablas de cortar y los utensilios después de cada uso.
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Evite los huevos crudos. Cocine todas las carnes, mariscos y aves hasta que estén bien cocidas.
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Descongele las carnes y otros alimentos congelados en la nevera o en el microondas.
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Aclara todas las frutas y verduras frescas con agua limpia.
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Comprueba las fechas de caducidad, y tira cualquier alimento que creas que es viejo.
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Recalienta bien las sobras antes de comerlas.
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Si viajas al extranjero y no estás seguro de si el agua es apta para el consumo, utiliza agua embotellada y evita el hielo y las bebidas no pasteurizadas.