¡Hazlo, contrátalo o tíralo!

¡Hazlo, contrátalo o tíralo!

Escrito por Cheryl Richardson De los archivos del médico

P: Soy una procrastinadora crónica. Siempre postergo el manejo de las "cosas" de la vida, y cuando me pongo metas, parece que nunca tomo las acciones necesarias para lograrlas. Como resultado, tengo tantos proyectos y tareas incompletos que no sé por dónde empezar. Cómo puedo ponerme en marcha?

R: Empecemos por quitarnos la etiqueta de "procrastinador crónico". Las palabras tienen poder, y referirse a ti mismo de esta manera ayuda a mantener el problema en su lugar. Tu incapacidad para hacer las cosas probablemente tenga más que ver con la cantidad de "cosas" que tienes en tu plato que con lo que eres como persona.

Antes de ver cómo ayudarte a ponerte en marcha, tiene sentido que hagas un par de cambios básicos. En primer lugar, comprométete a dejar en suspenso cualquier proyecto nuevo durante los próximos seis meses. El objetivo es despejar su plato, no añadir más. A continuación, considere la posibilidad de eliminar por completo algunos de sus proyectos actuales, los que ya no le despiertan un fuerte sentimiento de compromiso y entusiasmo. Eliminar tareas y proyectos es la forma más rápida de recuperar la energía que necesita para hacer las cosas importantes. Una vez que hayas eliminado algunos proyectos existentes y hayas puesto una moratoria a los nuevos, es hora de ponerse en marcha. Cuando estamos más abrumados, somos los menos ingeniosos. En lugar de intentar lanzarse a por todo, lo primero es centrarse y organizarse mentalmente. Empieza por programar una hora de tiempo ininterrumpido una mañana de esta semana. Durante ese tiempo, siéntate en silencio y piensa en lo que hay que hacer. Puedes preguntarte: "¿Qué está drenando mi energía?". A continuación, a medida que vayas identificando las respuestas, haz una lista de 10 tareas específicas y realistas, ¡no más de 10! Una vez que hayas puesto tu lista por escrito, estarás listo para empezar a despejar tu plato. Para garantizar su éxito, busque un socio que participe en este proceso con usted. Pídale a un amigo o a un familiar que haga una lista similar de 10 cosas, y ambos se comprometen a abordar sus listas en un plazo de 30 días. Dedicar 30 días a este proceso puede significar que tendrá que cancelar algunos planes, pero la tranquilidad que supone liberarse de la carga de la procrastinación merece la pena. Cuando consideres tu lista, hazte estas preguntas: "¿Cuáles de estas tareas tengo que hacer absolutamente yo? ¿Podría necesitar ayuda? ¿Puedo contratar a alguien para que se encargue de una tarea? Por lo general, hay tres formas de abordar la mayoría de los proyectos:

  • ¡Hazlo!

    Se trata de tareas o proyectos que sólo tú puedes hacer, como visitar al dentista para una revisión o escribir una carta a un amigo. Una vez que descubras qué proyectos o tareas sólo puedes realizar tú, concéntrate en ellos de uno en uno. Pensar en todo lo que hay que hacer puede ser paralizante. Olvida todo lo demás y ponte a trabajar en el proyecto más importante. Probablemente descubrirás que la finalización de una tarea despierta la motivación para empezar la siguiente.

  • ¡Contrata!

    Busca a otra persona para que organice tu garaje, pinte la valla o haga la limpieza de tu casa. Muchas tareas que nos agotan serían una alegría, o al menos rentables, para otra persona. Contrata a un adolescente del barrio para que te corte el césped o a un amigo en paro para que organice tus archivos. Y si crees que no puedes permitirte contratar a gente, prueba a hacer trueques. Tengo una amiga, masajista, que hace un trueque con otra amiga que lleva la contabilidad. Una recibe un buen masaje y la otra tiene su chequera equilibrada y sus facturas pagadas. No es un mal acuerdo.

  • ¡Chúpate esa!

    Muchos proyectos se llevarían a cabo fácilmente si nos atreviéramos a soltar simplemente las cosas. Por ejemplo, no es necesario hojear todos los catálogos antes de reciclarlos. En lugar de "revisar los catálogos y tirar los que no quiero", cambia tu tarea por "tirar la pila de catálogos". No te preocupes por recordar un artículo que querías pedir, hoy en día la tecnología nos permite recuperar casi cualquier información que necesitemos de Internet. No todo estará perdido. Tira también tus viejas revistas y periódicos. Si llevan más de un mes en la calle, ya son viejos. Dónalos a un gimnasio, hospital o residencia de ancianos de tu localidad.

Para muchos clientes, la idea de desprenderse de las cosas les da demasiado miedo. Qué pasa si algún día necesitas consultar los papeles de esa pila en el suelo? ¿O utilizar la información de una revista? Para poner a prueba esta inquietud, mete los montones en cajas y guárdalos. Elige una fecha dentro de seis meses y escribe la palabra "caja" en tu calendario. Si al cabo de seis meses no has abierto la caja, tírala sin mirar dentro. Esto te ayudará a ver que es mucho mejor descartar las cosas antes que después. A medida que vayas completando los elementos de tu lista, asegúrate de recompensarte. El placer puede ser un motivador mucho más eficaz que el dolor. Cuando por fin consiga equilibrar su chequera, llévese al cine. O, cuando tú y un amigo consigáis organizar y eliminar los montones, disfrutad juntos de una cena especial. Aprender a celebrar tu éxito después de completar tareas y proyectos te motivará a ocuparte de las cosas antes de que se conviertan en una carga. ¡Buena suerte!

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