El tratamiento de los ataques de pánico implica terapia psicológica, medicación o ambas. Tarda en funcionar, pero la gran mayoría de las personas se recuperan y no tienen efectos duraderos.
Si crees que alguien está sufriendo un ataque de pánico, aquí tienes cómo puedes ayudarle de inmediato:
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Pregúntales qué puedes hacer.
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Asegúreles que el ataque probablemente pasará en unos minutos.
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Anímelos a respirar lenta y uniformemente.
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No minimices sus síntomas.
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Si han tenido un ataque de pánico antes, pregunte qué les ayudó a superarlo.
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Si no puedes calmarlos, llévalos a ver a un médico de inmediato.
Si ha tenido más de un ataque de pánico, puede provocar problemas como depresión, agorafobia (miedo a los espacios abiertos o públicos) o abuso de sustancias. Si ha tenido varios ataques, acuda al médico. El tratamiento puede hacer mucho para detenerlos.
Los médicos suelen tratar los ataques de pánico con terapia psicológica, medicación o ambas cosas. Sea cual sea el camino que toméis tú y tu médico, necesitará tiempo para funcionar, así que intenta ser paciente. Cuando la gente sigue su plan de tratamiento, la inmensa mayoría encuentra alivio y no tiene problemas permanentes.
Primer paso
Los latidos acelerados del corazón u otras molestias que acompañan a un ataque pueden parecerse a los de otras enfermedades, como las cardíacas. Por eso, es probable que tu médico empiece por hacerte un examen físico completo. Así se asegurará de que los síntomas no provienen de una enfermedad que desconocías.
Si no aparece ninguna enfermedad de este tipo, el médico puede enviarte a hablar con un psicólogo o psiquiatra capacitado para reconocer cuándo alguien ha tenido ataques de pánico.
El médico combinará la información del psicólogo con sus propias observaciones para diagnosticar el problema. Cuando alguien tiene ataques repetidos, los médicos llaman a esta condición trastorno de pánico.
Asesoramiento
El tratamiento puede comenzar con una terapia de conversación. Se sentará con un consejero que le ayudará a entender qué es el trastorno de pánico y cómo puede manejarlo.
A medida que el tratamiento continúa, la terapia debería ayudarle a descubrir las situaciones, pensamientos o sentimientos que provocan sus ataques. Una vez que comprenda lo que ocurre, esos desencadenantes tendrán menos poder para causar problemas.
La terapia también debería mostrarte que los efectos físicos de los ataques no te hacen daño. Con su terapeuta, trabajará con sus síntomas de forma segura y gradual hasta que le parezcan menos temibles. Esto también puede ayudar a que los ataques desaparezcan.
También aprenderá técnicas de relajación que pueden ayudarle a manejar los ataques cuando se produzcan. Si puede controlar su respiración, por ejemplo, eso puede hacer que un ataque de pánico sea menos grave. También puede hacer que el siguiente sea menos probable. Tiene que practicar estas habilidades con regularidad en su vida diaria para obtener los beneficios.
Medicación
Su médico puede decidir que la medicación debe formar parte de su terapia, para disminuir los síntomas físicos de sus ataques. Podría ser parte de los primeros pasos, por ejemplo. Podrían recetarle:
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Un antidepresivo, que suele ser la primera opción para prevenir futuros ataques de pánico.
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Un medicamento recetado contra la ansiedad, como una benzodiacepina. Para las personas con trastornos por consumo de sustancias, los médicos pueden recetar otros medicamentos.
Es posible que usted y su médico tengan que probar más de un medicamento antes de encontrar el que mejor funciona. A algunas personas les va mejor con más de un tipo.
Qué más ayuda
Además de su tratamiento, también puede descubrir que estos hábitos cotidianos marcan la diferencia:
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El yoga o la respiración profunda pueden relajar tu cuerpo y disminuir el estrés.
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El ejercicio puede ayudar a calmar su mente y compensar los posibles efectos secundarios de la medicación, como el aumento de peso.
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Aléjese de las bebidas alcohólicas, la cafeína, el tabaco y las drogas recreativas, que pueden desencadenar los ataques.
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Duerme lo suficiente para no sentirte agobiado durante el día.
Algunas investigaciones demuestran que la acupuntura, la técnica china de insertar finas agujas en el cuerpo para controlar el flujo de energía, puede ayudar.
En cuanto a los suplementos dietéticos, no hay suficientes investigaciones que demuestren que funcionan para reducir los ataques de pánico. Uno de ellos, llamado inositol, ha demostrado ser prometedor en pequeños estudios, pero es demasiado pronto para saber su eficacia. Asegúrese de consultar a su médico antes de probar cualquier suplemento, ya que podría tener efectos secundarios o entrar en conflicto con la medicación.
Obtenga apoyo
Mientras trabajas para mejorar, te ayuda tener gente a tu alrededor que te ayude. Si te unes a un grupo de apoyo, podrás sacar fuerzas y ánimos de otras personas que se enfrentan a los mismos retos.
Tus seres queridos también pueden colaborar. Los profesionales de la salud recomiendan cada vez más los programas de tratamiento que incluyen a los cónyuges, parejas o familias. Por ejemplo, las personas que te rodean pueden ayudarte a practicar técnicas de relajación u otras habilidades.
Si es amigo o familiar de alguien que sufre ataques de pánico, sea paciente con él. Nunca regañes ni juzgues. Conozca sus signos de estrés para poder estar atento a ellos y ser una influencia tranquilizadora. Si tu ser querido tiene un ataque de pánico, mantén la calma y ayúdale a conseguir la ayuda que necesite.
Aproveche la paciencia
Vencer los ataques de pánico lleva tiempo. Si tienes sesiones de terapia semanales, deberías empezar a notar resultados en 10 o 20 semanas. Algunos estudios muestran una mejora después de sólo 12 semanas. Al cabo de un año, deberías sentir una gran mejoría.
Todo depende de que sigas el plan de tratamiento que tú y tu equipo médico creéis. No pierdas de vista el objetivo.