Escrito por Sharita Hanley
Cuando te diagnostican un cáncer, el ejercicio puede ser lo último en lo que pienses. En cambio, tiene que pensar en su salud, su vida y su familia. Pero las investigaciones demuestran que el ejercicio físico puede ayudar a tratar el cáncer y mejorar su calidad de vida. Ahí es donde encaja la oncología del ejercicio. Utiliza la aptitud física para ayudar a mejorar la vida de las personas con cáncer y de los supervivientes de cáncer.
¿Cómo funciona?
Hay muchos programas de ejercicio oncológico diferentes, pero el proceso suele funcionar así:
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En primer lugar, te reúnes con un médico especialmente formado o con un especialista en ejercicios contra el cáncer.
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A continuación, realiza un examen de aptitud física que detalla su salud y su nivel de actividad física.
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Por último, usted y su médico crean un plan de tratamiento de ejercicios basado en su diagnóstico, sus objetivos y sus necesidades de acondicionamiento físico.
Una vez que tu plan esté completo, estarás listo para hacer ejercicio.
Tipos de ejercicios
La oncología del ejercicio utiliza una variedad de actividades de acondicionamiento físico. Un programa completo, que se centra en todo el cuerpo, suele incluir:
Ejercicios de respiración. Ayudan a mejorar la falta de aire y la dificultad para respirar. También mueven el aire dentro y fuera de los pulmones, lo que aumenta la resistencia y la fuerza.
Estiramientos. La radioterapia y otros tratamientos contra el cáncer pueden limitar la capacidad de movimiento y agarrotar los músculos. Los estiramientos devuelven la flexibilidad y aumentan el flujo de sangre y oxígeno a los músculos, lo que puede ayudar al cuerpo a repararse.
Ejercicios de equilibrio. Pueden ayudar a mejorar la forma en que se mueve y a prevenir lesiones por caídas.
Entrenamiento de fuerza. El tratamiento puede dejarle con músculos débiles y cansados. El entrenamiento de fuerza es una buena forma de aumentar la masa muscular, lo que puede frenar la fatiga.
Ejercicios aeróbicos. Caminar y otros tipos de ejercicios aeróbicos aumentan el ritmo cardíaco. También pueden fortalecer el corazón y los pulmones.
Beneficios del ejercicio oncológico
El ejercicio durante y después del tratamiento del cáncer puede ayudar a que los efectos secundarios como la fatiga y las náuseas sean menos graves. También puede aliviar el estrés, la depresión y la ansiedad que pueda tener a causa del diagnóstico de cáncer.
La actividad física también puede mejorar su capacidad de desplazamiento y dar un impulso a su independencia general.
Algunas otras formas en que el ejercicio puede ayudar son:
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Ponerle de mejor humor
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Mejorar el sueño
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Prevenir la pérdida de masa muscular
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Reducir las posibilidades de aumento de peso y obesidad
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Aliviar el dolor
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Aumentar la energía y la fuerza
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Mejorar las tasas de supervivencia de ciertos tipos de cáncer
El estado físico también ayuda a que los tratamientos contra el cáncer funcionen mejor, lo que puede disminuir el tiempo de permanencia en el hospital.
Consejos para empezar a hacer ejercicio en oncología
Si estuvo inactivo mientras se recuperaba del cáncer o recibía el tratamiento, tómese su tiempo para comenzar una rutina de ejercicios. No es necesario que se lance a hacer ejercicio intenso de inmediato. Siga el plan que su médico creó para usted y tenga en cuenta estos consejos:
Familiarícese con los términos del ejercicio. "Tipo" es el tipo de actividad que decides realizar, como montar en bicicleta, caminar, hacer ejercicios de fuerza, etc. "Frecuencia" es el número de veces por semana que hace ejercicio. La "intensidad" es la intensidad del ejercicio. La "duración" es la cantidad de tiempo que dedica a las actividades físicas.
Empiece despacio. Si nunca ha hecho ejercicio, comience haciéndolo dos o tres veces por semana durante 10 o 20 minutos cada vez. Las actividades de baja intensidad, como caminar, hacer estiramientos y ejercicios de respiración, son un buen punto de partida.
Haz ejercicio cuando tengas energía. No tiene que sentirse culpable por faltar un día. No te esfuerces cuando tu recuento sanguíneo sea bajo o te sientas agotado. Descansa, recupérate y vuelve a empezar cuando tengas más energía.
Añade variedad a tu rutina de ejercicios. Cambie sus actividades. Haga ejercicios de baja intensidad algunos días y otros de alta intensidad. También puedes aumentar la duración de los ejercicios de baja intensidad y hacer actividades de alta intensidad durante menos tiempo.
No tengas miedo de pedir ayuda. No es fácil cambiar tu rutina. Pregunte a su médico acerca de los programas de ejercicio cercanos para personas con cáncer y supervivientes si desea apoyo para ayudarle a cumplir con su plan de tratamiento de ejercicios.