Cómo aprovechar al máximo su visita al médico

Aunque algunas cosas, como los tiempos de espera y las batas de examen, pueden estar fuera de su control, hay algunas cosas que puede hacer para que su visita al médico sea lo más fluida posible.

Por mucho que quieras a tu médico, es probable que una vez que te pongas la bata y te subas a la mesa de exploración, esperes que la visita sea lo más rápida y sencilla posible.

Aunque algunas cosas, como los tiempos de espera y el desgaste del examen, pueden estar fuera de tu control, hay algunas cosas que puedes hacer para que tu estancia en el médico sea más fácil.

Conozca su objetivo

Prepárate para el éxito desde el principio: Ten claro por qué vas a venir y qué va a pasar en la visita. Empieza cuando llames para pedir la cita.

En la mente de un médico, hay una diferencia muy significativa entre una visita de bienestar, que es preventiva, y una visita por problemas, dice Viviana Martínez-Bianchi, MD, la directora del programa de residencia de medicina familiar en el Departamento de Medicina Comunitaria y Familiar de Duke.

No sólo se facturan de forma diferente (dependiendo de su seguro, una visita de bienestar puede ser gratuita, mientras que una visita por problemas suele conllevar un copago), sino que también ocupan diferentes cantidades de la agenda de sus médicos.

Cuando llame al programador, pregunte:

  • De cuánto tiempo dispondrá el médico para verme?

  • No debo comer ni beber antes de venir?

  • Me toca hacer análisis de laboratorio?

Si llamas y le dices a la recepcionista que te duele la garganta, lo normal es que te atiendan en un plazo de 10 a 15 minutos, dice el doctor John Meigs Jr, presidente de la junta directiva de la Academia Americana de Médicos de Familia. Pero si vienes con otras 14 dolencias, te irás con la sensación de no haber conseguido todo lo que viniste a buscar, y ambos nos iremos frustrados.

Conozca su papel

Tú eres el experto en ti. Pero su médico también es un experto, uno que se ha formado durante muchos años en medicina. Sé un defensor de ti mismo, pero también escucha.

La gente a veces quiere darte su diagnóstico en lugar de sus síntomas, dice Meigs.

Está bien aclarar y plantear las preocupaciones que tienes, pero exigir ciertas pruebas o medicamentos puede retrasar tratamientos que podrían ayudarte realmente.

Se trata de dar y recibir, dice el doctor Russ Blackwelder, profesor adjunto de la Universidad Médica de Carolina del Sur. No domines tus visitas ni dejes que tu médico las domine.

Dice que si no sientes que eres una parte activa de tus visitas, eso puede ser una señal de que necesitas un médico diferente.

Si el médico es el único que habla y se limita a recetar medicamentos sin dedicar tiempo a escuchar, es una señal de alarma.

No tengas miedo de cambiar y ver a alguien que se adapte mejor a ti.

Familiarízate con tu árbol genealógico

Hay diabetes en tu familia? Y la hipertensión arterial? Artritis reumatoide? ¿Otras enfermedades crónicas? Si no lo sabes, es hora de preguntar.

Lo más importante es conocer el historial de salud de los miembros directos de la familia, pero los abuelos y otras personas también pueden entrar en juego, dice Martínez-Bianchi. Pida a su médico una lista de enfermedades para investigar el pasado de su familia, anote las respuestas y llévelas a su visita.

Si su familia tiende a ser reservada en cuanto a su salud, es posible que tenga que mantener algunas conversaciones incómodas. Si son más abiertos, empieza a prestar atención.

Algunas familias se reúnen para la cena de Acción de Gracias y todos hablan de sus problemas médicos durante el pavo, dice Meigs. Si ese es el caso, toma nota: ¡es por tu salud!

Ten a mano los medicamentos

Tu médico necesita saber qué medicamentos estás tomando, incluidos los de venta libre y los suplementos. Le ayudará a descubrir posibles interacciones o efectos secundarios, y a tener una idea de los tipos de tratamientos que ya tiene en su sistema. Y no basta con tu mejor suposición.

No te limites a decir que tomas la pastillita azul y la blanca, dice Meigs. Su consejo: Lleva tus medicamentos a tu cita.

¿No quieres llevar una bolsa llena de pastillas en público? Haz una foto de los frascos de tus recetas con tu smartphone. De este modo, tu médico tendrá toda la información que necesita de un vistazo, incluyendo la dosis y si te toca reponerla.

Baja la guardia

La sinceridad es la mejor política, y en ningún sitio es más cierto que con tu médico.

Cuando se cierra la puerta de la consulta, queremos conocer a las personas tal y como son, dice Blackwelder. Para que eso ocurra, tienes que dejar de lado cualquier incomodidad que sientas y contarle a tu médico toda tu historia de salud.

Créeme, cualquier cosa que me cuentes, la he oído peor, dice Meigs. La gente es gente. Sólo estoy aquí para ayudar.

Abrirse a los síntomas y afecciones puede ser difícil para algunas culturas o después de ciertas experiencias, dice Martínez-Bianchi. Pero es una barrera importante, que a veces salva vidas, que hay que superar.

He tenido [personas] que sabían que tenían el VIH pero no me lo dijeron, y así se perdieron años de tratamiento. El VIH es una enfermedad controlable, no una sentencia de muerte, pero sólo si se recibe el tratamiento adecuado.

En resumen: Un buen médico nunca pensará mal de ti por las condiciones que tienes. Ser sincero te ayudará a obtener la atención que necesitas y mereces.

Nos convertimos en médicos porque queremos ayudar, dice Blackwelder. No tengas miedo de dejarnos intentarlo.

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