El médico ofrece consejos para afrontar la fatiga relacionada con el cáncer.
La fatiga no es lo mismo que estar cansada. El cansancio le ocurre a todo el mundo, y una buena noche de sueño suele revitalizarlo.
La fatiga es una falta de energía diaria o un cansancio de todo el cuerpo que no desaparece, incluso cuando se duerme bien. Puede impedirte hacer las cosas normales y cotidianas, y afecta a tu calidad de vida. A veces es "aguda", es decir, dura un mes o menos. En otros casos, es "crónica" y dura 6 meses o más. Por lo general, aparece de forma repentina y puede continuar después de terminar el tratamiento.
A continuación te presentamos algunas posibles razones para ello, junto con consejos que te ayudarán a recuperar parte de tu energía.
Causas de la fatiga relacionada con el cáncer
La propia enfermedad puede ser el problema. Las células tumorales roban calorías y nutrientes a las células sanas, y eso provoca un cansancio que no parece ceder.
Los tratamientos también pueden causar fatiga:
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Quimioterapia. Cualquier fármaco de quimioterapia puede causar fatiga. En algunas personas dura unos días, mientras que otras dicen tenerla durante todo el tratamiento o incluso después.
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La radiación puede provocarle una fatiga que empeora con el tiempo (llamada fatiga acumulada). Suele durar de 3 a 4 semanas después de que su tratamiento termine, pero puede continuar hasta 3 meses.
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La terapia hormonal priva al cuerpo de estrógenos, y eso puede provocar una fatiga que puede durar todo el tratamiento o más.
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Trasplante de médula ósea. Esta forma agresiva de tratamiento puede provocar una falta de energía diaria que dura hasta un año.
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Terapia dirigida. Las cantidades elevadas de estos medicamentos pueden provocar una fatiga duradera.
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Terapia combinada. Recibir más de un tratamiento contra el cáncer al mismo tiempo o uno tras otro también aumenta las probabilidades de sentirse apático.
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Cirugía. Cada persona se recupera de la cirugía a un ritmo diferente. Esto también puede causar cierto agotamiento diario.
Otros posibles culpables
Los tratamientos contra el cáncer pueden provocar anemia, un trastorno sanguíneo en el que las células no reciben el oxígeno que necesitan.
Y los efectos secundarios de los tratamientos -como náuseas, vómitos, llagas en la boca, cambios en el gusto, acidez o diarrea- pueden reducir la cantidad de nutrición que recibes, lo que puede hacer que te sientas agotado.
Los medicamentos que tratan los efectos secundarios, como las náuseas, el dolor, la depresión, la ansiedad y las convulsiones, también pueden causar fatiga. También lo pueden hacer los cambios hormonales relacionados con los medicamentos.
Si su glándula tiroidea es poco activa, su metabolismo puede ralentizarse tanto que su cuerpo no quema los alimentos lo suficientemente rápido como para darle energía. Esta es una condición común, pero también puede ocurrir después de la radioterapia en los ganglios linfáticos del cuello.
En las personas mayores, ser menos activo y tener problemas para moverse puede provocar fatiga. Las personas más jóvenes en tratamiento a veces hacen un esfuerzo excesivo y provocan la falta de energía diaria o el cansancio de todo el cuerpo. El dolor crónico e intenso lo agrava.
El estrés tampoco ayuda. La fatiga suele producirse cuando las personas intentan mantener sus rutinas y actividades diarias normales durante el tratamiento. Cambiar las actividades puede ayudarle a ahorrar energía.
La depresión y la fatiga suelen ir de la mano, pero puede que no esté claro cuál empezó primero. Una forma de resolverlo es intentar comprender sus sentimientos de depresión y cómo afectan a su vida. Informe a su médico si se siente deprimido todo el tiempo, si estaba deprimido antes de que le diagnosticaran el cáncer o si le preocupan los sentimientos de inutilidad.
Cómo puede ayudar su médico
El primer paso es intentar averiguar el origen o los orígenes de su fatiga. Puede haber más de una razón por la que te sientas así.
Su médico puede hacer pruebas para comprobar si hay anemia o hipotiroidismo. Si tiene una de estas condiciones, los tratamientos pueden ayudar.
Si cree que la causa es el tratamiento contra el cáncer, hable con su médico para que le ayude a controlarlo o para que le explique otras opciones.
Cómo puede ayudarse a sí mismo
Calcula tu nivel de energía. Lleva un diario durante una semana. Anota los momentos del día en los que estás más fatigado y los momentos en los que tienes más energía. Anota lo que crees que pueden ser las razones.
Conoce los signos de advertencia de la fatiga:
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Ojos cansados
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Piernas cansadas
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Cansancio en todo el cuerpo
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Rigidez en los hombros
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Problemas de concentración
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Debilidad o malestar general
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Aburrimiento o falta de motivación
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Agotamiento, incluso después de dormir
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Irritabilidad
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Nerviosismo, ansiedad o impaciencia
8 formas de ahorrar energía
Haz un plan y organiza tu trabajo. Combina las actividades y simplifica los detalles. Pide a tus familiares o amigos que te ayuden en las tareas cuando sea posible.
Toma el ritmo. Un ritmo moderado es mejor que apresurarse durante el día.
Equilibra los periodos de descanso y de trabajo. Utiliza tu energía sólo en las tareas importantes. Programe el descanso antes de fatigarse. Las pausas cortas y frecuentes son útiles.
Alterne estar sentado y de pie. Cuando te sientes, utiliza una silla con un buen apoyo para la espalda. Siéntate con la espalda recta y los hombros hacia atrás.
