Consejos para vivir con regurgitación de la válvula mitral

La regurgitación de la válvula mitral no tiene cura si no es mediante una intervención quirúrgica, pero hay muchas formas de mantenerse lo más sano posible durante el mayor tiempo posible.

Hay muchas formas de ayudarle a usted o a un ser querido a controlar la enfermedad y a mantenerse lo más sano posible. Por ejemplo, haciendo ejercicio, comiendo bien, con grupos de apoyo y visitando regularmente al médico, entre otras cosas.

Algunas personas pueden necesitar una intervención quirúrgica, mientras que los cambios en el estilo de vida o los medicamentos son lo mejor para otras. Usted y su médico trabajarán juntos para determinar el plan adecuado para usted.

Es útil saber algunas cosas sobre la enfermedad antes de aprender a manejarla.

Conceptos básicos sobre el corazón

Tu corazón tiene 4 cámaras. Las superiores se llaman aurículas y las inferiores son los ventrículos. La válvula mitral controla el flujo de sangre que sale de la aurícula izquierda, por donde entra la sangre rica en oxígeno procedente de los pulmones y se bombea al resto del cuerpo.

Se supone que es una puerta unidireccional, que deja salir la sangre pero nunca la devuelve.

Si no funciona bien, parte de la sangre puede volver a la aurícula izquierda. Dependiendo de su caso, puede sentirse muy cansado y tener dolor en el pecho o dificultad para respirar cuando esto ocurre. Si no se trata, algunos casos pueden empeorar y causar problemas de salud mayores.

Pruebas

Recibir un diagnóstico es el primer paso. El médico dispone de varios medios para hacerse una idea más clara de la evolución de su enfermedad:

  • Prueba de esfuerzo, en la que se le monitoriza mientras está en una cinta de correr

  • Radiografía de tórax

  • TAC, que utiliza muchas imágenes de rayos X para crear una imagen de su corazón

  • Ecocardiograma, que utiliza ondas sonoras para hacer una imagen del corazón que late, similar a una prueba de ultrasonido

  • Cateterismo cardíaco, en el que se guía un tubo fino y flexible desde un vaso sanguíneo hasta el corazón para que el médico pueda hacer pruebas

Es posible que le hagan pruebas de seguimiento de vez en cuando, dependiendo de su caso.

Cómo controlar su enfermedad

No importa en qué fase se encuentre su regurgitación, hay cosas que puede hacer en casa para controlarla. Su médico puede plantear muchas de las siguientes:

Medicación: Ningún medicamento puede detener directamente la regurgitación. Pero los medicamentos pueden ayudar a resolver otros problemas que provoca, como la hipertensión arterial. Asegúrate de seguir las instrucciones y habla con tu médico si sientes efectos secundarios.

Acude a tus citas: Debe hacer de su salud una prioridad. Eso significa poner las visitas al médico en lo más alto de tu lista de tareas.

Comer bien: Debe comer mucha fruta, verdura, cereales integrales y proteínas. Deberás limitar la sal, los azúcares añadidos, las grasas saturadas y trans y el alcohol.

Su médico puede recomendarle la llamada dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension).

El ejercicio: Desempeña un papel importante en el control de muchos tipos de enfermedades cardíacas. Tendrá que hablar con su médico sobre qué tipo de actividad física es más segura para usted.

Su médico puede recomendarle al menos dos horas y media de ejercicio aeróbico de intensidad moderada cada semana y limitar la cantidad de tiempo que pasa sentado.

El estrés: Es importante aprender a afrontar el estrés de forma saludable. En algunas personas puede desencadenar un ataque al corazón o dolor en el pecho. La medicación (prescrita por un médico), el ejercicio y la terapia de relajación son algunas formas de reducir la tensión.

Fumar: Aumenta el riesgo de infarto y empeora la regurgitación. Si es fumador y le cuesta dejar de fumar, hable con su médico sobre las formas de abandonar el hábito.

Grupos de apoyo

Es posible que descubras que necesitas ayuda para aprender a vivir con esta enfermedad. Quizá sólo necesites a alguien con quien hablar.

Hay grupos de apoyo que pueden ayudarte a manejar el lado emocional de un diagnóstico. La familia y los amigos suelen ser un buen lugar al que acudir en busca de apoyo.

También puedes preguntar a tu médico por otras opciones de apoyo en tu ciudad. A menudo cuentan con personal que puede ayudarte a empezar.

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