El médico analiza las causas, los síntomas y el tratamiento del derrame pericárdico, una cantidad anormal de líquido entre el corazón y el saco que lo rodea.
El pericardio es un saco duro y estratificado. Cuando el corazón late, se desliza fácilmente dentro de él. Normalmente, entre las dos capas del saco hay de 2 a 3 cucharadas de líquido pericárdico transparente y amarillo. Este líquido facilita el movimiento del corazón dentro del saco.
Si tiene un derrame pericárdico, hay mucho más líquido. Los pequeños pueden contener 100 mililitros de líquido. Los muy grandes pueden tener más de 2 litros.
Causa
En la mayoría de los casos, la inflamación del saco, una condición llamada pericarditis, conduce al derrame. A medida que se inflama, se produce más líquido.
Las infecciones víricas son una de las principales causas de la inflamación y de los derrames que provoca. Estas infecciones incluyen:
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Citomegalovirus
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Coxsackievirus
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Echovirus
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Infección por el VIH
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Lupus
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Tuberculosis
En estos casos, el tratamiento de la afección médica subyacente suele ayudar a tratar el derrame.
Otras afecciones que pueden causar estos derrames son:
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Cáncer
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Lesión en el saco o en el corazón por un procedimiento médico
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Ataque al corazón
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Insuficiencia renal grave, también llamada uremia
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Enfermedad autoinmune (lupus, artritis reumatoide y otras)
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Infecciones bacterianas, incluida la tuberculosis
En muchos casos, no se puede encontrar ninguna causa. Su médico puede llamar a estos derrames pericárdicos idiopáticos.
Síntomas
Cuando la inflamación del saco provoca un derrame pericárdico, el síntoma principal es el dolor en el pecho. Puede empeorar al respirar profundamente y mejorar al inclinarse hacia delante.
Otros síntomas pueden ser:
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Fiebre
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Fatiga
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Dolores musculares
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Dificultad para respirar
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Náuseas, vómitos y diarrea (si tiene un virus)
Cuando no hay inflamación del saco, no suele haber síntomas.
Los derrames pericárdicos grandes y graves, o los más pequeños que se desarrollan rápidamente, pueden causar síntomas que incluyen:
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Dificultad para respirar
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Palpitaciones (sensación de que el corazón late con fuerza o con rapidez)
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Mareo o desmayo
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Piel fría y húmeda
Un derrame pericárdico con estos síntomas es una emergencia médica y puede poner en peligro la vida.
Diagnóstico
Dado que a menudo no causan síntomas, se descubren con frecuencia después de que los resultados de las pruebas de rutina sean anormales. Estas pruebas pueden incluir:
Examen físico: El médico puede escuchar sonidos anormales sobre el corazón que pueden sugerir una inflamación. Sin embargo, los derrames pericárdicos no suelen detectarse mediante una exploración física.
Electrocardiograma (EKG): Unos electrodos colocados en el pecho rastrean la actividad eléctrica del corazón. Ciertos patrones en un electrocardiograma pueden indicar un derrame pericárdico o la inflamación que lo provoca.
Radiografía de tórax: La silueta del corazón en una de ellas puede estar agrandada. Es un signo de derrame pericárdico.
Si se sospecha que hay uno, la mejor prueba para confirmarlo es un ecocardiograma (ecografía del corazón), ya que el médico vería fácilmente cualquier exceso de líquido.
Una vez identificado el derrame, se calcula su tamaño y gravedad. La mayoría de las veces es pequeño y no causa problemas graves. Si es grande, puede comprimir el corazón y dificultar su capacidad de bombear sangre. Esta situación, denominada taponamiento cardíaco, puede ser mortal.
Para averiguar la causa de un derrame pericárdico, el médico puede tomar una muestra del líquido pericárdico. En este procedimiento, denominado pericardiocentesis, el médico introduce una aguja a través del pecho, hasta el derrame pericárdico, y toma un poco de líquido.
Tratamiento
Depende de su gravedad y de la causa. Los pequeños que no presentan síntomas y se deben a causas conocidas (por ejemplo, insuficiencia renal) no requieren ningún tratamiento especial.
En el caso de los derrames pericárdicos debidos a la inflamación del saco, el tratamiento de la inflamación también trata el derrame.
En ese caso, se le puede administrar:
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Antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como Aleve, Indocin y Motrin.
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Corticosteroides, como la prednisona y el Solu-Medrol
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Colchicina (Colcrys)
Si existe una infección grave o una alteración cardíaca (taponamiento cardíaco), el líquido sobrante debe ser drenado inmediatamente. El drenaje se realiza de dos maneras:
Pericardiocentesis: Un médico introduce una aguja a través del pecho hasta el derrame pericárdico. Se introduce un catéter en el líquido y se aspira.
Pericardiectomía o ventana pericárdica: Un cirujano hace una incisión en el pecho, mete la mano y corta parte del pericardio. De este modo se drena el derrame pericárdico y normalmente se evita su reaparición. El procedimiento requiere anestesia general y es más arriesgado que la pericardiocentesis.
Los derrames pericárdicos de tres meses o más se denominan crónicos. A menudo, no se conoce ninguna causa. Se controlan sin tratamiento. Si hay síntomas o el corazón se ve perjudicado, se suele realizar un drenaje.