Sobrevivir a la meningitis: La historia de Carl Buhers

Un joven superviviente de la meningitis participa ahora en una campaña de concienciación sobre la vacuna contra la meningitis.

Un día de otoño de 2003, Carl Buher tuvo fiebre alta, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y agotamiento. Sus padres, Curt y Lori Buher, pensaron que tenía gripe, como sus compañeros de fútbol. Pero cuando Carl se desorientó y le salieron manchas moradas por toda la cara y los brazos, lo llevaron rápidamente al médico.

El joven de 14 años de Mt. Vernon, Washington, había contraído la enfermedad meningocócica, también conocida como meningitis bacteriana, una infección rara pero potencialmente mortal que puede matar a una persona joven y sana en menos de un día.

La infección de Carl era tan agresiva que tuvo que ser trasladado por aire al Hospital Infantil de Seattle. Durante el trayecto, lo reanimaron tres veces. Una vez hospitalizado, los médicos lo pusieron en coma inducido durante cuatro semanas y lo trataron con 25 medicamentos diferentes para que su cuerpo siguiera funcionando. Las altas dosis de antibióticos no fueron suficientes. La infección, que avanzaba rápidamente, provocó gangrena y perdió los dos pies y los tres dedos por amputación.

En sólo cinco meses, Carl pasó de ser un fornido jugador de fútbol de 185 libras a un débil adolescente de 119 libras. Las siete operaciones de injerto de piel y amputación fueron sólo el principio. La fisioterapia continuó durante años.

A pesar de las dificultades, Carl y sus padres no están ni mucho menos amargados. "Quiero que la gente vea mi experiencia no como algo malo, sino como algo bueno", dice Carl al médico.

Quién corre el riesgo de contraer meningitis

Antes de que su hijo enfermara, Curt y Lori Buher dicen que no conocían la vacuna disponible para prevenir la enfermedad... ni la enfermedad en sí.

Los adolescentes y los adultos jóvenes corren un mayor riesgo de contraer meningitis, ya que representan alrededor del 15% de todos los casos registrados en Estados Unidos, según la Asociación Nacional de Meningitis. Se cree que ciertos factores del estilo de vida, como las condiciones de hacinamiento en las residencias universitarias o los patrones de sueño irregulares, aumentan el riesgo de padecer la enfermedad.

La enfermedad afecta a unos 1.500 estadounidenses al año. Se transmite a través de un intercambio de gotitas respiratorias, como los estornudos o la tos, o a través del contacto directo con alguien infectado, como los besos.

Uno de cada siete casos entre adolescentes acaba en muerte, según la Asociación Nacional de Meningitis.

En la actualidad, toda la familia Buher, incluidos los dos hermanos mayores de Carl, aprovecha cualquier oportunidad para concienciar sobre la vacuna y la enfermedad, siempre que sale a relucir en las conversaciones con amigos y conocidos, dice Carl.

Sin embargo, Carl y su madre son los más implicados en el esfuerzo. Lori Buher es miembro de un grupo llamado Moms on Meningitis, afiliado a la National Meningitis Association. La coalición incluye a madres cuyas vidas han cambiado a causa de la meningitis, y presionan para que se eduque y se conozca la vacuna. Carl ha creado un vídeo para la asociación. Durante el tratamiento de Carl, Curt Buher se convirtió en un experto en investigación en Internet, recurriendo a la red para investigar datos sobre la enfermedad, las opciones de tratamiento y la recuperación.

Lori Buher también ofreció su testimonio en una reunión del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización, que a finales de octubre de 2010 recomendó a los CDC que se administrara una dosis de refuerzo de la vacuna antimeningocócica a los 16 años, cinco años después de la dosis de los 11 años aproximadamente.

Todos los años, en la orientación de los alumnos de primer año del instituto de su ciudad natal, Lori habla de la necesidad de la vacunación y comparte la historia de Carl. También se pasa por la clase de sexto curso para hablar de ello.

La gente tiene que entender el riesgo de contraer la enfermedad antes de decidirse a vacunarse, dice Carl.

"La gente no cree que le vaya a pasar".

Camino a la recuperación

Carl dice que durante su estancia de cinco meses en el hospital, "me despertaba cada mañana y decía: "Oh, demonios, ¿por qué sigo aquí?". Pero al cabo de un tiempo, estaba cansado, cansado de estar así".

"Sentí que tenía que perseverar", cuenta el doctor. "Tenía una imagen en mi mente de lo que era y de lo que quería ser".

La fisioterapia de Carls continuó durante la mayor parte del instituto. "Fue un largo camino, y todo me llevó más tiempo del que pensaba. Lo más difícil fue aprender a caminar".

Con las prótesis de pie, dice, "tienes que aprender un patrón completamente nuevo".

También agradece el apoyo familiar de su madre y su padre y de sus dos hermanos, que son cuatro y cinco años mayores. "La mayor influencia fue sin duda mi madre", dice. "Ella estuvo ahí todos los días".

En la actualidad, este joven de 22 años va camino de obtener su licenciatura en ingeniería civil en la Universidad de Gonzaga, en Spokane (Washington), en mayo de 2011, y planea empezar una carrera diseñando carreteras y puentes.

Mi padre es contratista y yo siempre he estado rodeado de edificios", dice. Su amor por las matemáticas y las ciencias, junto con sus excelentes notas, también ayudaron. Fue el mejor de su clase y se graduó con un 4,0.

También tuvo que adaptarse a los tres dedos perdidos por la amputación. "Tuve que aprender a teclear y escribir de forma diferente", dice. Tuvo que aprender a comer de otra manera. Pero, con mucho, dice, aprender a caminar con las prótesis fue el mayor reto. En este momento, no hace deporte como antes.

La experiencia de tener meningitis, dice, fue un punto de inflexión para él. "Me di cuenta de lo que es importante en la vida. Es importante ser fiel a lo que eres. Ser fiel a tu moral. Eso es todo lo que se puede pedir".

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