Con la diabetes de tipo 2, es más probable que tenga un ataque al corazón y que ni siquiera lo sepa. Aprenda cómo se produce un ataque cardíaco silencioso, cuáles son los signos de advertencia y cómo averiguar si ha sufrido uno.
Se llama ataque cardíaco silencioso. Puede ocurrirle a cualquiera, pero la diabetes aumenta las probabilidades de sufrirlo. Puede que no sientas nada en absoluto. O puede ser leve, como un ardor de estómago o algún dolor. Puede parecer tan leve que te encoges de hombros y piensas que es parte de la edad.
Pero un ataque al corazón es un asunto serio, tenga o no síntomas. Por eso es muy importante que te sometas a todas las revisiones periódicas. Asegúrate de estar en sintonía con tu cuerpo para ser consciente de los cambios más sutiles.
Cómo puede ser silencioso?
Uno de los efectos comunes de la diabetes es un tipo de daño nervioso llamado neuropatía. Suele causar problemas como entumecimiento, hormigueo o debilidad en las manos y los pies. Pero no siempre se detiene ahí.
También puede haber daños en los nervios que conducen al corazón, la vejiga y los vasos sanguíneos. Cuando esto ocurre, es posible que no se perciban señales de advertencia importantes, como el dolor o las molestias.
Así, durante un ataque al corazón que normalmente podría causar un gran dolor en el pecho, el brazo o la mandíbula, es posible que no notes nada. Es como si alguien pulsara un gran botón de silencio sobre lo que eres capaz de sentir. Pero el daño se produce, y las peligrosas consecuencias de un infarto silencioso son reales.
Señales de daño nervioso
Puedes ayudar a protegerte estando muy atento a las lesiones nerviosas. Si lo detectas a tiempo, podrías frenarlo.
Esto es lo que puedes buscar:
-
Sensación de mareo o desmayo al ponerse de pie
-
Dificultad para hacer incluso un ejercicio limitado
-
Problemas para orinar, como tener accidentes
-
Problemas sexuales, como un bajo deseo sexual
-
Sudar mucho más de lo habitual o no sudar en absoluto
-
Problemas para digerir los alimentos, como hinchazón y malestar estomacal
?
Síntomas de los ataques cardíacos silenciosos
Algunas personas no tienen ningún síntoma. Si los tienes, pueden ser leves y desaparecer rápidamente. Y puede que te sientas totalmente bien una vez que el ataque silencioso haya terminado.?
Es posible que sientas dolor, presión u opresión en el centro del pecho en lugar de en el lado izquierdo. Puede parecer una indigestión común y corriente, pero si no desaparece, podría tratarse de un problema mayor.
Esto es lo que más puedes notar:
-
Romper a sudar frío o tener las manos húmedas sin motivo
-
Sentirse mareado
-
Sentirse cansado sin razón alguna
-
Acidez de estómago
-
Dolor en la mandíbula, el cuello o el brazo izquierdo (especialmente común en las mujeres)
-
Malestar estomacal
-
Dificultad para respirar, incluso cuando no has hecho mucho
Si tienes alguno de estos síntomas, consulta con tu médico de inmediato. En caso de duda, llame al 911.
Cómo puedo saber que tengo una?
Puede ser un reto. En algunos casos, tendrás síntomas después del ataque al corazón, incluyendo:
-
Sentirse muy cansado
-
Ardor de estómago que no desaparece
-
Hinchazón en las piernas
-
Dificultad para respirar cuando nunca la habías tenido
Otras veces, es la casualidad la que te hace descubrir que has tenido un infarto. Puedes ir a tu médico meses después y casualmente te hacen unas pruebas que lo demuestran.
Tu médico puede hacer algunas cosas para comprobar los signos de que has tenido uno, como:
-
Análisis de sangre para buscar ciertas proteínas que su corazón produce cuando ha sido dañado
-
Electrocardiograma (EKG), que comprueba las señales eléctricas de su corazón
-
Ecocardiograma, un tipo de ecografía que observa el corazón
?
¿Cuál es el daño?
Hay que tomarse un infarto silencioso tan en serio como uno que presenta síntomas claros. Puede dañar tu corazón y dejar cicatrices. Y eso puede afectar al funcionamiento de tu corazón.
Además, si no sabes que lo has tenido, no puedes recibir tratamiento. Aunque te sientas bien después, sigue siendo un gran problema. Sin la atención adecuada, aumentan las probabilidades de sufrir un segundo ataque cardíaco más grave. Esto, por sí solo, pone en peligro la vida y aumenta las probabilidades de sufrir otros problemas graves, como la insuficiencia cardíaca.