Tratamiento del cáncer por radioembolización: Usos y efectos

Por el doctor Matthew Hoffman

La radioembolización es un tratamiento contra el cáncer en el que se administran partículas radiactivas a un tumor a través del torrente sanguíneo. Las partículas se alojan en el tumor y emiten una radiación que mata las células cancerosas. La radioembolización se utiliza con mayor frecuencia en los cánceres de hígado. La radioembolización se utiliza a veces en pacientes que no pueden someterse a otros tratamientos. Los expertos aún están determinando sus usos ideales.

¿Qué es la radioembolización?

La radioembolización se realiza durante un procedimiento llamado angiograma. Un médico introduce primero un catéter en una arteria de la ingle. Bajo la dirección de los rayos X, el catéter se desplaza hasta los vasos sanguíneos que irrigan el tumor en el hígado. A continuación, el médico inyecta un líquido que contiene diminutas partículas radiactivas en la arteria (o arterias) correspondiente. Las partículas permanecen en el tumor, bloqueando el flujo sanguíneo a las células cancerosas, matándolas y reduciendo el tamaño del tumor. En la mayoría de los casos, el hígado sano circundante sufre un daño mínimo por la radiación tras la radioembolización. La radiación de las partículas desaparece gradualmente a lo largo de un mes. Las partículas sobrantes pueden permanecer de forma segura para siempre.

Antes de la radioembolización, se realizan pruebas para garantizar la seguridad y aumentar las probabilidades de éxito. Entre ellas se encuentran los análisis de sangre rutinarios y una evaluación del flujo sanguíneo, incluida una angiografía inicial. La primera angiografía sirve de prueba, permitiendo al médico asegurarse de que las arterias del abdomen y del hígado son adecuadas para la radioembolización.

 

Usos de la radioembolización

La radioembolización se utiliza principalmente para tratar el cáncer en el hígado. La enfermedad puede adoptar una de dos formas:

  • Cáncer que se ha extendido (metástasis) al hígado desde un tumor primario en otro lugar (como el cáncer de colon o de mama)

  • Cáncer que surge primero en el hígado (como el carcinoma hepatocelular)

El cáncer colorrectal metastásico en el hígado y el carcinoma hepatocelular son los cánceres que se consideran con más frecuencia para el tratamiento de radioembolización. La radioembolización también se ha utilizado para otras formas de cáncer que afectan al hígado, como:

  • Colangiocarcinoma

  • Cáncer de mama o de pulmón con metástasis en el hígado

  • Tumores neuroendocrinos, como los tumores carcinoides, que se han extendido al hígado

  • Un tipo de sarcoma llamado tumor del estroma gastrointestinal (GIST)

La radioembolización suele utilizarse en coordinación con tratamientos oncológicos más consolidados, como la cirugía y la quimioterapia:

  • La radioembolización puede utilizarse en tumores hepáticos demasiado grandes para la cirugía con el fin de reducir su tamaño y permitir su extirpación quirúrgica.

  • La quimioterapia y la radioembolización pueden administrarse en combinación para maximizar la destrucción de las células cancerosas.

La radioembolización también puede ser una opción de tratamiento para los cánceres de hígado que no pueden extirparse quirúrgicamente y que no responden a la quimioterapia. A través de la investigación en curso, los médicos todavía están determinando los mejores usos de la radioembolización.

Por lo general, la radioembolización sólo se considera un tratamiento para los cánceres que se extienden principalmente al hígado. Las personas con una enfermedad hepática grave o un flujo sanguíneo anormal entre el hígado y los pulmones no suelen ser aptas para la radioembolización.

 

Los efectos de la radioembolización

En varios estudios pequeños, la radioembolización retrasó la progresión del cáncer colorrectal tras su diseminación al hígado. También se ha demostrado que la radioembolización reduce los carcinomas hepatocelulares.

Hasta el momento, existen pocas pruebas de que las personas que reciben radioembolización y quimioterapia para el cáncer en el hígado viven más tiempo que las que sólo reciben quimioterapia. Se están llevando a cabo ensayos clínicos más amplios que deberían ayudar a responder a las preguntas sobre los beneficios de la radioembolización.

Muchas personas experimentan síntomas de fatiga, náuseas, dolor abdominal, fiebre y pérdida de apetito después de la radioembolización. Estos efectos suelen ser leves o moderados, y la mayoría de las personas abandonan el hospital uno o dos días después del procedimiento.

La radioembolización tiene una baja tasa de efectos secundarios graves. Sin embargo, un pequeño porcentaje de personas tiene problemas graves después de la radioembolización. Las posibles complicaciones de la radioembolización incluyen:

  • Úlceras graves en el estómago o en el intestino delgado

  • Insuficiencia del hígado o de la vesícula biliar

  • Recuento de glóbulos blancos peligrosamente bajo

  • Daños por radiación en los pulmones

Las pruebas realizadas antes de la radioembolización pueden reducir algunos de los riesgos de complicaciones del procedimiento.

 

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