Fibromialgia: Mitos y realidades

Hay confusión y desinformación sobre las causas de la fibromialgia y sobre cómo tratarla. Separe la realidad de la ficción.

  • Cansancio

  • Dolores en el cuerpo

  • Problemas de sueño

  • Niebla cerebral

Hay confusión y desinformación sobre las causas de la enfermedad (los científicos no lo saben) y sobre cómo tratarla. Separemos la realidad de la ficción.

Mito: La fibromialgia está en tu cabeza.

Las personas con fibromialgia suelen decir que otros, incluidos algunos profesionales de la salud, les han dicho que la enfermedad no existe. Esto puede deberse en parte al hecho de que no existe una prueba clara que diga que se tiene o no se tiene.

La fibromialgia, al igual que la diabetes, la hipertensión y la depresión, existe en una escala. Los síntomas se acumulan y pueden empeorar hasta que el médico decida que la padeces. No siempre es obvio que la padezcas, y no todos los médicos están de acuerdo en lo que supone un diagnóstico.

Mito: La fibromialgia es un tipo de depresión.

Algunos llaman a la fibromialgia depresión enmascarada. Pero no todas las personas con fibromialgia manifiestan una depresión.

De hecho, la depresión de por vida le ocurre a cerca del 40% de las personas con fibromialgia. Es más, muchas personas tienen depresión sin el dolor crónico y otros síntomas de la fibromialgia. La confusión puede provenir del hecho de que algunos síntomas de las dos afecciones se solapan. El hecho de que ciertos genes y rasgos psicológicos estén asociados a ambas enfermedades probablemente contribuya a ello. Pero eso no significa que sean lo mismo. De hecho, se sigue investigando sobre las causas de ambas afecciones.

Mito: Hay que tener puntos sensibles para tener fibromialgia.

Durante las últimas 3 décadas, los médicos han buscado puntos sensibles para diagnosticar la fibromialgia. Se trata de puntos del cuerpo, como la mandíbula, el hombro, el brazo, la cadera, la parte superior de la pierna, etc., que son sensibles o dolorosos al tacto.

Investigaciones más recientes sugieren que alrededor del 20% de las personas con fibromialgia pueden no tener estos puntos sensibles.

En la actualidad, los médicos le preguntarán por su dolor en cada una de las cinco regiones del cuerpo:

  • Región axial (tu cuello, pecho, abdomen y espalda)

  • Región superior izquierda (mandíbula, hombro, brazo)

  • Región inferior izquierda (cadera, nalga, pierna)

  • Región superior derecha (mandíbula, hombro, brazo)

  • Región inferior derecha (cadera, nalga, pierna)

También querrán saber si tienes síntomas comunes de la fibromialgia como problemas de sueño, cansancio o niebla cerebral. Para ayudarles a hacer un diagnóstico, juzgarán tus respuestas en función de una lista de comprobación llamada índice de dolor generalizado y una prueba llamada escala de gravedad de los síntomas.

Mito: No hay tratamiento para la fibromialgia.

Los médicos pueden recetar medicamentos como analgésicos, antidepresivos y anticonvulsivos para ayudar con los síntomas de la fibromialgia. Pero los medicamentos funcionarán de forma diferente para cada persona.

Hay varias cosas que puede hacer para ayudarse a sí mismo a sentirse mejor sin necesidad de medicación:

Dormir lo suficiente. Haga que su dormitorio sea fresco, silencioso y oscuro. Intente levantarse a la misma hora todos los días y cree una rutina relajante antes de acostarse que podría incluir cosas como un baño caliente, una lectura ligera y ejercicios de relajación.

Haga ejercicio con regularidad. No es necesario correr una maratón ni apuntarse a un gimnasio. Caminar, trabajar en el jardín y hacer yoga pueden ser buenas opciones. Intente hacer 30 minutos la mayoría de los días de la semana. Pero evite el ejercicio intenso cerca de la hora de acostarse. Decida lo que decida hacer, asegúrese de consultar con su médico antes de empezar.

Alivie el estrés. Esto puede significar evitar ciertas situaciones o, si no es posible, realizar actividades que te calmen, como la meditación o el tai chi.

Pregunta por las terapias. Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios que te ayuden a fortalecerte. Un terapeuta ocupacional puede ayudarte a cambiar tu forma de hacer ciertas cosas para que tu cuerpo pueda hacerlas más fácilmente. La terapia conversacional, como la terapia cognitivo-conductual, puede ayudarte a sentirte mejor contigo mismo y enseñarte a afrontar las situaciones de estrés de forma saludable.

Pida a su médico que le recomiende algún tipo de terapia.

Infórmese sobre su enfermedad. Cuanto más sepa, mejor podrá defender sus necesidades. Además, el conocimiento puede aliviar la ansiedad y ayudar a que el tratamiento funcione mejor.

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