Cubos sensoriales para niños: ¿Cuáles son los beneficios?

Los cubos sensoriales permiten a los niños aprender a través del juego práctico. Con sólo unos pocos materiales domésticos comunes, puede hacer un juguete que mantendrá a su hijo entretenido durante horas y le ayudará a desarrollar sus habilidades motoras, sociales, de alfabetización, matemáticas y científicas. 

Qué es un contenedor sensorial?

Un contenedor sensorial es un recipiente poco profundo que combina material de relleno y varias pequeñas cosas. Llene el cubo con un material de relleno, como arena o arroz, y luego añada objetos de la casa, como cucharas o tazas de medir. Deja que tu hijo explore los objetos y se divierta jugando.  

Puedes animarles demostrándoles cómo recoger y verter y hablándoles de lo que están haciendo. Fomentarás sus habilidades de lectoescritura hablándoles mientras juegan y perfeccionarás sus habilidades matemáticas dejándoles medir y verter. 

Beneficios del contenedor sensorial

Los cubos sensoriales apoyan el desarrollo de su hijo de varias maneras: 

Mejoran las habilidades motoras finas. Cavar, verter, remover y recoger puede fortalecer los músculos de las manos de su hijo y mejorar su motricidad fina. Incluya pinzas, cucharas y embudos de gran tamaño para animar a su hijo a practicar el tipo de habilidades de agarre que necesitará para alimentarse y escribir. 

Exploración sensorial. Los contenedores sensoriales ofrecen a tu hijo la oportunidad de explorar múltiples sentidos, como la vista, el oído, el tacto y el olfato. Disfrutarán pasando las manos por el material de relleno y observando lo que ocurre al verterlo. Muchos de los materiales que puedes poner en un cubo sensorial proporcionan una maravillosa sensación táctil. 

Desarrollo intelectual. Aunque parezca que sólo está jugando, tu hijo está aprendiendo muchas habilidades cognitivas cuando utiliza un cubo sensorial. Puedes pedirles que clasifiquen los objetos por tamaño o color. Por otra parte, el uso de tazas de medir puede ayudarles a entender el volumen. Poner letras o números de plástico en su cubo sensorial y hablar de ellos puede ayudar a desarrollar conceptos de lectoescritura. 

Experiencia tranquilizadora. Jugar con un cubo sensorial es una experiencia muy relajante y tranquilizadora. Si tu hijo está sobreestimulado, sacar un cubo sensorial puede ayudar a evitar una crisis. Puedes fomentar el juego independiente con los cubos sensoriales para que tú también puedas tener un rato de tranquilidad. 

Desarrollo del lenguaje. Los cubos sensoriales ofrecen muchas oportunidades para hablar con tu hijo y fomentar el desarrollo del lenguaje. Puedes hablar de conceptos como "más" y "menos", hablar de objetos escondidos y pedirle a tu hijo que te cuente lo que está haciendo. 

Fomenta el juego cooperativo.  Utilizar un cubo sensorial con amigos o familiares animará a tu hijo a jugar de forma cooperativa. Aprenderá conceptos como turnarse, compartir y trabajar juntos. Jugar con otros ayudará a tu hijo a aprender a comunicarse mejor. 

Para qué edades son buenos los cubos sensoriales?

Los cubos sensoriales son buenos para los niños de más de 18 meses. Antes de los 18 meses, los cubos sensoriales no son apropiados para el desarrollo porque los posibles peligros superan los beneficios. 

Consejos de seguridad para el uso de cubos sensoriales

Los niños pequeños y los preescolares deben estar siempre supervisados cuando utilicen cubos sensoriales para evitar que se coman los materiales. Aquí tienes más consejos de seguridad para hacer cubos sensoriales: 

  • No utilices elementos que supongan un peligro de asfixia, ni como material de relleno ni como chucherías.

  • Todos los materiales del contenedor sensorial deben ser no tóxicos.

  • Utilice un tubo para comprobar si los objetos suponen un riesgo de asfixia, sobre todo si tienen forma redonda o elíptica.

  • No utilices alubias rojas crudas, ya que tragar tan sólo cuatro o cinco puede provocar náuseas, vómitos y diarrea graves.

  • No utilices harina en tu cubo porque puede ser aspirada y afectar a la respiración.

  • Utilice sólo arena esterilizada como la que se vende como arena de juego.

  • Evite utilizar cacahuetes de espuma de poliestireno ya que suponen un peligro de asfixia.

Cómo hacer un contenedor sensorial

Siempre que sigas las pautas de seguridad anteriores, sólo estás limitado por tu imaginación a la hora de hacer un cubo sensorial. Sólo asegúrate de que los materiales que utilices sean apropiados para la edad: Evita los riesgos de asfixia si tienes un niño pequeño. 

Aquí tienes algunas ideas de cubos sensoriales para empezar: 

  • Elige un tema estacional para tu cubo sensorial, como un cubo de playa para el verano o un cubo de nieve para el invierno.

  • Utiliza la pasta cocida y enfriada como material de relleno y un colador y tazas medidoras para los restos.

  • Pon un juguete pequeño en una bandeja de hielo y congélalo, luego añádelo a un recipiente de agua en un día caluroso.

  • Utiliza bolas de algodón o pompones para conseguir un cubo sensorial esponjoso.

  • Llena un cubo con bolitas de agua o bolitas de agua congeladas si hace calor fuera.

  • Coloca tu papelera en una zona fácil de limpiar o sácala al exterior.

  • Llena una papelera con papel de periódico triturado y esconde en ella letras de plástico.

  • Haz un cubo sensorial que refuerce lo que tu hijo está aprendiendo en el colegio. Llénalo de plumas si están aprendiendo sobre las aves. 

  • Después de tallar tu calabaza, utiliza las tripas para llenar un contenedor sensorial

  • Ponga crema de afeitar no tóxica en un cubo y añada unas gotas de colorante alimentario para que su hijo pueda practicar la mezcla de colores. 

  • Mezcla maicena y agua para que tu hijo reciba una divertida lección de química. 

  • Nunca obligue a su hijo a tocar los materiales de un contenedor sensorial si no quiere hacerlo. En su lugar, demuestre lo divertido que es jugando usted mismo con él. 

  • Para divertirse de forma desordenada, llena un cubo sensorial con gelatina y cortapastas. 

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