La enfermedad persiste en 1 de cada 4 niños que contrajeron COVID con síntomas

Una cuarta parte de los niños y adolescentes que contraen COVID-19 y presentan síntomas desarrollan problemas persistentes, según un nuevo estudio preimpreso.

La enfermedad persiste en 1 de cada 4 niños que contrajeron COVID con síntomas

Por Carolyn Crist

15 de marzo de 2022 -- Una cuarta parte de los niños y adolescentes que contraen COVID-19 y tienen síntomas desarrollan problemas persistentes, según un nuevo estudio previo.

Los problemas a largo plazo eran muy variados y se asemejaban a los largos síntomas de COVID observados en los adultos, como fatiga, trastornos del sueño, problemas respiratorios, problemas cardíacos y problemas gastrointestinales.

Los niños y los adolescentes también tienen consecuencias para la salud física y mental derivadas de la COVID-19, dijo a Reuters la doctora Sonia Villapol, autora principal del estudio y neurocientífica del Instituto de Investigación Médica de Houston.

Identificar los principales signos y síntomas de la COVID pediátrica de larga duración puede ayudar a diagnosticar, desarrollar mejores tratamientos, crear equipos multidisciplinarios para un manejo clínico óptimo y encontrar factores de riesgo para la prevención, dijo.

Villapol y los investigadores de EE.UU., México y Suecia reunieron los datos de 21 estudios anteriores realizados en Europa, Asia, Australia y Sudamérica para calcular el número de pacientes menores de 18 años que padecen COVID larga e identificar los síntomas más comunes.

Entre más de 80.000 niños y adolescentes con COVID-19, el 25% tuvo síntomas que duraron al menos de 4 a 12 semanas o nuevos síntomas persistentes que aparecieron en 12 semanas. La COVID larga apareció en más del 29% de los pacientes hospitalizados. Los niños que tenían COVID-19 grave, obesidad, enfermedades relacionadas con la alergia u otros problemas de salud de larga duración eran más propensos a padecer COVID larga.

Los problemas más frecuentes eran los síntomas del estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión, seguidos de la fatiga y los trastornos del sueño. Otros síntomas comunes eran neuropsiquiátricos (dolores de cabeza, cambios en la capacidad de pensar, mareos, problemas de equilibrio), cardiorrespiratorios (dificultad para respirar, congestión, intolerancia al ejercicio, dolor y opresión en el pecho, tos, ritmo cardíaco irregular), cognitivos (disminución de la concentración, dificultad para aprender, confusión, pérdida de memoria), relacionados con la piel (demasiada sudoración, picor, caída del cabello) y gastrointestinales (pérdida de apetito, dolor de barriga, estreñimiento, diarrea, vómitos y náuseas).

En comparación con los niños sin COVID-19, los niños que contrajeron el coronavirus tenían 10 veces más probabilidades de sufrir una pérdida persistente del gusto o del olfato, el doble de probabilidades de tener problemas respiratorios duraderos y el doble de probabilidades de tener problemas de fiebre continuos.

Los autores del estudio señalaron que es necesario seguir investigando porque los análisis de los datos agrupados de muchos estudios con métodos diferentes pueden plantear límites. Pero la investigación puede ayudar a identificar la COVID prolongada y a tratar a los niños con estos síntomas persistentes.

La COVID prolongada representa un importante problema de salud pública, y no existen directrices para abordar su diagnóstico y tratamiento, concluyeron los autores del estudio, destacando la importancia de vigilar continuamente el impacto de la COVID prolongada en niños y adolescentes.

Hot