La mayoría de la gente piensa en el dolor como un simple proceso de causa y efecto. Por ejemplo, si toca una estufa caliente, probablemente suponga que los nervios de la piel sienten lo caliente que está la estufa y se envían señales al cerebro para desencadenar una sensación de dolor.
Sin embargo, las investigaciones demuestran que la señalización del dolor, así como las sensaciones que el cuerpo percibe como dolor, pueden ser más complejas que este escenario.
Siga leyendo para saber más sobre por qué sentimos dolor y comprender mejor la teoría del control de la puerta del dolor.
Por qué sentimos dolor y qué significa?
El dolor agudo tiene un propósito: en pequeñas dosis, funciona como una advertencia que nos impide hacernos daño. Tanto si tocas esa estufa caliente como si llevas tu cuerpo más allá de su límite durante un entrenamiento extenuante, la reacción de tu cuerpo te está comunicando que debes dejar de hacer lo que sea que te esté causando el dolor.
El dolor intenso, como el de un brazo roto o un ataque al corazón, indica a nuestro cerebro consciente que hay algo que no funciona bien. El dolor que es una respuesta obvia a un estímulo que provoca dolor se llama dolor nociceptivo. Este tipo de dolor puede no ser sencillo de solucionar, pero es obvio de dónde viene el problema. El dolor nociceptivo también puede producirse después de una lesión cuando hay una respuesta inflamatoria en la zona lesionada.
En cambio, el dolor crónico no siempre está relacionado con estímulos externos, y a muchas personas que lo padecen les resulta difícil describirlo.
De hecho, hay muchos tipos diferentes de dolor. Piensa en golpearte la cabeza con la esquina afilada de un armario de cocina abierto. Este sería un dolor agudo e inflamatorio. También podrías sentir un dolor sordo en la cabeza si tuvieras una cefalea tensional, o podrías sentir una sensación de ardor y hormigueo en el cuello y la cabeza si tuvieras un nervio pinzado en la columna cervical. Es posible que no sepas que los distintos tipos de dolor se clasifican en categorías específicas:
-
Dolor visceral: Este tipo de dolor se produce cuando los órganos internos están dañados o enfermos. Puede ser difícil saber qué órgano está causando el dolor porque los órganos internos tienen vías de dolor diferentes a las del exterior del cuerpo.
-
Dolor neuropático: Este dolor se produce cuando tus nervios no están funcionando correctamente. Puede sentirse "eléctrico", y puedes experimentar una sensibilidad extrema al tacto y a la temperatura.
-
Dolor nociplástico: Este tipo de dolor es uno de los posibles resultados finales del dolor nociceptivo que dura mucho tiempo. En los casos de afecciones de dolor crónico como la fibromialgia y las cefaleas tensionales recurrentes, una persona podría tener un dolor persistente aunque el cuerpo no muestre ningún signo de daño.
¿Qué es la teoría del control de la puerta del dolor?
Pocos investigadores quieren embotar la respuesta humana a las lesiones, porque este dolor funciona como un mecanismo de seguridad. Sin embargo, ¿qué pasa con las muchas personas que viven con dolor crónico? Algunos expertos creen que se puede ayudar a estas personas con la teoría del control de la puerta del dolor, es decir, la idea de que simplemente se pueden cerrar las puertas al dolor inútil.
La teoría del control de las puertas del dolor fue formulada en 1965 por un neurobiólogo y un psicólogo que querían proponer que los nervios espinales actúan como puertas para dejar que el dolor viaje a través de ellos para llegar al cerebro - o cerrar estas puertas y evitar que los mensajes de dolor lleguen en absoluto.
Puertas abiertas. Cuando las puertas están abiertas, se siente demasiado dolor durante mucho tiempo. Las personas con dolor crónico tienen puertas que permanecen abiertas incluso cuando deberían estar cerradas.
Puertas cerradas. Si alguna vez te has lesionado dos partes del cuerpo al mismo tiempo, entenderás que las señales de dolor "compiten" por la atención de nuestro cerebro. Es difícil que el cerebro procese el dolor de ambas zonas al mismo tiempo. Otros métodos para cerrar ciertas puertas son los ejercicios de autorrelajación y la medicación.
Qué afecta a que las puertas estén abiertas o cerradas?
Las emociones. Alguna vez has meditado con la esperanza de calmarte y de que tus músculos agarrotados y doloridos se relajen? Las emociones negativas como la ansiedad, la depresión y el estrés crónico pueden aumentar el dolor. Por ejemplo, una vez que te encuentras en el ciclo de la depresión y el dolor, puede ser difícil saber si tu depresión está empeorando tu dolor o si tu dolor está empeorando tu depresión. Cada uno de ellos puede tener un efecto sobre el otro. Por eso es importante reconocer el vínculo entre la salud mental y el dolor crónico.
Trastornos cerebrales. El cerebro es el centro de procesamiento del dolor, por lo que si una parte del cerebro no funciona correctamente, es posible que no procese el dolor de forma saludable. Las personas con esquizofrenia, por ejemplo, no suelen percibir el dolor del mismo modo que sus homólogos mentalmente sanos. Los investigadores creen que conocer mejor esta relación entre la esquizofrenia y la sensibilidad al dolor podría ayudar a los médicos a entender la enfermedad en su conjunto.
Señales más fuertes. Cuando era niño, si se golpeaba la cabeza, un familiar le decía inmediatamente que se frotara el lugar afectado. No se trata de un cuento de viejas, sino de un gran ejemplo de cómo se "cierran las puertas" del dolor. Cuando tu cerebro percibe la llegada de otra señal más fuerte, no presta tanta atención a la primera señal dolorosa.
El consumo de drogas. Tanto las drogas ilegales como las recetadas tienen fama de afectar al ejemplo de cómo el cuerpo procesa y percibe los estímulos dolorosos. Los opioides, en particular, se recetan para el dolor y tienen un fuerte efecto de "cierre de puertas", al menos en la mayoría de los casos. El uso excesivo de opioides puede conducir a un aumento de la sensibilidad al dolor con el tiempo.
Sensibilización central. Las personas con dolor crónico suelen experimentar una mayor respuesta al dolor ante casi todo. Cuando una persona vive con dolor crónico a diario, su sistema nervioso desarrolla una respuesta anormal a los estímulos cotidianos. La ropa puede doler, y caminar puede ser demasiado doloroso para soportarlo. En otras palabras, cosas que no deberían ser dolorosas se procesan como si lo fueran.
Aunque suene dramático, es la realidad de muchas personas con enfermedades como la artritis reumatoide o la fibromialgia. En esta situación, las puertas del cuerpo quedan abiertas de par en par y a menudo necesitan asistencia médica para volver a cerrarse.
Podemos cambiar la forma en que nuestro cuerpo percibe el dolor?
Si vives con dolor crónico, puede ser desalentador cuando tu tratamiento actual no está funcionando o cuando el dolor vuelve una y otra vez. La teoría de las puertas de control del dolor, por ejemplo, ofrece una visión de las causas del dolor y de por qué ciertas experiencias son más dolorosas que otras.
Cerrar estas puertas mediante ejercicios de relajación, tomar los medicamentos adecuados y utilizar tratamientos como la acupuntura para distraer al cuerpo del origen del dolor podría proporcionar cierto alivio.
Ponte en contacto con tu médico si tienes dudas sobre tu plan personal de control del dolor.