La poliomielitis y la mielitis flácida aguda (AFM) son enfermedades que causan debilidad muscular y parálisis (cuando no se puede mover). Ambas afectan normalmente a los niños.
La poliomielitis es una infección vírica que paralizaba a más de 15.000 personas al año en EE.UU., la mayoría niños, a principios de la década de 1950. Ha sido erradicada en este país gracias a una vacuna, pero sigue siendo un problema en algunos lugares, como Nigeria, Nueva Guinea y Somalia.
Los médicos no saben exactamente qué causa la AFM, pero muchos casos parecen estar provocados por una infección vírica. (Los investigadores no están seguros de cómo se desencadena el virus).
En los últimos años ha habido un pequeño brote en Estados Unidos, pero sigue siendo muy raro. Menos de 1 de cada millón de niños en Estados Unidos contrae la enfermedad cada año.
Síntomas
La AFM provoca una debilidad repentina en los brazos y las piernas, junto con una pérdida de tono muscular y a veces dolor. La cara también puede sentirse débil. Estos síntomas suelen ir precedidos de secreción nasal, tos y congestión.
Otros síntomas de la AFM son:
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Párpados caídos y dificultad para mover los ojos
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Dificultad para tragar o hablar
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Dificultad para hablar
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Problemas para respirar
En el caso de la polio, la mayoría de los niños que tienen el virus no muestran ningún signo. Sólo 1 de cada 4 niños infectados presenta síntomas como estos:
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Dolor de garganta
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Cansancio
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Fiebre
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Dolor de cabeza
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Náuseas y vómitos
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Dolor en los brazos y las piernas
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Rigidez en el cuello
Estos suelen durar de 2 a 5 días y luego desaparecen.
Un número mucho menor de niños que contraen el virus tienen síntomas más graves como:
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Sensación de pinchazos en las piernas.
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Dificultad para mover los brazos y las piernas
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Problemas para respirar
Sólo 1 de cada 200 niños con el virus tiene parálisis, pero cuando ocurre, puede ser permanente.
Diagnóstico
Los médicos diagnostican la poliomielitis con un examen físico, un hisopo de la garganta y una muestra de heces. El médico también podría tomar una muestra de sangre y de líquido cefalorraquídeo. Éstas se envían al laboratorio, donde los técnicos buscan el poliovirus.
La AFM es más difícil de diagnosticar porque sus síntomas pueden parecerse mucho a los de otras enfermedades relacionadas con el cerebro y el sistema nervioso, como la mielitis transversal y el síndrome de Guillain-Barré.
Los médicos hacen lo siguiente para intentar averiguar si se trata de AFM o de otra cosa:
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Comprueba el tono muscular y los reflejos con un examen físico
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Obtenga una visión más cercana de su cerebro y médula espinal con una resonancia magnética; esta utiliza ondas de radio y potentes imanes para hacer imágenes detalladas del interior de su cuerpo.
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Examinar el líquido que rodea su cerebro y médula espinal; esto se llama punción espinal o lumbar.
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Ver cómo responden los nervios a los impulsos eléctricos
Tratamiento
No hay cura ni para la polio ni para la AFM, pero algunas cosas pueden ayudar con los síntomas. Los niños con polio o AFM pueden necesitar:
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Analgésicos como el ibuprofeno para aliviar el dolor y bajar la fiebre
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Líquidos para evitar que se deshidraten
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Una máquina llamada ventilador para ayudarles a respirar
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Fisioterapia para fortalecer los músculos débiles
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Terapia ocupacional para ayudar en actividades cotidianas como vestirse y comer
Perspectivas
La mayoría de las veces, la poliomielitis desaparece en pocos días. Incluso los niños que tienen el tipo más grave rara vez quedan paralizados.
Pero un pequeño número de personas puede tener síntomas como estos años después:
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Debilidad y dolor muscular
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Cansancio
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Problemas para respirar
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Dolor en el pecho o un ritmo cardíaco irregular
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Pausas en la respiración durante el sueño, llamadas apnea del sueño
Los médicos desconocen el pronóstico a largo plazo de la AFM. Algunas personas mejoran y no tienen efectos persistentes, mientras que otras tienen músculos débiles durante mucho tiempo después.
Prevención
La vacuna contra la poliomielitis ayudará a evitar que su hijo contraiga el virus que causa la enfermedad. Los niños necesitan cuatro dosis de la vacuna a las edades:
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2 meses
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4 meses
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De 6 a 18 meses
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De 4 a 6 años
No hay vacuna para la AFM ni forma segura de prevenirla. Pero puedes reducir las posibilidades de que tu hijo contraiga un virus que pueda desencadenarla:
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Haz que se vacunen contra la polio.
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Aleja el virus del Nilo Occidental manteniéndolos en casa al anochecer y al amanecer, cuando los mosquitos son más propensos a picar. También podrías usar repelente de insectos y deshacerte de cualquier maceta u otra fuente de agua estancada cerca de tu casa donde los mosquitos puedan poner sus huevos.
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Enseñe a sus hijos a lavarse las manos a menudo con agua y jabón o a utilizar desinfectante para manos.