Los investigadores que trabajan para desvelar los secretos de la formación de los recuerdos podrían ofrecer algún día tratamientos, o incluso curas, para algunos de nuestros trastornos cerebrales más devastadores, desde el Alzheimer hasta el Parkinson o el retraso mental.
Creando recuerdos
Píldora del recuerdo total
Por Gina Shaw Revisado por la doctora Charlotte E. Grayson Mathis De los archivos del médico
Tus células cerebrales se están muriendo. Las mías también. Las células nerviosas de nuestro cerebro mueren a lo largo de nuestra vida, desde la juventud hasta la vejez, y normalmente no supone una gran diferencia en nuestra vida diaria. Pero cuando las células cerebrales comienzan a morir prematuramente y en masa, el resultado puede ser enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson, o la menos dramática pero a menudo igualmente trágica demencia senil.
Los científicos trabajan ahora para entender cómo las células se dicen a sí mismas que deben morir, y por qué esto ocurre antes en las personas con enfermedades cerebrales degenerativas. Las respuestas a estas preguntas, predicen, podrían conducir no sólo a tratamientos sino a curas para estas enfermedades que afectan a la memoria o a la capacidad de funcionar normalmente. Pero esas respuestas pueden estar aún muy lejos.
Mientras tanto, otro ámbito de la investigación sobre la memoria se acerca mucho más a la línea de meta, con tratamientos potenciales -si no curas absolutas- tentadoramente cercanos. Se trata de la ciencia de la plasticidad cerebral, es decir, de cómo el cerebro aprende y almacena nuevas experiencias. El doctor Tim Tully predice que la investigación sobre la plasticidad cerebral dará lugar a tratamientos para algunas enfermedades que afectan a la memoria en los próximos dos a cinco años. Tully es fundador de la empresa privada Helicon Therapeutics, con sede en Farmingdale (Nueva York), e investigador de los laboratorios Cold Spring Harbor.
El encendido de un 'gen de la memoria'
"Hemos estado trabajando en un gen en particular llamado CREB, que parece ser un 'interruptor' importante para que una [célula nerviosa] decida cuándo formar la memoria a largo plazo", explica Tully. "Cuando se experimenta algo nuevo, se activa un circuito en el cerebro [que enciende CREB]". CREB, explica, actúa como un "contratista general del cerebro", organizando y dirigiendo los procesos de crecimiento que refuerzan las conexiones entre las células nerviosas en un circuito concreto del cerebro. "Esto, creemos, es [cómo formamos] la memoria a largo plazo".
Si los científicos pueden desarrollar fármacos que estimulen el CREB, entonces podrían reforzar la formación de recuerdos a largo plazo en personas con enfermedades como el Alzheimer. "No va a curar [la] muerte celular [que causó el problema], pero activará el proceso de formación de la memoria en las [células cerebrales] supervivientes para que la persona pueda funcionar mejor durante el curso de la enfermedad", explica Tully.
Helicon Pharmaceuticals prevé que el primero de sus compuestos farmacológicos destinados a estimular el CREB estará en fase de pruebas en humanos antes de finales de año.
El doctor Eric Kandel, premio Nobel y pionero de la memoria que descubrió el CREB, también cree que se vislumbran tratamientos eficaces tanto para la enfermedad de Alzheimer como para la pérdida de memoria relacionada con la edad. Pero sugiere que los investigadores de Memory Pharmaceuticals, la empresa que fundó, y otros científicos tardarán entre cinco y diez años en alcanzar ese objetivo.
También él cree que centrarse en los genes y las proteínas que contribuyen a la formación de recuerdos en el cerebro aportará una riqueza inimaginable en cuanto al tratamiento de diversas enfermedades. La investigación de su laboratorio se centra ahora en una amplia gama de fármacos que podrían actuar sobre CREB en las primeras fases del proceso de formación de la memoria, afirma. Memory Pharmaceuticals tiene previsto iniciar ensayos clínicos con al menos algunos de estos fármacos para finales de año.
Tratamientos para la discapacidad intelectual?
El potencial de los fármacos dirigidos a CREB y otros elementos de las vías bioquímicas del cerebro va mucho más allá del tratamiento de los trastornos de la memoria de los adultos mayores. Podrían ser tratables, al menos parcialmente, diversas formas de discapacidad intelectual,... como el síndrome de Down? Tanto Kandel como Tully dicen que sí.
"Cuando examinamos los cerebros de los niños con síndrome de Down que murieron en su primer o segundo año de vida, descubrimos con sorpresa que sus cerebros eran sorprendentemente normales al nacer. No completamente, pero sorprendentemente cerca, durante los primeros seis meses", dice Kandel. "Así que parece que los [genes anormales que causan el síndrome de Down producen] sus efectos tóxicos [con] el tiempo".
Ahora está probando esa teoría en ratones, tratando de determinar qué ocurre si un gen concreto implicado en el síndrome de Down se desactiva y deja de funcionar. La ciencia está en sus primeras etapas, pero cree que bloquear las señales de ese gen, aunque no ofrecerá una "cura", podría reducir significativamente el daño a las capacidades de pensamiento de una persona. "Y si se da a las personas con síndrome de Down incluso una perspectiva algo mejor, se mejora mucho su vida", afirma.
Tully está de acuerdo. "Hay [genes] específicos, que se sabe que participan en la [formación] de la memoria, que son defectuosos en pacientes con algunas formas de retraso mental. Como hemos desarrollado fármacos dirigidos a estos genes, es posible que podamos tratar algunas formas de retraso mental Eso es absolutamente revolucionario, y es sólo el principio."