Sam Morton: Vivir con una enfermedad cardíaca

El miembro de la comunidad médica Sam Morton vive cada día al máximo, a pesar de padecer una enfermedad cardíaca crónica.

He descubierto que, la mayor parte del tiempo, mi vida con una enfermedad crónica puede ser muy parecida a la de los demás. Tengo 41 años. Soy padre, marido, tío, sobrino e hijo. Soy un ex policía. Y, para sorpresa o desconcierto de mis amigos y familiares, soy un antiguo luchador profesional, del tipo estridente, falso y televisivo. Soy escritor y el miembro masculino simbólico del comité de promoción de la mujer de mi oficina.

Soy muchas cosas para mucha gente. Sobre todo, soy un hombre con una enfermedad cardíaca avanzada, agravada por la diabetes de tipo 2. Cuando tenía 38 años, me sometí a una cirugía de bypass cuádruple. Una de mis arterias estaba obstruida en un 99% y las otras en un 90%.

Después de la operación, me colocaron un stent [un pequeño tubo en forma de malla que se utiliza para abrir las arterias obstruidas]. Pasó una semana hasta que me sentí "normal". Luego volví a la rutina: manejo de la bomba de insulina y medicamentos. Es mi diabetes la que me ha acelerado el camino hacia la enfermedad cardíaca, y no puedo permitirme el lujo de no controlarla adecuadamente.

Antes de que me colocaran el stent, tomaba nitroglicerina para aliviar una angina de pecho leve pero evidente. Recientemente, no la he tocado. Me lo tomo como una señal fantástica, pero mi cardiólogo es siempre un poco más cauto. Sin embargo, soy bastante optimista respecto a mi próxima cita de seguimiento.

La vida, con o sin una enfermedad crónica, no puede ser una constante fiesta de lástima.La actitud y la buena salud mental son claves para la buena salud física. La actitud y la buena salud mental son claves para una buena salud física. Puedo hacer dieta, ejercicio y controlar mi diabetes. Puedo tomar fielmente mis medicamentos para el colesterol.

Últimamente, mi mayor preocupación es encontrar la fiambrera de mi hijo y los zapatos de tenis de mi hija para no llegar tarde al colegio. Puedo llevar una vida normal. Podemos ir juntos a la playa, a la montaña, de camping. Con mis amigos y mi familia ampliada, puedo celebrar los nacimientos de sus hijos o nietos. Puedo ver a mi hija hacer ballet y a mi hijo competir en karate. Puedo cogerles la mano y secarles las lágrimas. Con o sin una enfermedad crónica, esto es "normal". Esto es la vida.


Publicado originalmente en el número de enero/febrero de 2006 de doctor theMagazine.

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