Cuanto antes detecte su médico la cirrosis, más posibilidades tendrá de detener el daño hepático. Conozca las pruebas que se utilizan para hacer el diagnóstico.
En sus primeras fases, la cirrosis no suele presentar síntomas. Es posible que no se dé cuenta de que la padece a menos que su médico detecte signos de daño hepático en un análisis de sangre durante una revisión rutinaria.
Si tiene síntomas como piel amarilla (ictericia), cansancio y facilidad para la aparición de hematomas o hemorragias, acuda a su médico de inmediato. Los análisis de sangre y las exploraciones de imagen pueden mostrar si tiene cirrosis.
Examen físico
En primer lugar, su médico le preguntará sobre sus síntomas, su salud y los antecedentes sanitarios de su familia. También buscará signos reveladores de cirrosis, como estos:
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Un vientre hinchado
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El tamaño del hígado, a veces agrandado y a veces normal o pequeño
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Tejido mamario adicional (en los hombres)
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Enrojecimiento en las palmas de las manos
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Piel u ojos amarillos
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Vasos sanguíneos rojos en la piel
Análisis de sangre
Si tiene síntomas de cirrosis o está en riesgo de padecer la enfermedad, su médico le tomará una muestra de sangre. Estas ayudan a detectar los signos de daño hepático por cirrosis. Pueden ayudar a su médico a conocer la causa de la enfermedad.
Las pruebas hepáticas miden los niveles de enzimas y proteínas que produce su hígado. Estas pruebas incluyen:
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La alanina transaminasa (ALT) y la aspartato transaminasa (AST). Estas ayudan al cuerpo a descomponer las proteínas y los aminoácidos. Los niveles de ALT y AST en la sangre suelen ser bajos. Unos niveles elevados pueden significar que el hígado pierde estas enzimas porque está dañado por la cirrosis u otra enfermedad. Sin embargo, los niveles pueden seguir siendo normales si tiene cirrosis.
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Prueba de albúmina. La albúmina es una proteína que produce el hígado. Cuando el hígado está dañado, el nivel de albúmina en la sangre disminuye.
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Nivel de bilirrubina. Se trata de un pigmento amarillo que queda cuando se descomponen las células sanguíneas viejas. El hígado normalmente elimina la bilirrubina de la sangre y se deshace de ella en las heces. Pero cuando el hígado no funciona correctamente, la bilirrubina se acumula en la sangre y puede hacer que la piel y los ojos se vuelvan amarillos. Esto se llama ictericia.
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Creatinina. Es un producto de desecho producido por los músculos. Los riñones normalmente la filtran de la sangre. Un nivel alto de creatinina es un signo de daño renal, que puede ocurrir en las últimas etapas de la cirrosis.
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Tiempo de protrombina o cociente internacional normalizado. El hígado produce sustancias que ayudan a la coagulación de la sangre. Esta prueba comprueba lo bien que coagula su sangre. Si coagula demasiado lentamente, la cirrosis podría ser una posible causa.
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Análisis de sodio en sangre. Si el nivel de sodio en la sangre es bajo, podría ser un indicador de que tiene cirrosis. Un nivel bajo de sodio en la sangre se llama hiponatremia.
Su médico puede utilizar los resultados de estas pruebas para darle una puntuación del Modelo de Enfermedad Hepática Terminal (MELD). Esto indica el grado de deterioro de su hígado y si necesita un trasplante de hígado.
Otros análisis de sangre que puede solicitar su médico son:
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Un recuento sanguíneo completo (CBC). Esta prueba analiza los glóbulos rojos y blancos, así como las plaquetas, para obtener una imagen de su salud general.
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Un análisis de sangre de hepatitis vírica. Las hepatitis víricas están causadas por virus que dañan el hígado y pueden provocar cirrosis. Estos análisis analizan su sangre para detectar las hepatitis A, B y C.
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Pruebas para comprobar si hay hepatitis autoinmune, enfermedad de Wilson, hemocromatosis y otras enfermedades.
Pruebas de imagen
Su médico podría solicitar una o más de estas para ver si tiene cicatrices u otros daños en el hígado:
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Tomografía computarizada. Utilizando rayos X y un ordenador, realiza imágenes detalladas de su hígado. Es posible que te pongan un medio de contraste antes de la prueba para que el médico pueda ver tu hígado con más claridad.
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RESONANCIA MAGNÉTICA. Utiliza potentes imanes y ondas de radio para obtener imágenes de su hígado. Es posible que le den un medio de contraste antes de la prueba.
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Ecografía. Utiliza ondas sonoras para obtener imágenes de su hígado.
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Endoscopia. Utiliza un tubo flexible con una luz y una cámara en un extremo. Puede utilizarse para buscar vasos sanguíneos anormales llamados várices. Estas se forman cuando las cicatrices de la cirrosis bloquean el flujo sanguíneo en la vena porta que lleva la sangre al hígado. Con el tiempo, la presión se acumula en esta vena. La sangre retrocede hacia los vasos sanguíneos del estómago, los intestinos o el esófago.
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Elastografía por resonancia magnética y elastografía transitoria. Estas pruebas más recientes buscan la rigidez de su hígado causada por las cicatrices de la cirrosis. Su médico podría utilizarlas en lugar de una biopsia de hígado, porque son menos invasivas. Pero todavía no están disponibles de forma generalizada.
?Biopsia de hígado
Durante este procedimiento, el médico primero adormece la piel del vientre sobre el hígado. A continuación, introduce una aguja fina en el hígado a través de la barriga y extrae un pequeño trozo de tejido. Para guiar la aguja pueden utilizar un TAC, una ecografía u otro método de imagen.
La muestra de tejido se lleva al laboratorio. Un técnico de laboratorio la examina al microscopio en busca de signos de daño. Una biopsia puede diagnosticar la cirrosis y ayudar al médico a conocer la causa.
Cómo obtener el diagnóstico correcto
Otras enfermedades pueden tener algunos de los mismos síntomas que la cirrosis. Asegúrese de que se siente cómodo con el diagnóstico de su médico. Si no es así, siempre tienes la opción de pedir una segunda opinión a otro médico.