El carcinoma lobular invasivo (CIL) es la segunda forma más común de cáncer de mama. Obtenga más información sobre los síntomas, los factores de riesgo, el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico del carcinoma lobular invasivo.
Qué es el carcinoma lobular invasivo?
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El carcinoma lobular invasivo (CIL) es un cáncer de mama que comienza en una de las glándulas que producen leche, llamadas lobulillos, y se extiende a otras partes de la mama. Es la segunda forma más común de cáncer de mama después del carcinoma ductal invasivo, que comienza en un conducto de leche.
Es diferente del carcinoma lobular in situ (CLIS). Se trata de otro tipo de crecimiento celular anormal en la mama que permanece dentro de los lobulillos.
El CLIS es más probable que se encuentre en ambas mamas que otros tipos de cáncer de mama. También puede extenderse a otras zonas del cuerpo.
Síntomas del carcinoma lobular invasivo
Es posible que no note síntomas al principio. Si lo hace, pueden incluir:
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Engrosamiento o endurecimiento en la mama (en lugar de un bulto definido)
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Una zona de hinchazón o plenitud
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Un cambio en la textura de la piel del pecho o del pezón, como hoyuelos o una zona irritada, roja o escamosa
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Un pezón que se vuelve hacia adentro
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Dolor en el pecho o en el pezón
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Secreción inusual del pezón
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Un bulto bajo el brazo
Causas y factores de riesgo del carcinoma lobular invasivo
Los expertos no están seguros de cuál es la causa exacta del cáncer de mama. Ocurre cuando las células cambian y empiezan a crecer sin control.
Las cosas que pueden hacer más probable el CIL son:
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La edad. Su riesgo aumenta a medida que envejece.
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Género. Las mujeres son más propensas a padecerlo.
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Carcinoma lobular in situ (CLIS)
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Uso de terapia de sustitución hormonal combinada de estrógenos y progestágenos después de la menopausia
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Síndrome de cáncer gástrico difuso hereditario, un trastorno transmitido por sus padres
Diagnóstico del carcinoma lobular invasivo
Su médico comenzará con un examen físico de sus mamas y de los ganglios linfáticos cercanos. Si perciben algún problema como engrosamiento, endurecimiento o hinchazón, es posible que le hagan pruebas que incluyan:
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Mamografía. El CIL puede ser difícil de detectar en una mamografía, que hace imágenes de rayos X de su seno, porque las células cancerosas tienden a crecer en una línea en lugar de en una masa.
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Ecografía. Las ondas sonoras crean imágenes del interior de la mama. Una ecografía puede ser mejor para encontrar el CIL que una mamografía.
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Biopsia. Si encuentran una zona sospechosa, su médico pedirá una biopsia para comprobar las células. En la mayoría de las biopsias se utiliza una aguja para extraer una muestra de células de la mama. En algunos casos, el médico extraerá una muestra más grande o todo el tumor.
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TAC. Se trata de una potente radiografía que realiza imágenes detalladas del interior de su cuerpo.
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Gammagrafía PET. Junto con un TAC, esta prueba puede ayudar a detectar el cáncer en los ganglios linfáticos y otras zonas.
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RESONANCIA MAGNÉTICA. Utiliza imanes potentes y ondas de radio para obtener imágenes de la mama y del interior del cuerpo.
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Gammagrafía ósea. Se le inyecta en el brazo un material radiactivo llamado trazador. Aparece en las imágenes para indicar a su médico si el cáncer puede haber viajado a sus huesos.
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Los resultados de sus exámenes le dirán a su médico si tiene cáncer y si se ha extendido para que pueda recomendarle las mejores opciones de tratamiento.
Tratamiento del carcinoma lobular invasivo
El tratamiento del CIL implica uno o más métodos. La cirugía y la radioterapia son tratamientos locales, es decir, se centran en la zona del cáncer. Los tratamientos sistémicos, como la quimioterapia y la terapia hormonal, se dirigen a cualquier célula cancerosa que pueda haberse extendido.
Cirugía
La mayoría de las mujeres con carcinoma lobular invasivo son operadas. Dependiendo del tamaño de su tumor y de su grado de propagación, puede tener uno de los dos tipos:
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Lumpectomía. El médico extrae sólo el tumor y parte del tejido que lo rodea.