Intenta trabajar sin agacharte. En su lugar, ajusta el nivel de tu trabajo. Cuando tengas que levantar algo, dobla las rodillas y utiliza los músculos de las piernas para levantarlo, no la espalda.
Limite los trabajos que requieran estirarse por encima de la cabeza o que aumenten la tensión muscular. Cambie el lugar donde almacena los artículos para reducir los tropezones o los alcances. En lugar de mover una carga grande, divídala en otras más pequeñas, o utilice un carro.
Respira de manera uniforme, y usa ropa cómoda para permitir una respiración libre y fácil.
Evita las temperaturas demasiado calientes o demasiado frías. No tome duchas o baños largos y calientes.
Consigue una buena nutrición
La fatiga relacionada con el cáncer puede empeorar si no comes lo suficiente o si no comes los alimentos adecuados. Una dieta equilibrada puede ayudarle a sentirse mejor y a tener más energía. He aquí algunas formas de mejorar su dieta:
Consiga suficientes calorías. Si tiene cáncer, necesita unas 15 calorías por cada kilo de peso si su peso ha sido estable. Añada 500 calorías al día si ha perdido peso. Por ejemplo, una persona que pesa 150 libras necesita unas 2.250 calorías al día para mantener su peso.
Toma muchas proteínas. Reconstruye y repara las células dañadas. Las mujeres necesitan unos 46 gramos al día, y los hombres 56 gramos. Las buenas fuentes de proteínas son los productos lácteos, la carne, los huevos y las legumbres.
Bebe mucho líquido. Eso te ayudará a evitar la fatiga que produce la deshidratación. Y te ayudará a obtener calorías. Bebe cosas como agua, zumo, leche, caldo y batidos. Evita las bebidas con cafeína. Además, necesitarás más líquidos si tienes vómitos o diarrea.
Toma suficientes vitaminas. Pregunte a su médico si debe tomar un suplemento vitamínico si no está seguro de estar recibiendo suficientes nutrientes. Un multivitamínico proporciona muchos de los nutrientes que tu cuerpo necesita. Pero los suplementos vitamínicos no tienen calorías, así que asegúrate de comer alimentos nutritivos para obtener tus calorías.
Considera la posibilidad de acudir a un dietista titulado. Puede ayudarte con cualquier problema de alimentación que te impida nutrirte adecuadamente (como problemas para tragar, cambios en el gusto o sensación de saciedad rápida). Un dietista también puede sugerir formas de obtener más calorías y proteínas en cantidades más pequeñas de alimentos.
Haz ejercicio
El cáncer y los tratamientos pueden hacer que te sientas agotado, dejándote tirado en la cama o sentado en una silla durante horas. Pero ese tipo de inactividad puede provocar sentimientos de ansiedad, depresión, debilidad y más fatiga.
El ejercicio regular y moderado puede aliviar esos sentimientos, ayudarle a mantenerse activo y darle más energía. Incluso durante el tratamiento del cáncer, puede seguir haciendo ejercicio. He aquí algunos consejos:
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Consulte a su médico antes de comenzar un programa de ejercicios.
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Comience lentamente si le dan el visto bueno. Dale tiempo a tu cuerpo para que se adapte.
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Mantenga un horario de ejercicio regular. Intenta estar activo al menos 150 minutos a la semana. Si estás empezando, aumenta esta cantidad con el tiempo.
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El tipo de ejercicio correcto nunca te hace sentir dolorido, rígido o agotado. Si eso ocurre o te sientes sin aliento, te estás excediendo.
La natación, la marcha rápida, la bicicleta estática y los ejercicios aeróbicos de bajo impacto (impartidos por un instructor certificado) pueden ser buenas opciones. Pero habla con tu médico si tienes alguna duda sobre los ejercicios que son seguros para ti.
Tome las riendas de su estrés
Controlar el estrés puede desempeñar un papel importante en la lucha contra la fatiga. Aquí hay algunas sugerencias que pueden ayudar.
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Ajuste sus expectativas. Por ejemplo, si tienes una lista de 10 cosas que quieres realizar hoy, redúcela a dos y deja el resto para otros días. Una sensación de logro contribuye en gran medida a aliviar el estrés.
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Ayuda a los demás a entenderte y apoyarte. La familia y los amigos pueden ser útiles si se ponen en su lugar y comprenden lo que la fatiga significa para usted. Los grupos de apoyo al cáncer también pueden ser una fuente de fortaleza. Otras personas con la enfermedad pueden entender lo que estás pasando.
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Las técnicas de relajación, como la respiración profunda o la visualización, también pueden reducir el estrés. O simplemente haz cosas discretas que te resulten divertidas: leer, escuchar música o tejer, por ejemplo.
Informe a su médico si su estrés parece estar fuera de control. Ellos pueden ayudarte a sentirte mejor.
Cuándo llamar a su médico
Aunque la fatiga relacionada con el cáncer es un efecto secundario común del cáncer y sus tratamientos, debe mencionar cualquiera de sus preocupaciones a su médico. Hay ocasiones en las que la fatiga puede ser un indicio de un problema médico subyacente. Otras veces, puede haber cosas que su médico puede hacer para ayudar a controlar la fatiga.
Asegúrese de informar a su médico o enfermera si tiene:
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Dificultad para respirar
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Dolor
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Efectos secundarios de los tratamientos (como náuseas, vómitos, diarrea o pérdida de apetito)
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Ansiedad o nerviosismo
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Depresión