Cómo afrontar las emociones después del trasplante

Cuando la mayoría de la gente piensa en recibir un trasplante de órganos, se centra en los aspectos físicos obvios: la enfermedad, la operación y la curación. Es menos probable que piensen en el impacto emocional. Pero eso también puede ser profundo, tanto para usted como para las personas que le rodean.

Según los expertos, casi todas las personas que reciben un trasplante se sienten eufóricas y experimentan una sensación de alivio y esperanza tras una operación que sale bien. Pero con el tiempo, ese optimismo inicial puede verse matizado por otros sentimientos. Es posible que empiece a preocuparse por la reaparición de su enfermedad. Puede tener miedo al rechazo del órgano. O puede fijarse en la incertidumbre del futuro.

Es perfectamente natural tener estos sentimientos. Pero si estas preocupaciones se apoderan de tu vida, tienes que hacer algo al respecto.

El sentimiento de culpa después de un trasplante de órganos

El sentimiento de culpa es una reacción común que tienen las personas después de un trasplante. Los pacientes suelen decir que piensan mucho en el donante y que se sienten culpables por haberse beneficiado de su muerte. Este sentimiento puede ser especialmente fuerte para las personas que se pusieron muy enfermas mientras esperaban y rezaban o esperaban que un órgano estuviera disponible. Después del procedimiento, algunos tienen la sensación de haber estado deseando la muerte de otra persona.

Una de las formas de aceptar estos sentimientos es centrarse en el hecho de que, tanto para la familia del donante como para el receptor, el trasplante es una forma de dar sentido a la muerte. Esa comprensión, dicen los expertos, puede ser una fuente de consuelo.

Para muchas personas, ponerse en contacto con la familia del donante puede ayudar. Para respetar la privacidad, las organizaciones de donación de órganos no permiten el contacto directo sin el consentimiento de la familia del donante. Pero al menos puedes escribir una carta que tu equipo de salud pueda transmitirles.

El trasplante de órganos y los problemas de la familia

Los problemas con la familia suponen otro obstáculo emocional para muchas personas después de un trasplante. En la mayoría de los casos, los trasplantes se producen de forma bastante repentina, por lo que no es algo que se pueda planificar. En consecuencia, su vida familiar puede dar un vuelco. Además, no podrá predecir cómo se sentirá después.

Además, los esteroides que probablemente tomarás pueden tener el efecto de un amplificador del estado de ánimo. En las primeras semanas, sobre todo... cuando las dosis son más altas, el medicamento te pondrá nervioso y te dificultará el sueño. Los cambios repentinos en la familia -y en tu comportamiento- pueden ser extremos. Ten en cuenta que la recuperación es un proceso que necesita adaptación y tiempo.

Decepción y frustración por el trasplante de órganos

Los trasplantes de órganos son una terapia muy exitosa, y la mayoría de las personas que los reciben llevan una vida normal. Pero todavía puede haber baches en el camino de la recuperación. Para algunas personas, esos baches pueden ser difíciles de manejar.

Por un lado, hay que evitar que las expectativas sean demasiado altas. Llevará tiempo volver a la normalidad. No estar preparado para esa realidad puede causar decepción y contribuir a la depresión.

El tiempo de recuperación puede ser especialmente difícil si su trasplante es preventivo. La mayoría de las personas que reciben un trasplante han estado muy enfermas y se sienten mucho mejor en cuanto se realiza el trasplante. Pero ocurre lo contrario si recibe un trasplante preventivo. Es posible que haya estado a punto de sufrir un fallo orgánico. Pero puede que no haya tenido ningún síntoma antes de la operación. En consecuencia, se sentirá peor durante la recuperación que antes de operarse, y eso puede dificultar la superación.

Cómo obtener ayuda después de un trasplante de órganos

A medida que se adapte al trasplante de órganos, algunos de estos sentimientos pueden molestarle menos. Parte de vivir con un trasplante es aceptar la incertidumbre.

Los expertos dicen que es importante mantenerse optimista y, al mismo tiempo, aceptar que es imposible saber exactamente lo que va a ocurrir.

Pero aunque es necesario vivir con cierta incertidumbre, nunca debe aceptar la depresión o la ansiedad constante como algo inevitable. Si sientes que te estás deprimiendo o que tienes ansiedad crónica, habla con tu médico. Busca ayuda.

Muchas personas también descubren que los grupos de apoyo pueden suponer una gran diferencia. En la vida cotidiana, no te encuentras con muchas personas que hayan recibido un trasplante. Si te unes a un grupo de apoyo, podrás hablar con personas que están pasando por lo mismo que tú. El mero hecho de conocer a personas en tu misma situación puede suponer una gran diferencia.

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