Una guía para cuidadores sobre los nutrientes clave para las personas mayores, y consejos para ayudarles a comer de forma saludable.
Pero la comida es el combustible del cuerpo, y también parte de su medicina. Para un adulto mayor con una enfermedad de larga duración, una buena nutrición adquiere aún más importancia. Y una alimentación sana no consiste únicamente en contar las calorías y examinar las etiquetas de los alimentos. Las comidas son también un momento de conexión, y la buena comida es uno de los placeres básicos de la vida, a cualquier edad.
Para que las comidas sean menos agitadas, es útil saber qué necesidades dietéticas hay que tener en cuenta y qué ideas hay para satisfacerlas.
Qué contiene una buena dieta
Por lo general, usted obtiene las vitaminas, los minerales y los nutrientes que necesita con una dieta bien equilibrada, pero muchos adultos mayores no lo hacen. He aquí algunas áreas que a menudo se quedan cortas.
Vitaminas B. Vigile las vitaminas B6, B12 y el folato, también llamado ácido fólico. A menudo puedes obtener las tres en los cereales con vitaminas añadidas. También se obtienen:
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B6 en los cereales integrales y en las carnes de órganos, como el hígado
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B12 en las carnes magras y en algunos pescados
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Folato de las verduras oscuras, las judías y los guisantes
Calcio y vitamina D. Son importantes para tener unos huesos fuertes. El calcio está en los productos lácteos, como la leche y el yogur, y en las verduras de hoja verde oscura, como el brócoli y la col rizada. La vitamina D se obtiene tomando el sol. Esto puede ser más difícil para alguien que no está bien, así que busca productos con vitamina D añadida.
Fibra. La fibra es buena para el corazón, ayuda a prevenir la diabetes y mantiene la regularidad para evitar el estreñimiento. Las alubias, los cereales integrales y las verduras son buenas fuentes de fibra.
Grasas saludables. Intenta limitar las grasas (especialmente las saturadas) y el colesterol, y evita totalmente las grasas trans. Pueden provocar problemas de corazón y presión arterial.
Potasio. No comer suficiente potasio puede elevar la presión arterial. El potasio se obtiene en alimentos como los plátanos, las patatas y el yogur.
Consejos para que la nutrición sea más fácil
Llevar una buena nutrición no tiene por qué ser complicado. Empieza con los siguientes consejos, y ten en cuenta las necesidades dietéticas especiales de tus seres queridos: las órdenes de los médicos son lo primero.
Intenta conseguir un plato equilibrado. Llena la mitad del plato con verduras y frutas. Luego, divide la otra mitad entre cereales integrales y una proteína magra, como pollo o judías.
Evita las grasas malas. Las grasas pueden ser complicadas: ¿sabes distinguir las saturadas de las poliinsaturadas? Aquí tienes unas sencillas reglas que te ayudarán:
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Evita las grasas sólidas, como la mantequilla, y utiliza en su lugar aceite de oliva.
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Apuesta por las aves de corral, las carnes magras y el marisco.
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Utilice productos lácteos bajos en grasa o sin grasa.
Cambia de plato. La variedad es la sal de la vida y la clave de la salud. Intenta cambiar las cosas con diferentes frutas, verduras y proteínas en cada comida, o al menos en diferentes días.
Comprueba el color. Cuando veas un plato repleto de colores vivos y muchas verduras, es que has acertado.
Limítate a lo básico. Gran parte de la nutrición se reduce a esto: mucha fruta y verdura, carnes magras, legumbres, cereales integrales y algunas raciones de lácteos. Añade aves de corral, huevos y algunos frutos secos, y estarás listo.
Consejos para los desafíos más comunes
Alimentar a un ser querido con una enfermedad conlleva retos especiales. Aquí hay algunos consejos para ayudar.
Masticar y tragar. Corta la comida en trozos pequeños y sirve alimentos más blandos, como puré de patatas y requesón. También es posible que tengas que hacer puré con las comidas. Si la deglución es un problema, los líquidos más espesos y una pajita pueden facilitar la vida. Y asegúrate de servir agua con las comidas.
Confusión o estrés. Si las comidas son estresantes, simplifica las cosas y permítete pequeños placeres:
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Mantén la mesa despejada y pon sólo los utensilios que necesites?
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Sirve un dulce algunos días, a menos que no puedas por razones de salud. Incluso algo de fruta puede servir.
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Intenta comer juntos o tener compañía para que las comidas sean más sociales...
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Cuando ofrezca alimentos, dé sólo dos opciones. Y tal vez utilice platos más pequeños para servir sólo un alimento a la vez.
Papilas gustativas embotadas y pérdida de apetito. El sentido del gusto se debilita con la edad, y algunos medicamentos lo empeoran. Eso puede afectar a las ganas de comer de tus seres queridos. Para que las comidas sean más apetecibles, puedes:
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Prescindir de la sal, pero añadir zumo de limón, vinagre, hierbas y especias para potenciar el sabor.
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Utiliza alimentos de colores vivos para hacer más atractivas las comidas.
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Varíe los sabores y las texturas.
También podría ofrecer 5-6 comidas o tentempiés pequeños en lugar de tres más grandes. Y ayude a su ser querido a realizar actividad física, si puede. Un paseo o incluso lavar los platos puede ayudar a estimular el apetito...
Dolor de boca. Si el dolor de boca le dificulta comer, pruebe con alimentos más suaves y cremosos, como boniatos o pasta al horno. Además, haz que un dentista revise la dentadura postiza o los dientes de tus seres queridos.
Problemas de fuerza y coordinación. Si le resulta difícil utilizar los utensilios, pruebe a comer con los dedos, como cubitos de queso o sándwiches cortados.
No te olvides del agua
El sentido de la sed también se debilita con la edad. Muchos adultos mayores no se dan cuenta de que tienen sed hasta que ya están deshidratados. Puede ayudar a:
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Evitar las bebidas con sal o azúcares añadidos.
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Poner agua a sorbos a lo largo del día.
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Sirva agua; leche sin grasa o baja en grasa; o caldo claro bajo en sodio.