Cómo afrontar las enfermedades crónicas y la depresión

La depresión es una de las complicaciones más comunes de las enfermedades crónicas. Descubra qué enfermedades están relacionadas con la depresión, así como los síntomas y tratamientos de este tipo de depresión.

Muchas personas con estas enfermedades se deprimen. De hecho, la depresión es una de las complicaciones más comunes de las enfermedades crónicas. Se calcula que hasta un tercio de las personas con una enfermedad grave tienen síntomas de depresión.

No es difícil ver la relación de causa y efecto entre la enfermedad crónica y la depresión. Una enfermedad grave puede provocar enormes cambios en la vida y limitar la movilidad y la independencia. Una enfermedad crónica puede imposibilitarle hacer las cosas que le gustan, y puede mermar su confianza en sí mismo y su sensación de esperanza en el futuro. No es de extrañar, pues, que las personas con enfermedades crónicas sientan a menudo desesperación y tristeza. En algunos casos, los efectos físicos de la propia enfermedad o los efectos secundarios de la medicación también conducen a la depresión.

Qué enfermedades crónicas desencadenan la depresión?

Aunque cualquier enfermedad puede desencadenar sentimientos depresivos, el riesgo de padecer una enfermedad crónica y depresión aumenta con la gravedad de la enfermedad y el nivel de alteración de la vida que provoca. El riesgo de depresión suele ser del 10-25% en las mujeres y del 5-12% en los hombres. Sin embargo, las personas con una enfermedad crónica se enfrentan a un riesgo mucho mayor: entre el 25 y el 33%. El riesgo es especialmente alto en las personas que tienen antecedentes de depresión.

La depresión causada por una enfermedad crónica suele empeorar el estado de salud, especialmente si la enfermedad causa dolor y fatiga o limita la capacidad de la persona para relacionarse con los demás. La depresión puede intensificar el dolor, así como la fatiga y la pereza. La combinación de enfermedad crónica y depresión puede llevarle a aislarse, lo que probablemente empeore la depresión.

Las investigaciones sobre enfermedades crónicas y depresión indican que los índices de depresión son elevados entre los pacientes con enfermedades crónicas:

  • Infarto de miocardio: Entre el 40% y el 65% experimentan depresión

  • Enfermedad arterial coronaria (sin infarto): El 18%-20% experimenta depresión

  • Enfermedad de Parkinson: El 40% experimenta depresión

  • Esclerosis múltiple: el 40% experimenta depresión

  • Accidente cerebrovascular: Entre el 10% y el 27% experimentan depresión

  • Cáncer: el 25% experimenta depresión

  • Diabetes: el 25% experimenta depresión

  • Síndrome de dolor crónico: el 30%-54% experimenta depresión

Síntomas de la depresión

Las personas con una enfermedad crónica, así como sus familiares, suelen pasar por alto los síntomas de la depresión. Asumen que sentirse triste es normal para alguien que lucha contra la enfermedad. Los síntomas de la depresión también suelen estar enmascarados por otros problemas médicos. Los síntomas se tratan, pero no la depresión subyacente. Cuando se tiene tanto una enfermedad crónica como una depresión, hay que tratar ambas cosas al mismo tiempo.

Opciones de tratamiento

La depresión se trata de forma muy parecida para un enfermo crónico que para alguien que no lo es. El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden aliviar la angustia junto con el riesgo de complicaciones y de suicidio. Muchas veces, el tratamiento de la depresión puede mejorar su estado médico general, una mejor calidad de vida y una mayor probabilidad de seguir un plan de tratamiento a largo plazo.

Cuando los síntomas depresivos están relacionados con la enfermedad física o con los efectos secundarios de la medicación, es posible que el médico deba ajustar o cambiar el tratamiento. Cuando la depresión es un problema independiente, puede tratarse por sí sola. Más del 80% de las personas con depresión pueden ser tratadas con éxito con medicamentos, psicoterapia o una combinación de ambos. Los fármacos antidepresivos suelen hacer efecto en cuestión de semanas. Debe colaborar estrechamente con su médico o psiquiatra para encontrar la medicación más eficaz.

Consejos para vivir con una enfermedad crónica

La depresión, la discapacidad y la enfermedad crónica forman un círculo vicioso. Las afecciones médicas crónicas pueden provocar brotes de depresión que, a su vez, se interponen en el tratamiento exitoso de la enfermedad.

Vivir con una enfermedad crónica es un reto, y es normal sentir pena y tristeza mientras te enfrentas a tu condición y sus implicaciones. Pero si estos sentimientos no desaparecen, o tiene problemas para dormir o comer, o ha perdido el interés por las actividades que normalmente disfruta, busque ayuda.

Para evitar la depresión:

  • Intenta no aislarte. Acércate a la familia y a los amigos. Si no tienes un sistema de apoyo sólido, toma medidas para construir uno. Pregunte a su médico o terapeuta sobre los grupos de apoyo y otros recursos comunitarios.

  • Aprende todo lo que puedas sobre tu enfermedad. El conocimiento es poder cuando se trata de obtener el mejor tratamiento disponible y mantener su sentido de independencia y control.

  • Asegúrese de contar con el apoyo médico de expertos en los que confíe y con los que pueda hablar abiertamente sobre sus continuas preguntas y preocupaciones.

  • Si sospecha que su medicación le está haciendo decaer, hable con su médico sobre otros posibles tratamientos.

  • Hable con su médico sobre el manejo del dolor.

  • En la medida de lo posible, sigue haciendo las cosas que te gustan. Te mantendrás conectado, además de aumentar la confianza en ti mismo y el sentido de comunidad.

  • Si crees que estás deprimido, no esperes a buscar ayuda. Busca un terapeuta o consejero de confianza.

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