Una nueva ciencia podría demostrar por qué el sonido puede aliviar el dolor
Por Natalie Sabin
26 de agosto de 2022 - Escuchen todos: Si alguna vez has pensado que tu canción favorita hacía que todo tu cuerpo se sintiera mejor, una nueva ciencia sugiere que no era solo tu imaginación.
De hecho, no sólo la música tiene un efecto analgésico o reductor del dolor. Los investigadores han descubierto que muchos tipos de sonidos o ruidos pueden ayudar, siempre que se reproduzcan al volumen adecuado.
Los médicos e investigadores conocen desde hace tiempo la relación entre el sonido y el cuerpo. La musicoterapia se ha utilizado durante décadas para ayudar a controlar el dolor después de una operación, durante el parto y después del nacimiento, y durante el tratamiento del cáncer.
Pero no se sabe muy bien por qué ocurre esto. Algunas teorías sugieren que los efectos analgésicos del sonido son psicológicos, es decir, que calman o distraen a la persona del dolor.
Esta nueva investigación sugiere que hay algo más profundo en juego. Y el artículo, publicado en Science, podría arrojar luz sobre el funcionamiento interno del cerebro, revelando los circuitos que operan detrás de este alivio del dolor.
¿Quiere saber más?
El doctor Yuanyuan (Kevin) Liu es investigador de biología sensorial y dolor del Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial y coautor del estudio.
"La intensidad relativa del sonido podría contribuir a reducir el dolor", afirma. "El sonido de baja intensidad es capaz de inactivar la vía audio-somatosensorial y, por tanto, la activación del tálamo somatosensorial". Eso significa que un ruido reproducido a bajo volumen parece atenuar la actividad en partes del cerebro responsables de la señalización del dolor.
En el estudio, los científicos inyectaron a ratones una solución que les causaba molestias en la pata. A continuación, les pusieron una variedad de sonidos a diferentes intensidades, desde música agradable hasta ruido blanco, y observaron cualquier cambio en el comportamiento de los roedores.
Lo que vieron, según Liu, sugería que los sonidos "reducían la retirada reflexiva de la pata y la aversión a los estímulos dolorosos, indicadores de analgesia para los roedores". En otras palabras, los sonidos parecían ayudar a reducir el dolor en los ratones.
Los investigadores descubrieron que el volumen ideal para aliviar el dolor era de sólo 5 decibelios por encima del ruido ambiental.
"El sonido de baja intensidad de 5 decibelios está relacionado con el sonido de fondo", explica Liu. "No es un valor absoluto, sino relativo". Por lo tanto, sería conveniente subir el volumen un poco más que el ruido de fondo dondequiera que estés.
Y en lo que podría ser una buena noticia para los fans del sludge metal, los tipos de sonido reproducidos no supusieron ninguna diferencia. Incluso cuando los ruidos se ajustaban para ser "desagradables", reproducirlos al volumen adecuado seguía proporcionando un efecto analgésico.
Según los resultados, no importa si te gusta Mozart o Metallica. Cualquiera de los dos puede funcionar, siempre que las melodías se reproduzcan al volumen adecuado.
El futuro del sonido y el tratamiento del dolor
Liu advierte que cuando se trata de transcribir la sinfonía de cómo el cuerpo y la mente responden al sonido, sólo estamos en los primeros compases.
"Todavía queda un largo camino para trasladar estos hallazgos en ratones al contexto humano", afirma.
No podemos asegurar que los cerebros humanos funcionen igual que los de los ratones cuando se exponen al sonido. Pero los hallazgos en ratones pueden ofrecer pistas sobre el funcionamiento de nuestros cerebros y, por tanto, proporcionarnos una pieza del rompecabezas para entender cómo influye el sonido en la percepción del dolor.
"Esperamos que nuestro estudio abra nuevas vías en el campo de la analgesia inducida por el sonido", afirma Liu. Pero para ello hay que investigar mucho más.