Los síntomas de la ELA pueden coincidir con los de otros trastornos. El médico explica cómo, con los exámenes y pruebas adecuados, los médicos pueden hacer un diagnóstico y averiguar si tienes esclerosis lateral amiotrófica o algo más.
Los signos de la ELA -debilidad muscular o espasmos, dificultad para hablar o para realizar tareas físicas- también pueden apuntar a otras enfermedades.
No hay una sola prueba que pueda diagnosticar la ELA. Es necesario realizar una serie de exámenes, pruebas y escáneres para saber si se tiene ELA o cualquier otra cosa.
Examen físico
Su primer paso es un examen completo realizado por un neurólogo. Se trata de un médico especializado en trastornos del sistema nervioso, incluidos el cerebro y la médula espinal.
Este examen incluirá muchas preguntas sobre sus síntomas, su historial médico y su familia. Lleva contigo notas para que te resulte más fácil responder a sus preguntas.
En el examen físico, su neurólogo también buscará los signos de la ELA, incluyendo:
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Debilidad muscular, a menudo en un solo lado del cuerpo
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Habla arrastrada o lenta y otros signos de debilidad muscular en la boca y la lengua
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Tirones musculares
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Músculos que han reducido su tamaño, tienen reflejos inusuales o están tensos y rígidos
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Cambios emocionales, como risas y llantos descontrolados o pérdida de buen juicio o de habilidades sociales
Análisis de sangre y orina
Estos no detectarán la ELA, pero las pruebas de laboratorio más comunes pueden utilizarse para descartar otras enfermedades que presentan el mismo tipo de síntomas. Sus muestras de sangre y orina pueden utilizarse para analizar:
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Enfermedad tiroidea
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Falta de vitamina B12
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VIH
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Hepatitis (inflamación del hígado)
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Enfermedades autoinmunes (en las que el sistema inmunitario del organismo ataca a sus propias células sanas)
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Cáncer
En algunos casos, el médico también puede utilizar un procedimiento llamado punción lumbar, o punción espinal, para extraer líquido de la columna vertebral en busca de problemas.
En los casos raros en los que la ELA es hereditaria, pueden realizarse pruebas genéticas para averiguar si una mutación genética está relacionada con la enfermedad.
Escáneres
Las exploraciones como la resonancia magnética, o MRI, no pueden diagnosticar directamente la ELA. Esto se debe a que las personas que padecen la enfermedad tienen resonancias magnéticas normales. Pero a menudo se utilizan para descartar otras enfermedades.
Por ejemplo, un tumor en la médula espinal o una hernia discal en el cuello pueden causar algunos síntomas que se asemejan a la ELA, pero aparecerán en un escáner de la columna y el cuello, descartando la ELA como causa de los síntomas.
Pruebas musculares y nerviosas
Si las pruebas de laboratorio básicas no apuntan a un problema de salud diferente, su neurólogo puede utilizar pruebas más avanzadas. Se denominan pruebas electrofisiológicas, y los médicos pueden utilizarlas para confirmar que la forma en que actúan sus músculos y nervios se ajusta a la definición de ELA.
Estas pruebas pueden mostrar resultados anormales si usted tiene ELA, pero su médico también podría decidir a partir de los resultados que usted tiene daños en los nervios o una enfermedad muscular que no es ELA.
Estas pruebas incluyen: Electromiografía: La electromiografía es una de las pruebas más importantes para diagnosticar la ELA. Se envían pequeñas descargas eléctricas a través de los nervios. El médico mide la velocidad a la que conducen la electricidad y si están dañados.
Una segunda parte de la prueba también comprueba la actividad eléctrica de sus músculos. En ambos casos, su médico podrá ver patrones de actividad claramente anormales si usted tiene ELA.
Un estudio de conducción nerviosa: Mide la capacidad de sus nervios para enviar señales. Sólo un 10% de los pacientes con ELA presentan resultados anormales en el estudio de conducción nerviosa, pero la prueba puede sugerir otros diagnósticos.
Una biopsia muscular. Se puede tomar una pequeña muestra de su tejido muscular si su médico cree que tiene una enfermedad muscular distinta de la ELA. Se le dará algo para adormecer la zona antes de tomar el tejido.
Segundas opiniones
No hay ninguna prueba que pueda daros a ti y a tu médico un diagnóstico seguro de ELA. Muchos de sus síntomas pueden ser causados por múltiples condiciones.
Por ello, muchos pacientes prefieren buscar una segunda opinión tras recibir un diagnóstico de ELA. Un segundo neurólogo puede hacer una ronda diferente de pruebas que muestre algo nuevo.
Pruebas de progresión
Parte de la definición de la ELA es que es una enfermedad progresiva, es decir, que empeora con el tiempo.
Por eso, una vez que se le diagnostica la ELA por primera vez, es probable que su médico le recomiende repetir todas las pruebas en 6 o más meses para ver si su enfermedad ha cambiado en algo.
Si las pruebas muestran un empeoramiento de los síntomas y de la función muscular y nerviosa subyacente, es probable que se confirme su diagnóstico.