El ejercicio regular es una parte clave para mantenerse saludable con la diabetes tipo 2. Y el yoga puede ser una de las mejores formas de entrenamiento. Si se hace bien, el yoga puede ser tanto un entrenamiento aeróbico como de resistencia.
Caminar a paso ligero, correr y hacer ejercicios de fuerza con pesas son buenas opciones. También lo es una que mucha gente no tiene en cuenta: el yoga.
Beneficios del yoga para la salud
La gente ha practicado el yoga durante cientos de años. Las investigaciones demuestran que el yoga puede ayudar a mejorar su calidad de vida en general, así como a controlar los síntomas específicos de la diabetes.
El yoga es una actividad tanto física como mental. La palabra viene del sánscrito yoking, o sea, unir o juntar. Mezcla posturas específicas, técnicas de respiración y meditación. Puede ayudarte:
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Fortalecerse
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Mejore su equilibrio y disminuya las posibilidades de una caída, incluso si tiene daños en los nervios
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Controlar mejor los niveles de azúcar en sangre
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Ser más flexible
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Construir más músculo
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Disminuir el estrés
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Ser más consciente
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Acepta mejor tu cuerpo
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Mejorar su función nerviosa
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Disminuir la presión arterial
Por qué el yoga puede ayudar
La actividad física es una parte importante para mantenerse saludable con la diabetes. Y el ejercicio regular es uno de los mejores tipos de movimiento físico.
El yoga puede ser una buena opción si buscas algo que sea más suave para tus articulaciones y que no te deje resoplando. La mayoría de los tipos de yoga no son aeróbicos, es decir, cuando el corazón late más rápido y el cuerpo utiliza más oxígeno. Pero si lo haces a una velocidad lo suficientemente alta, puedes convertir el yoga en un entrenamiento cardiovascular.
Una revisión de 37 estudios aleatorios y controlados descubrió que, en comparación con la ausencia de ejercicio, la práctica del yoga ayuda a reducir el peso, disminuye los niveles de colesterol malo LDL y aumenta el colesterol bueno HDL.
El yoga también puede ser una forma de entrenamiento de resistencia, o de fuerza, que utiliza pesas o el propio peso corporal para ayudar a desarrollar los músculos. Se ha demostrado que el ejercicio de resistencia regula mejor los niveles de glucosa en sangre en personas con diabetes de tipo 2. También ayuda a las células a responder mejor a la insulina y a convertir la glucosa del torrente sanguíneo en energía.
Cómo empezar
Si eres nuevo en el mundo del yoga, consulta una clase para principiantes con un profesional cualificado. Los hospitales o centros médicos locales pueden incluso ofrecer clases gratuitas para personas con diabetes.
También puedes hacer yoga en casa viendo vídeos o tutoriales gratuitos en línea. La mayoría de los tipos de yoga son seguros. Pero habla con tu médico si tienes alguna duda. El yoga de ritmo rápido, como el yoga caliente o el Bikram, puede no ser recomendable para algunas personas con diabetes.
Posturas de yoga para probar
Tenga cuidado de entrar y salir de las posturas lentamente. Los cambios bruscos podrían hacer que tu presión arterial baje y te deje mareado. Las posturas de yoga que podrías probar son:
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Saludos al sol
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Posturas sentadas como la de la rana
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Posturas de torsión, como la torsión espinal sentada
Evita las posturas invertidas, como las posturas con la cabeza por debajo del corazón. Eso puede aumentar la presión en los ojos y causar daños. Las inversiones simples, como el pliegue hacia delante, pueden tener el mismo efecto.
Entonces, ¿cuánto yoga es suficiente? No existen directrices específicas para el yoga, pero el objetivo es realizar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana. Esto significa que debes respirar más fuerte de lo normal, pero sin dejar de hablar. Pero cualquier cantidad de actividad física beneficia a tu salud.
Si sientes algún dolor o molestia, retírate. Los instructores de yoga suelen aconsejar que no se coma antes de una sesión. Pero considere la posibilidad de tomar un ligero tentempié, especialmente si está tomando insulina u otra medicación, antes de su entrenamiento para evitar una bajada de azúcar.
Consulta siempre a tu médico antes de empezar una nueva actividad por si es necesario hacer algún cambio en tu plan de tratamiento.