La trombofilia es una afección en la que el cuerpo tiende a formar coágulos de sangre, incluso cuando no hay lesiones. Conozca las causas, los factores de riesgo y cómo se diagnostica y trata.
Sin embargo, algunas personas pueden padecer una afección denominada trombofilia que las hace propensas a la formación de coágulos sanguíneos incluso sin haber sufrido una lesión. Esto se llama también hipercoagulabilidad. Puede ocurrir si su cuerpo produce demasiadas proteínas de coagulación. También puede ocurrir si no fabrica suficientes proteínas cuya función es detener el proceso de coagulación. En algunos casos, las proteínas del coágulo pueden no disolverse incluso cuando ya no son necesarias. En otros casos, el organismo produce proteínas que dañan las paredes de los vasos sanguíneos.
La trombofilia puede bloquear los vasos sanguíneos y cortar el oxígeno a los tejidos u órganos. Puede provocar enfermedades como la trombosis venosa profunda (TVP), un coágulo de sangre en la pierna, y una embolia pulmonar (un coágulo de sangre en los pulmones). También puede provocar un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Causa
Hay dos tipos principales de trombofilia:
Trombofilia heredada. Esto significa que usted nació con la condición. Uno o ambos padres le han transmitido un gen o genes defectuosos.
La trombofilia heredada se presenta en varias formas. Las más comunes son la mutación del factor V Leiden, que tienen 1 de cada 20 personas de ascendencia europea, y la mutación del gen de la protrombina G20210A o del factor II, que se da en el 2% de la población.
Trombofilia adquirida. Se produce cuando el hígado, el riñón u otro órgano no fabrica o elimina las proteínas de la coagulación como debería. Suele ocurrir después de un reposo en cama tras una intervención quirúrgica o a causa de una enfermedad grave como el cáncer. El síndrome de anticuerpos antifosfolípidos es la trombofilia adquirida más común. Se trata de un trastorno autoinmune que puede aumentar las posibilidades de tener complicaciones en el embarazo y de sufrir un aborto.
Síntomas
Es posible que no sepa que tiene trombofilia hasta que tenga un coágulo de sangre anormal. Pero eso puede no ocurrir muy a menudo. Los signos de que padece esta enfermedad son, por ejemplo, si sufre una trombosis venosa profunda inesperada o tiene problemas de coágulos en una parte inusual del cuerpo, especialmente si es joven y no tiene ningún problema de salud evidente.
Factores de riesgo
Si tiene una enfermedad autoinmune como el lupus, puede ser más probable que haya adquirido trombofilia.
La trombofilia no es la única razón para que se formen coágulos. Otras son:
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Edad avanzada
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Fumar
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Obesidad
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Presión arterial alta
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Terapia de sustitución hormonal
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Píldoras anticonceptivas
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Estar sentado o tumbado durante mucho tiempo
Diagnóstico
Su médico puede comprobar la trombofilia con análisis de sangre. Buscan genes anormales y anticuerpos específicos. Miden los niveles de proteínas de la coagulación en la sangre.
Su médico puede recomendar la realización de pruebas para decidir sus opciones de tratamiento, como el tipo de anticoagulante y la duración de su toma. Una prueba también puede ayudar a responder a la probabilidad de que tenga más coágulos de sangre, y si sus familiares también pueden tener trombofilia.
Un asesor genético puede ayudarle a entender qué significan los resultados de la prueba para usted y sus seres queridos.
Tratamiento
No hay tratamiento para la trombofilia hasta que se produce un coágulo de sangre. Lo que ocurra entonces dependerá de dónde esté el coágulo, de su tamaño y de otras cosas.
Si tiene la forma de trombofilia del síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, puede necesitar un tratamiento a largo plazo con anticoagulantes.
Si es usted mujer, es posible que deba evitar ciertas formas de control de la natalidad hormonal que contienen estrógeno. En su lugar, puede tomar píldoras de progestágeno. Su médico también puede recomendarle que se abstenga de la terapia hormonal sustitutiva para los síntomas de la menopausia.
Si tiene trombofilia, puede reducir las probabilidades de tener coágulos de sangre no deseados con cambios en el estilo de vida, incluyendo:
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Hacer ejercicio
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Mantener un peso saludable
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Limitar la sal, las grasas saturadas y el colesterol
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Evitar los periodos largos de inactividad
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