La flemasia cerúlea dolens (PCD) es una forma rara de trombosis venosa profunda (TVP). Esto es lo que debe saber sobre las causas, el diagnóstico y el tratamiento de la PCD.
Qué es la flemasia cerúlea dolens?
Es un buen trabalenguas, pero el nombre flemasia cerulea dolens (PCD) es griego y significa inflamación azul dolorosa. Se trata de una TVP masiva que suele producirse en la parte superior de la pierna. Si no se trata, la PCD puede provocar gangrena venosa, que causa la muerte masiva de los tejidos.
¿Qué causa la flemasia cerúlea doliente?
La PCD tiene su origen en una enfermedad llamada flemasia alba dolens. Esto se traduce en una inflamación blanca y dolorosa, que proviene de un coágulo en una vena profunda de la pierna que bloquea el flujo sanguíneo. Como resultado, la pierna está hinchada, blanca y dolorosa. Esta afección se conoce a veces como pierna de leche, ya que afecta a las mujeres en el tercer trimestre del embarazo o después del parto.
Si no se detecta y se trata, puede evolucionar a flemasia cerulea dolens. Cuando esto ocurre, el coágulo de sangre bloquea completamente la vena. Esto corta la circulación, provoca la acumulación de líquido y empeora la hinchazón.
Qué frecuencia tiene la flemasia cerúlea doliente?
Es difícil saberlo con seguridad, ya que es muy poco frecuente. La trombosis venosa profunda en sí afecta a unos 2 millones de estadounidenses cada año. Algunas investigaciones sugieren que alrededor del 20% de las personas que son tratadas por una TVP grave tienen flema. También se cree que es ligeramente más frecuente en los hombres que en las mujeres, con una proporción hombre-mujer de 1,5:1.
Quiénes tienen más riesgo de padecer flemasia cerúlea dolens?
Los factores de riesgo son:
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Una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar (EP) anteriores
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Antecedentes familiares de trombosis venosa profunda o embolia pulmonar
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Otro trastorno hipercoagulable
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Cirugía mayor reciente
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Embarazo
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Obesidad
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Uso de terapia hormonal sustitutiva o píldoras anticonceptivas
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No moverse durante mucho tiempo
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Enfermedad inflamatoria del intestino
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Insuficiencia cardíaca
Cuáles son los síntomas de la Flegmasia Cerulea Dolens?
Si tiene PCD, tendrá un dolor intenso, una hinchazón rápida y una piel azulada alrededor de la zona situada debajo de la vena obstruida. Los síntomas se presentan de 3 a 4 veces más en la pierna izquierda en comparación con la derecha. Los síntomas pueden aparecer lenta o repentinamente. A medida que la hinchazón y el dolor empeoran, el blanco de la piel se torna azulado al cortarse el suministro de sangre (y oxígeno) de la zona. Esto puede provocar una pérdida masiva de líquido y ampollas cutáneas llenas de líquido.
Cómo se diagnostica la flemasia cerulea dolens?
Para diagnosticar la PCD, un médico le preguntará sobre sus síntomas. También le hará un examen físico para comprobar si hay áreas de hinchazón, sensibilidad y cambios en el color de la piel. Si cree que puede tener una PCD, le pedirá una serie de pruebas de imagen. Esto incluye:
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Ecografía dúplex. Esto permitirá al médico saber si tiene una trombosis venosa profunda, o coágulo de sangre, que está desencadenando estos síntomas. Esta prueba no invasiva utiliza ondas sonoras para crear una imagen de cómo fluye la sangre por sus venas.
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Ecografía en el punto de atención (POCUS). Es posible que le hagan esta ecografía si acude a urgencias. Es más rápida que una ecografía dúplex y la mayoría de los médicos de urgencias pueden hacerla. Las investigaciones sugieren que es tan precisa como la ecografía dúplex.
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Venografía por TC. Se trata de un tipo especial de radiografía en la que se inyecta material de contraste (tinte) en una vena grande del pie o del tobillo para que el médico pueda ver las venas profundas de la pierna y la cadera. Es la prueba más precisa para diagnosticar coágulos de sangre, pero no siempre está disponible en todos los hospitales.
Cómo se trata la flemasia cerulea dolens?
Dado que la PCD es muy grave y puede provocar complicaciones potencialmente mortales, es necesario tratarla de inmediato. Esto incluye:
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Elevación de la pierna. Eleve la pierna hasta un ángulo superior a 60 grados por encima del nivel del corazón. Esto ayudará a aliviar la hinchazón y a poner menos tensión en las arterias, por lo que es menos probable que se colapsen.
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Anticoagulación. Los medicamentos anticoagulantes evitan los coágulos de sangre. Se denominan anticoagulantes, pero en realidad no diluyen la sangre. Reducen su capacidad de coagulación. Esto evita que el coágulo aumente de tamaño mientras es reabsorbido por el cuerpo. También reduce las posibilidades de que se formen más coágulos. El tratamiento más habitual es un medicamento llamado heparina, que se administra por vía intravenosa (a través de las venas).
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Trombólisis dirigida por catéter (TDC). Si la PCD está más avanzada, puede requerir un procedimiento conocido como CDT. En él se utilizan imágenes de rayos X y un tubo largo, fino y hueco conocido como catéter para guiar medicamentos como la heparina hasta el lugar del coágulo de sangre para disolverlo.
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Trombectomía percutánea. Un médico guía un catéter hasta el lugar de la embolia mediante rayos X, donde se utiliza para romper el coágulo o aspirarlo.
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Trombectomía quirúrgica abierta. Durante este procedimiento, un cirujano corta en un vaso sanguíneo para eliminar el coágulo, reparar el vaso sanguíneo y restablecer el flujo sanguíneo. A veces, se coloca un globo en el vaso sanguíneo para ayudar a mantenerlo abierto. Este tratamiento no se utiliza con tanta frecuencia como otros tratamientos, como el TDC o la trombectomía percutánea, porque tiene mayores tasas de recurrencia y complicaciones.
Cuáles son las complicaciones de la Flegmasia Cerulea Dolens?
Si no se trata, la PCD puede provocar la muerte de los tejidos (gangrena venosa) y la necesidad de amputación. Algunos pacientes pueden incluso entrar en shock porque han perdido mucho líquido y su respuesta inflamatoria se ha disparado.
Cuál es el pronóstico de la Flegmasia Cerulea Dolens?
Incluso cuando existen terapias eficaces, la flemasia cerulea dolens y la gangrena venosa siguen poniendo en peligro la vida y las extremidades. De hecho, las tasas de mortalidad oscilan entre el 20% y el 40%, y la embolia pulmonar (EP) representa aproximadamente un tercio de la causa. También se han registrado tasas de amputación de entre el 12% y el 50% entre los supervivientes. Incluso los que conservan la pierna sufren daños a largo plazo: Entre el 60% y el 94% afirma que el dolor y la hinchazón persisten, aunque los tratamientos, como las medias de compresión, pueden ayudar.