Carcinoma papilar de tiroides: síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento

Conozca las causas, los síntomas y el tratamiento del carcinoma papilar de tiroides, el tipo de cáncer más común que afecta a la glándula tiroides.

El carcinoma papilar de tiroides es el tipo de cáncer más común que afecta a la tiroides, una glándula con forma de mariposa que se encuentra justo debajo de la laringe. Es tan grande como una moneda de 25 centavos, pero las hormonas que produce ayudan a controlar el funcionamiento del cuerpo, incluyendo la presión arterial, el ritmo cardíaco y la temperatura.

Aunque puede resultar chocante saber que tiene un carcinoma papilar de tiroides, tenga en cuenta que es un cáncer de crecimiento lento que normalmente puede curarse.

Cuáles son los síntomas?

A menudo, no tendrás ninguno. Es posible que sólo te enteres por una prueba de imagen para otro problema. O bien, durante un examen físico de rutina, su médico podría sentir un bulto, llamado nódulo, en su tiroides.

Los nódulos son crecimientos que pueden ser sólidos o estar llenos de líquido. Son muy comunes y a menudo no causan ningún problema. Pero aproximadamente 1 de cada 20 son cancerosos.

A medida que un nódulo aumenta de tamaño, usted puede empezar a tener síntomas como:

  • Un bulto en el cuello que puedes ver o sentir

  • Dificultad para tragar (puede tener dolor o encontrar que la comida o las pastillas se atascan)

  • Dolor de garganta o ronquera que no desaparece

  • Inflamación de los ganglios linfáticos del cuello

  • Dificultad para respirar, especialmente cuando se acuesta

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¿Qué lo provoca?

Los médicos no están seguros. Es más común en mujeres menores de 40 años.

Usted puede tener una mayor probabilidad de padecer carcinoma papilar de tiroides debido a cosas como:

Ciertas condiciones genéticas. Enfermedades como la poliposis adenomatosa familiar (PAF), el síndrome de Gardner y la enfermedad de Cowden pueden aumentar sus probabilidades.

Antecedentes familiares. En un pequeño número de casos, el carcinoma papilar de tiroides es hereditario.

Radioterapia. Si se sometió a radiación para tratar el cáncer por otra enfermedad cuando era niño, puede aumentar sus probabilidades.

El sexo. Es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres, pero los médicos no saben por qué.

Cómo lo comprobará mi médico?

Necesitará algunas pruebas diferentes para ver si un nódulo es cáncer.

Examen físico. Su médico palpará si hay crecimientos inusuales en su cuello y le preguntará sobre cualquier síntoma que pueda tener.

Análisis de sangre. Es posible que le revisen los niveles de hormonas tiroideas. Esto no le dirá si tiene cáncer, pero le dará más información sobre el funcionamiento de su tiroides.

Ecografía. Le harán esta prueba, que utiliza ondas sonoras para obtener una imagen del interior de su cuerpo, para saber más sobre los nódulos que tiene. Su médico averiguará su forma, tamaño y otras características. Eso le dará pistas importantes para decidir la magnitud del problema.

Biopsia. El médico utilizará una aguja muy fina para tomar una muestra del nódulo y comprobar si hay cáncer. Normalmente, lo máximo que sentirá durante la misma es un pequeño pinchazo.

Lo más probable es que le hagan esto a cualquier nódulo de más de un centímetro (aproximadamente media pulgada). Los nódulos con acumulación de calcio, muchos vasos sanguíneos o sin bordes claros son una señal de alarma. Lo mismo ocurre con los ganglios linfáticos cercanos de aspecto inusual, órganos con forma de frijol que ayudan a combatir las infecciones.

¿Cómo se trata?

Si el cáncer es muy pequeño, su médico puede sugerirle que se limite a vigilarlo con ecografías periódicas. Cuando necesites tratamiento, es probable que sea así:

Cirugía. En la mayoría de los casos, el médico extirpa toda la tiroides, junto con los ganglios linfáticos que parezcan problemáticos.

Si el cáncer es pequeño, puede optar por extirpar sólo una parte de la tiroides. Sin embargo, incluso en este caso, muchos médicos piensan que es mejor extirparla por completo. Puede hacer que los cuidados de seguimiento funcionen mejor y reducir las posibilidades de que el cáncer vuelva a aparecer.

Ablación con yodo radiactivo (RAI). La cirugía por sí sola puede curar el cáncer, por lo que no todo el mundo necesita este paso. Después de la operación, se le hacen pruebas a su tiroides. Los resultados les ayudarán a usted y a su médico a decidir si podría necesitar una ablación con yodo radiactivo para evitar que el cáncer vuelva a aparecer.

Se trata de un tratamiento único en el que se toma una píldora con yodo radiactivo. Las células tiroideas sobrantes absorben el yodo, que las mata. No suele tener efectos secundarios, ya que sólo lo absorben las células tiroideas.

La ablación con RAI suele realizarse si los nódulos son mayores de 4 centímetros o si el cáncer:

  • Crece más allá de la tiroides

  • Se desplaza hacia los ganglios linfáticos

  • Se extiende a otra parte del cuerpo

Píldoras de hormonas tiroideas. Empiezas a tomarlas después de la cirugía. Le dan a su cuerpo las hormonas tiroideas que ya no produce por sí mismo, ya que su tiroides ha sido extirpada. Por lo general, tomará una píldora al día durante el resto de su vida.

La píldora también impide que su cuerpo produzca la hormona estimulante del tiroides (TSH). Se trata de una hormona de la glándula pituitaria que normalmente indica a la tiroides que empiece a producir hormonas.

La interrupción de la TSH es una parte fundamental del tratamiento, porque si le quedan células tiroideas, la TSH podría desencadenar su crecimiento. Y eso aumentaría las probabilidades de que el cáncer volviera a aparecer.

Necesitaré cuidados de seguimiento?

Sí. Al principio, te harás análisis de sangre cada pocos meses para comprobar los niveles de hormonas tiroideas y ajustar la dosis de tu medicamento.

Una vez que todo se haya estabilizado, te harás una ecografía y análisis de sangre cada 6-12 meses. Esto es para comprobar que sigues teniendo la dosis correcta de tus medicamentos y para asegurarte de que el cáncer no ha reaparecido.

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