Consejos para controlar a un niño pequeño que pega

Sigue estos consejos para controlar los golpes de los niños pequeños y otros comportamientos agresivos.

Algunos padres asumen que pegar es una fase que deben soportar. Sin embargo, hay formas de controlar o incluso eliminar este comportamiento. No todas las soluciones serán efectivas para todos los niños, por lo que resulta útil probar varias estrategias para ver cuál funcionará con tu hijo. Los mejores enfoques para controlar los golpes de los niños pequeños son los siguientes:

Mantener la calma

Puede ser difícil mantener la calma cuando tu hijo pequeño está arremetiendo. Pero si respondes con gritos, puedes agravar la situación y hacer que los golpes sean aún peores. Si tienes tendencia a la ansiedad o a la ira, tómate un momento para respirar despacio y pensar en tu reacción. Tu objetivo es mostrarle a tu hijo que tienes el control. Recuerda que pegar es un comportamiento normal de los niños pequeños que puedes resolver, pero primero debes modelar una conducta adecuada.

Enseña a tu hijo pequeño a manejar la frustración

En muchos casos, pegar es simplemente una salida de la frustración. Si los niños pequeños descubren otras salidas más eficaces, es posible que estén dispuestos a recurrir a ellas cuando se sientan abrumados por las emociones...

Para empezar, enséñale a tu hijo palabras para etiquetar sus emociones. Por ejemplo, debe saber lo que significa estar enfadado, triste o cansado.

Los niños más pequeños que han aprendido a hacer señas pueden utilizarlas con éxito antes de aprender a decirlas en voz alta.

Ten en cuenta que, aunque este método para controlar los golpes de los niños puede ser eficaz con el tiempo, no dará resultados de inmediato. Mientras tanto, es posible que tengas que introducir métodos disciplinarios o de gestión alternativos para reducir los golpes.

Esté atento a los desencadenantes

No siempre se pueden evitar los golpes. Sin embargo, adoptar un enfoque proactivo le ayudará a abordar las circunstancias únicas que suelen conducir a comportamientos problemáticos.

Algunos niños, por ejemplo, son más propensos a pegar cuando tienen hambre. Si observa que el hambre es uno de los principales factores desencadenantes, ofrézcale a su hijo pequeños tentempiés saludables antes de las actividades que puedan frustrarle. Los niños pequeños también son más propensos a recurrir a los golpes o a las rabietas cuando están demasiado cansados.

Otros desencadenantes habituales de los golpes son:

  • Cambios en el desarrollo

  • Ráfagas de crecimiento

  • Ansiedad por la separación

  • Conocer a gente nueva

  • Padres distraídos

  • Sobreestimulación

Retire a su hijo

A veces, la mejor solución para un niño pequeño que pega es un cambio de escenario. Cuando sea posible, aleje a su hijo del lugar o la actividad que le está causando la frustración. Este enfoque sirve como una forma de redirección, así como una consecuencia cuando su hijo pequeño no puede jugar amablemente. También es importante ser coherente con este enfoque. Evita hacer, pero no cumplir, amenazas vagas de irse.

El lugar al que vayas después de un episodio de golpes dependerá de las circunstancias. Si estás en público, el coche puede ser la mejor opción. En casa, puedes ir a la habitación de tu hijo o a algún otro lugar tranquilo. Lo ideal es que se trate de una zona tranquila donde tu hijo pueda tomarse un tiempo para calmarse.

En algunos casos, puede tomarse un breve tiempo de descanso antes de volver a la actividad o al lugar anterior. Esto aliviará la sobreestimulación hasta que el niño esté preparado para volver a intentarlo. A veces, sin embargo, es necesario dar por terminado el día. Una vez que su hijo se haya calmado, puede ser útil hablar del episodio de golpes y de las consecuencias relacionadas con él en términos sencillos.

Abraza a tu hijo

Sea cual sea el enfoque que elijas para tratar los golpes, es importante que le des algún tipo de apoyo después. Puede ser un simple abrazo, que libera el neurotransmisor de la oxitocina.

Las investigaciones sugieren que quienes son abrazados cuando están expuestos a un conflicto se sienten menos molestos y son más capaces de manejar positivamente los desafíos. Los abrazos son calmantes en el momento y, con el tiempo, pueden ayudar a tu hijo a regular las emociones difíciles.

Evita la disciplina física

Los azotes son una consecuencia ineficaz para los golpes de los niños pequeños y, de hecho, pueden empeorar el problema. Las investigaciones sugieren que los niños pequeños que son azotados por sus padres son más propensos a mostrar comportamientos problemáticos como discusiones o peleas en la escuela.

La disciplina física también es problemática desde el punto de vista del modelado. Los niños pequeños pueden sentirse confundidos si se les dice que no deben pegar, pero luego ven que sus padres recurren a los golpes para demostrar lo que quieren. Cuanto antes vean la coherencia en el mensaje y el comportamiento de sus padres, mejor. Los niños pequeños empiezan a imitar a sus padres a una edad temprana. La mayoría seguirá su ejemplo cuando se dé cuenta de que sus padres utilizan otras estrategias alternativas para enfrentarse a los problemas.

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