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Mastectomía. Extirpan una parte o la totalidad de la mama, con o sin los ganglios linfáticos y el músculo cercanos.
El médico puede tomar muestras de los ganglios linfáticos de las axilas para comprobar si hay cáncer. También podrían extirpar los ganglios linfáticos. Estos procedimientos se denominan biopsia del ganglio linfático centinela y disección de los ganglios linfáticos axilares.
Radioterapia
La radiación de alta energía puede destruir las células cancerosas que puedan quedar tras la cirugía. El médico puede utilizar una máquina para suministrar la energía desde el exterior del cuerpo (externa) o insertar semillas o gránulos radiactivos en el cuerpo cerca del lugar donde se extirpó el cáncer (interna).
Quimioterapia
La quimioterapia, o quimio, es cuando su médico utiliza uno o más medicamentos para eliminar las células cancerosas. Puede recibirlos antes de la operación para reducir el tamaño del tumor o después para destruir las células restantes. Se presentan en forma de píldoras que se tragan y en forma de líquido que va directamente al torrente sanguíneo (por vía intravenosa). Los fármacos que pueden tratar la CIL son:
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Capecitabina (Xeloda)
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Ciclofosfamida (Cytoxan)
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Docetaxel (Taxotere)
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Doxorrubicina (Adriamicina)
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Epirubicina (Ellence)
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Fluorouracilo (Adrucil)
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Ixabepilona (Ixempra)
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Metotrexato (Rheumatrex)
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Paclitaxel (Taxol)
Terapia hormonal
Las células ILC suelen tener receptores para las hormonas estrógeno y progesterona. Los receptores son proteínas especiales que ayudan a las hormonas a indicar a las células que crezcan y se dividan. Los fármacos de terapia hormonal para los LCI reducen la cantidad de estrógeno en el cuerpo o impiden que éste indique a las células cancerosas que crezcan. Los más comunes son:
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Anastrozol (Arimidex)
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Exemestano (Aromasin)
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Letrozol (Femara)
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Raloxifeno (Evista)
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Tamoxifeno (Nolvadex)
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Toremifeno (Fareston)
Una proteína llamada HER2 también puede indicar a las células cancerosas que crezcan. Otros medicamentos se dirigen a esta proteína o a sus receptores.
Efectos secundarios del tratamiento
Puede notar efectos secundarios durante o después del tratamiento del cáncer. Por ejemplo, la quimioterapia puede causar:
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Cambios en las uñas
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Llagas en la boca
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Pérdida de apetito
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Cambios en el peso
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Náuseas y vómitos
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Diarrea
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Más infecciones
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Facilidad para la aparición de hematomas o hemorragias
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Fatiga
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Cambios menstruales
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Problemas de fertilidad
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Niebla cerebral
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Daños en el corazón
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Daños en los nervios
Pérdida de cabello
La radiación puede causar:
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Hinchazón de las mamas
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Dolor
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Cambios en la piel, enrojecimiento o hematomas
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Fatiga
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Cambios en el tejido mamario
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Problemas en la lactancia materna
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Daños en los nervios
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Dolor e hinchazón en el brazo o el pecho (linfedema)
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Costillas debilitadas que se fracturan más fácilmente
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Líquido en la mama (seroma)
Antes de comenzar el tratamiento, hable con su equipo médico sobre lo que puede esperar. Infórmeles si nota algún efecto secundario. Es posible que existan algunos tratamientos que le ayuden a sentirse mejor.
Pronóstico del carcinoma lobular invasivo
El cáncer afecta a cada persona de forma diferente. Su pronóstico puede depender de aspectos como la precocidad del diagnóstico y la respuesta de su cuerpo al tratamiento.
En general, alrededor del 90% de las mujeres con cáncer de mama viven al menos 5 años después del diagnóstico. Aunque no hay mucha información sobre los tipos específicos de cáncer de mama, estas tasas de supervivencia se rastrean según el estadio en el que se diagnostica el cáncer o su grado de propagación:
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Localizado (el cáncer no se ha extendido fuera de la mama): El 98,9% vive al menos 5 años.
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Regional (el cáncer se ha extendido a los ganglios linfáticos cercanos a la mama): El 85,7% vive al menos 5 años.
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Distante (el cáncer se ha extendido más lejos en el cuerpo): El 28,1% vive al menos 5 años.