Probablemente sepa que el ejercicio es bueno para la salud, la fuerza y la resistencia, pero ¿sabía que también es bueno para el cerebro? Descubra cómo.
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¿Ha comprobado últimamente su frecuencia pico alfa individual (iAPF)? Probablemente no, a menos que su médico haya pensado que podría tener un problema cerebral como la epilepsia o la enfermedad de Alzheimer. La iAPF (parte de la prueba de EEG o electroencefalograma) mide su capacidad de concentración y atención. Parece que aumenta después de hacer un ejercicio intenso. No cambia mucho después de un ejercicio de estado estable, como un trote tranquilo o un paseo en bicicleta.
Puede ayudarle a recordar
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El ejercicio aeróbico, como caminar, correr o trabajar en el jardín, puede ayudar a que crezca el hipocampo del cerebro, la parte relacionada con la memoria y el aprendizaje. También podría ralentizar el encogimiento del hipocampo, que puede conducir a la pérdida de memoria a medida que se envejece.
Algunos estudios sugieren que el crecimiento es mayor si te gusta la actividad que realizas. Así que encuentra algo que te guste y ponte en marcha.
Ayuda a la depresión y la ansiedad
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El ejercicio aeróbico alivia los síntomas de la depresión y la ansiedad tan bien que tu médico o terapeuta puede sugerirlo como tratamiento. Podría ser porque el ejercicio retrasa el daño y la descomposición de las células cerebrales. Pueden hacer falta muchos meses para obtener todos los beneficios, así que acostúmbrate a ser activo.
Puede hacer que tu cerebro sea más flexible
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La neuroplasticidad es la capacidad de tu cerebro para cambiar cuando aprendes y experimentas cosas nuevas. Los cerebros más jóvenes suelen ser mejores que los mayores para hacerlo, pero incluso los de la misma edad pueden tener capacidades muy diferentes.
Los científicos creen que tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento con pesas parecen ayudar a crear cerebros más flexibles, o plásticos.
Podría ayudarle a evitar la demencia
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Las personas que no hacen mucho ejercicio son más propensas a padecer la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia. Esto se debe, en parte, a que el ejercicio ayuda a prevenir muchas de las cosas que están relacionadas con la demencia, como:
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Obesidad
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Diabetes
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Presión arterial alta
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Depresión
Pero el ejercicio también tiene un efecto directo. Los científicos pueden verlo realmente. Más materia cerebral blanca y gris y menos tejido enfermo son signos de una mejor salud cerebral.
Ayuda a la circulación de la sangre
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El ejercicio aeróbico ayuda a que la sangre llegue al cerebro. Esto se debe en parte a que el ejercicio fortalece el corazón y los vasos sanguíneos, desde los más grandes que llevan la sangre a la cabeza hasta los pequeños microvasos del cerebro.
Los vasos sanguíneos fuertes -y el mejor flujo sanguíneo que crean- parecen ayudar a detener la acumulación de placas relacionadas con la demencia. Los científicos también creen que un flujo sanguíneo fuerte ayuda a nutrir el cerebro de una manera que ralentiza el deterioro mental. Los científicos siguen tratando de averiguar cómo funciona exactamente.
Te ayuda a unir los puntos
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Las investigaciones sugieren que el ejercicio mejora tu capacidad para organizar e interpretar la información, y actuar con sentido, algo que se llama función ejecutiva. Una sola sesión de ejercicio puede iniciar el proceso. A largo plazo, el ejercicio parece cambiar la estructura de la materia blanca del cerebro de forma que ayuda a las células cerebrales a conectarse.
Te ayuda a dormir
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Sabemos que el ejercicio puede ayudarte a mantener un estado de ánimo uniforme, a relajarte a la hora de acostarte y a establecer un ciclo saludable de sueño y vigilia (ritmo circadiano). Los efectos cerebrales exactos no siempre están claros, pero las personas que hacen más ejercicio tienden a tener más sueño de ondas lentas, el tipo de sueño profundo que ayuda a revitalizar el cerebro y el cuerpo.
Cuánto ejercicio marca la diferencia?
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Las recomendaciones estándar exigen 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días de la semana. Es un buen punto de partida. Pero duplicar esa cantidad puede aportar a tu cerebro aún más beneficios. La duración de cada sesión también es importante. Las investigaciones demuestran que algunos de los mejores beneficios se obtienen en sesiones de ejercicio que duran entre 45 y 60 minutos.