Sigue estos consejos para ayudar a tu hijo a aprender y crecer.
Diviértete con el aprendizaje
El tiempo de juego es un asunto serio. Ayuda a los niños a desarrollar las habilidades sociales, cognitivas, lingüísticas y de autorregulación necesarias para funcionar. En otras palabras, les enseña a aprender, en lugar de limitarse a aprender hechos y cifras.
El juego tiene que ser apropiado para la edad, así que aquí tienes algunas ideas para cada edad:
El primer año
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Enséñale objetos interesantes y cambia la posición de tu bebé para que vea el mundo desde diferentes puntos de vista...
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Atrae a tu recién nacido con diferentes ruidos y expresiones faciales.?
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Dale a tu bebé un espacio seguro para gatear y explorar.
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Utiliza un espejo para mostrarle a tu bebé sus expresiones.
Los años del niño pequeño
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Dale a tu hijo pequeño tiempo para el juego no estructurado y la exploración. Asegúrate de que tengan juguetes y objetos sencillos, como bloques y recipientes vacíos.
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Organice una cita de juego supervisada entre su hijo y sus compañeros.
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Fomente el juego de fantasía y de simulación.
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Lee a tu hijo con regularidad.
De cuatro a seis años
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Limitar el tiempo de pantalla.
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Anime a su hijo a bailar y a explorar diferentes formas de movimiento en un entorno seguro.
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Habla con tu hijo sobre las cosas que veis juntos, ayudándole a trabajar su memoria.
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Deja que tu hijo se mueva entre la realidad y la simulación. Anímele a representar diferentes papeles e historias.
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Programar tiempo de interacción social con los amigos.
De siete a doce años.
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Juega a juegos de cartas y de mesa, sobre todo a los que implican fantasía, estrategia o rapidez de reflejos.
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Prueba diferentes tipos de rompecabezas.
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Únase a deportes organizados, que pueden ayudar a las habilidades sociales y a la función ejecutiva.
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Anímales a probar actividades musicales o artes escénicas y visuales.
Prepara a tus hijos para el colegio
Ayudar a tus hijos a aprender implica algo más que enseñarles cosas. También tendrás que prepararlos para que aprovechen al máximo las oportunidades de aprendizaje formal en la escuela.
Establecer la preparación para la escuela. Antes de que su hijo comience el jardín de infancia, debe mostrar una preparación para la escuela o el jardín de infancia. Debe demostrar curiosidad, capacidad de comunicación, comprensión y habilidad para prestar atención. Usted puede ayudarles a llegar a este estado:
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Leer en voz alta para ayudar a aumentar el vocabulario y mejorar su capacidad de seguir y contar historias
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Facilitar el compromiso de los compañeros a través de citas de juego y grupos
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Fomentar el juego no estructurado?
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Utilizar los recursos de la comunidad, como los programas locales, los zoológicos y los museos
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Establecer una rutina diaria antes de su primer día de clase
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Hablar con ellos sobre lo que pueden esperar en la escuela
Apoyar el rendimiento escolar. Manténgase informado sobre el progreso de su hijo y las oportunidades que se le ofrecen a través de su escuela. Habla con tu hijo y con sus profesores. Si son lo suficientemente mayores, anímelos a hacerse cargo de su propia educación y a hablar ellos mismos con sus profesores. Estate atento a las necesidades individuales o especiales que puedan tener.
Establece la importancia de los deberes y crea un entorno que les ayude a completarlos. Trabaja con el temperamento de tus hijos. ¿Son más propensos a distraerse solos o bajo supervisión? ¿Tienen una capacidad de atención limitada que requiere un descanso? Crea un horario y un puesto de trabajo que tenga en cuenta estos aspectos.
Apóyelos, pero no se haga cargo ni haga el trabajo por ellos. No sólo no aprenderán el material, sino que recibirán el mensaje de que no crees en su capacidad para tener éxito por sí mismos. También es bueno que aprendan que pueden sobrevivir y recuperarse de los errores que cometen.
Seguir aprendiendo en casa
Aprender en casa es tan importante como hacerlo en la escuela. Fomente y modele la creatividad y la curiosidad. Lleve a sus hijos a la biblioteca o a los museos. Lean o vean cosas juntos y discútanlas. Juega con materiales artísticos o emprende un proyecto científico conjunto. Pregúnteles por sus intereses y apóyelos activamente, llevándolos a lugares relevantes o inscribiéndolos en programas extraescolares.
Recuerda que tus hijos buscan en ti inspiración y apoyo. Cuéntales lo que te aportan ciertas actividades o intereses, y muéstrales cómo sacas tiempo para esos intereses.