La desnutrición en los adultos mayores es grave. Averigüe qué debe esperar y cuándo debe acudir al médico.
Aunque la desnutrición es perjudicial a cualquier edad, afecta especialmente a los adultos mayores. Cuando un adulto mayor está desnutrido, lo hace vulnerable a un mayor riesgo de caídas, tiempos de recuperación más lentos, posibles hospitalizaciones, rehospitalizaciones y posiblemente la muerte.
La desnutrición en los adultos mayores puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo la pérdida de apetito, la falta de capacidad para masticar y tragar, y el aumento del uso de medicamentos recetados. Otros factores de riesgo son la depresión, la demencia, las enfermedades crónicas y la falta de acceso a alimentos óptimamente nutritivos, ya sea por inseguridad alimentaria o por falta de capacidad para preparar y/o comprar alimentos.
¿Qué significa esto?
La desnutrición no se da únicamente en los adultos mayores que padecen hambre, o que no tienen acceso a alimentos saludables. Los adultos mayores son más propensos a tener condiciones crónicas que los ponen en riesgo de desnutrición.
Por ejemplo, si un adulto mayor padece diabetes, cáncer o la enfermedad de Alzheimer, su apetito puede verse afectado, lo que dificulta la alimentación. El tratamiento de este tipo de enfermedades altera el metabolismo y, en ocasiones, obliga a restringir la dieta, lo que hace que los adultos mayores corran el riesgo de sufrir desnutrición.
Los adultos mayores también son hospitalizados con más frecuencia y tienen más probabilidades de estar en centros de atención a largo plazo, lo que los pone en mayor riesgo de desnutrición. Se calcula que el 65% de los adultos mayores hospitalizados podrían sufrir desnutrición.
Signos de desnutrición
Los signos comunes de desnutrición incluyen:
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Pérdida de peso no planificada
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Sentirse débil o cansado
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Pérdida de apetito
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Hinchazón o acumulación de líquidos
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Comer sólo una pequeña cantidad cada vez
Problemas causados por la desnutrición
Los adultos mayores pueden tener varios problemas de salud debido a la desnutrición, incluyendo:
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Un mayor riesgo de muerte
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Un mayor riesgo de hospitalización
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Un sistema inmunitario debilitado, que puede aumentar el riesgo de infecciones
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Disminución de la masa ósea y debilidad muscular, lo que puede provocar caídas y fracturas
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Las heridas no se curan bien
Factores que contribuyen a la desnutrición
La desnutrición se produce generalmente por recibir muy poca comida o por tener una dieta carente de nutrientes. Sin embargo, la desnutrición suele ser más compleja y está causada por una combinación de problemas físicos, sociales y psicológicos como:
Cambios con la edad. A medida que se envejece, es normal que disminuya la capacidad olfativa, gustativa y de mantener un apetito saludable. Esto puede dificultar el disfrute de la comida y tener un hábito alimenticio regular.
Enfermedad. Las complicaciones relacionadas con las enfermedades y la inflamación pueden contribuir a que se produzcan cambios en la forma en que el cuerpo procesa los nutrientes y a que disminuya el apetito.
Incapacidad para comer. Una mala salud dental, una capacidad limitada para manipular la vajilla o la dificultad para masticar o tragar pueden contribuir a la desnutrición.
Demencia. Los problemas de memoria o de comportamiento derivados de la demencia o la enfermedad de Alzheimer pueden dar lugar a que se olviden de comer, no compren alimentos o tengan otros hábitos alimentarios irregulares.
Medicamentos. Ciertos medicamentos pueden afectar a la capacidad de absorción de nutrientes o al apetito.
Dietas restringidas. Cuando se controlan las condiciones médicas mediante restricciones en la dieta, a menudo puede llevar a no comer lo suficiente.
Ingresos limitados. Los adultos mayores pueden tener problemas financieros que dificultan la compra de alimentos saludables, especialmente si están tomando medicamentos de mantenimiento costosos.
Reducción del contacto social. Los adultos mayores que suelen comer solos pueden no disfrutar tanto de las comidas y pueden perder el interés por cocinar y comer.
Acceso limitado a los alimentos. Los adultos mayores con movilidad limitada pueden no tener fácil acceso a los tipos de alimentos adecuados.
Depresión. El dolor, el deterioro de la salud, la falta de movilidad, la soledad y otros factores pueden contribuir a la depresión, que puede provocar una pérdida de apetito.
Alcoholismo. El abuso del alcohol puede dar lugar a malos hábitos alimenticios y a malas decisiones sobre la nutrición. Un exceso de alcohol en el organismo puede interferir en la digestión y absorción de los nutrientes.
Mejorar la nutrición
Las estrategias a la hora de comer pueden ayudar a los adultos mayores a mantener una dieta saludable. Los buenos hábitos alimenticios deben incluir lo siguiente:
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Alimentos ricos en nutrientes. Planifique previamente comidas deliciosas con una variedad de alimentos que incluyan pescado, frutas y verduras frescas, carnes magras y cereales integrales.
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Hierbas y especias. Cree emoción al comer y añada sabor a las comidas utilizando hierbas y especias.
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Aperitivos saludables. Ten a mano tentempiés ricos en nutrientes entre las comidas, como productos lácteos bajos en grasa, frutas o verduras.
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Suplementos nutricionales. Para aumentar las calorías de tu dieta diaria, puedes tomar bebidas nutricionales complementarias. Añade suero de leche en polvo o claras de huevo a las comidas para aumentar las proteínas sin añadir grasas saturadas.
Cuándo hablar con un médico
Hable con un médico acerca de cualquier preocupación que pueda tener en relación con los cambios en el apetito, los cambios de peso u otras preocupaciones sobre su nutrición y salud o la de un adulto mayor que conozca. El médico puede ayudarle mediante:
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Controlando regularmente su peso y examinando su cuerpo para detectar la desnutrición
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Evaluar las condiciones médicas que pueden causar problemas de salud o pérdida de peso
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Tratar las condiciones subyacentes en su cuerpo que causan la desnutrición
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Cambiar una dieta restringida por condiciones médicas como la diabetes
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Recomendar una ingesta diaria de calorías que sea adecuada para usted
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Recomendar los suplementos vitamínicos y minerales necesarios
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Cambiar los medicamentos que le han sido recetados
Una buena nutrición a lo largo de la vida es clave para prevenir enfermedades. La detección precoz a través de exámenes de rutina proporciona los mejores resultados posibles.