¿Come cuando está estresado, enfadado o triste? Comer por motivos emocionales puede desbaratar tu dieta. Puedes superarlo. Descubre cómo en doctor.
¿El estrés, el enfado o la tristeza te llevan a comer? ¿Recurre a la comida para consolarse o cuando está aburrido? Muchas personas lo hacen. Si suele comer por motivos emocionales en lugar de por hambre física, eso puede ser un problema.
Obedecer al impulso de comer más de lo necesario es una forma segura de ganar peso. Es un problema aún mayor si ya tienes problemas de salud como la diabetes, la obesidad o la hipertensión.
Puede recuperar el control de su alimentación emocional. Lo sorprendente es que no se trata realmente de la comida.
Puede que ni siquiera te des cuenta de que lo estás haciendo. Una de las mayores pistas: Comer hasta que te sientas incómodo y lleno es una señal segura de que algo está pasando", dice la psicóloga Leslie Becker-Phelps, PhD.
Otra pista: estás ganando peso y no sabes por qué. No asuma que es sólo que se está haciendo mayor o que está aflojando en la cinta de correr. Piensa en cómo te encuentras emocionalmente y si eso puede estar afectando a tu alimentación.
La autocompasión es el primer paso para aprender a reconfortarse de otras maneras". -- Leslie Becker Phelps, PhD
Sé amable contigo mismo
Una vez que te hayas dado cuenta de que esto ocurre, lo primero que debes hacer es darte un respiro.
Una mayor autocompasión es el primer paso para aprender a reconfortarse de otras maneras, dice Becker-Phelps. Castigarse por ello sólo aumenta el estrés, lo que puede llevar a comer más emocionalmente.
A continuación, presta atención a los pensamientos y sentimientos que tienes antes de comer. Cuanto más consciente seas de tus experiencias internas, más podrás elegir cómo afrontarlas, dice Becker-Phelps.
Busca soluciones
La solución a la alimentación emocional tiene que ver menos con la comida que con las emociones.
Puedes empezar con un paso sencillo. Haz una lista de lo que te estresa y elabora un plan para tomar el control de la situación, dice la psicóloga neoyorquina Patricia Farrell, PhD.
Si puedes cambiar la situación, hazlo. Si el problema está fuera de tu control, puedes controlar la forma en que piensas en él. Si puedes notar tu estrés en el momento, puedes elegir cómo responder, en lugar de reaccionar como lo has hecho en el pasado.
Considera la posibilidad de hablar con un consejero para poder entender mejor lo que te ocurre y las mejores formas de manejarlo. Incluso unas pocas sesiones pueden ayudar.
Pulsar Pausa
Es útil añadir un retraso entre las ganas de comer y el hecho de comer. Eso te da tiempo para comprobar cómo te sientes y por qué quieres comer.
Cuando sientas la necesidad de comer una galleta por tristeza o aburrimiento, recuerda que tienes la opción de esperar. Decirte a ti mismo "me la comeré más tarde" da tiempo a que el impulso pase, dice Farrell. Incluso si no lo hace, retrasar con éxito el tentempié te ayuda a sentirte más en control.
Ponte una goma elástica en la muñeca y hazla saltar cada vez que cojas las gominolas, dice Farrell. El chasquido es la señal para estar atento a lo que va a ocurrir.
Muévete
Cuando tengas la tentación de picar algo por motivos emocionales, prueba a moverte.
Camina durante 10 minutos, dice Farrell. Incluso una rápida ráfaga de actividad te refresca, y está demostrado que moverse te quita el estrés. Has sustituido las ganas de comer por otra cosa.
Mantén la calma
La verdad es que no todo el comer emocional es insano. Es normal y natural comer de vez en cuando para celebrar con los amigos o porque te sientes triste. Sólo se convierte en un problema cuando se utiliza con frecuencia e incluso ante consecuencias poco saludables, como los problemas médicos, dice Becker-Phelps.