¿Tomar un medicamento embarazoso? Cómo manejarlo

No te lo pensarías dos veces a la hora de utilizar gotas para una infección de oído. No dejes que la vergüenza te impida tomar los medicamentos que necesitas para otras afecciones.

Si se avergüenza de su medicación, puede ser porque considera que su enfermedad es un fracaso personal. Algunos expertos lo llaman autoestigma. Otros lo llaman simplemente vergüenza.

Razones detrás del sentimiento

Es posible que tenga una noción de cómo es la salud normal. Y puede creer que su medicina refleja sus deficiencias. Eso puede ser más probable si tienes:

  • Depresión, TDAH u otras enfermedades mentales.

  • Enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como la artritis o la pérdida de visión o de memoria

  • Enfermedades infecciosas como el VIH o el herpes

  • Afecciones relacionadas con la obesidad, como la diabetes, el dolor articular o los problemas cardíacos

  • Problemas con la vejiga o el intestino, como incontinencia o diarrea crónica

  • Una adicción al alcohol, las drogas o los cigarrillos

Puede sentirse cohibido en la consulta del médico o en el mostrador de la farmacia por otros motivos. Puede temer que le juzguen por algún hecho de su persona. Estos pueden incluir:

  • Sus bajos ingresos o la falta de seguro

  • La sexualidad o la identidad de género

  • Incapacidad para leer bien

  • Ser fumador

  • Mala higiene corporal o dental

El estigma y tu salud

Su malestar por su enfermedad y la necesidad de tratamiento puede llevarle a tomar malas decisiones en materia de salud. Es posible que no sigas los consejos de tu médico o que dejes de tomar todos los medicamentos antes de terminarlos. Puede ocultar su diagnóstico a su familia y amigos.

Sentirse avergonzado puede tener consecuencias reales para su cuerpo y su mente. Piensa en ello:

La esquizofrenia. En un estudio, más de la mitad de las personas con esquizofrenia no siguieron el tratamiento. Un factor importante fue el nivel de vergüenza que la persona sentía por su trastorno mental.

EL VIH. Las investigaciones demuestran que las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana son menos propensas a tomar sus medicamentos si se sienten avergonzadas por su infección o si les preocupa que alguien les vea tomando medicamentos para el VIH.

Diabetes de tipo 2. Algunas personas pueden tener profundos prejuicios sobre esta enfermedad, que suele estar relacionada con el sobrepeso. El estigma es que si tienes diabetes, es tu culpa. Los estudios demuestran que el juicio de los demás puede pasar factura y puede explicar por qué algunas personas no toman su insulina u otros fármacos como recomiendan sus médicos.

Asma. Una revisión de tres docenas de estudios sobre el asma descubrió que las personas que creen que el asma conlleva un estigma social pueden ser menos propensas a seguir su terapia.

Supera tu vergüenza

Estos consejos pueden ayudar a borrar o, al menos, aliviar las actitudes o pensamientos incómodos que pueda tener.

Obtenga más respuestas. Pregunte a su médico sobre su receta y cómo puede ayudarle. Aprenda por qué la necesita, qué efectos secundarios puede esperar y qué puede ocurrir si no la toma. Hable también con su farmacéutico.

Conozca sus opciones. ¿Le cuesta llevar la cuenta de muchas pastillas? ¿Le molesta ponerse inyecciones en público? Pregunta a tu médico o farmacéutico sobre las alternativas, como las píldoras de liberación prolongada que no tienes que tomar tan a menudo, las bombas y los autoinyectores, que tienen agujas ocultas y, por tanto, pueden ser más cómodos de usar.

Opta por la venta por correo. Esta opción elimina cualquier incomodidad que puedas sentir al enfrentarte a tu farmacéutico. Un estudio descubrió que las personas que obtenían sus reposiciones por correo eran más propensas a tomar sus medicamentos según lo prescrito que las que acudían a la farmacia local.

Pida privacidad. Muchas farmacias tienen salas privadas donde puedes hablar con el farmacéutico para que no te oigan los demás.

Deja entrar a tus amigos y familiares

No tiene que enfrentarse solo a la vergüenza de sus problemas de salud. Los amigos cercanos y la familia pueden darte palabras de ánimo u ofrecerte ayuda práctica, como recoger tus medicamentos. Pero primero tienen que entender a qué te enfrentas.

Prepara al oyente.

Empieza con algo como: "Quiero hablarte de algo importante. Sin embargo, me siento avergonzado por ello, así que, por favor, no hagas una broma al respecto.

Especifica tu estado de salud

y cómo te afecta.

Por ejemplo: Tengo un trastorno bipolar y a veces siento que mi mundo está fuera de control.

Sugiere formas concretas de dar apoyo.

Ya sea que necesites encontrar un nuevo médico, que te lleven a una cita o simplemente que te den más abrazos, este es un buen momento para compartir lo que quieres de tu equipo de apoyo.

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