Los médicos pueden diagnosticar algunos problemas de la piel por su aspecto. Para otros problemas, utilizarán pruebas cutáneas.
Su médico le examinará primero y le preguntará por su historial médico. Puede comprobar si sus problemas cutáneos pueden estar causados por la psoriasis u otras enfermedades crónicas.
Las pruebas cutáneas pueden ayudar a diagnosticar alergias, infecciones y otros problemas que afectan a la piel. También se utilizan para diferenciar las células malignas (cancerosas) de las benignas (no cancerosas).
Las pruebas cutáneas más comunes incluyen:
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Pruebas de parches: Las pruebas de parche se utilizan para diagnosticar las alergias cutáneas. Los alérgenos (sustancias a las que una persona puede ser alérgica) se aplican en la piel de la espalda con parches adhesivos y se dejan durante un periodo de tiempo. A continuación se examina la piel para ver si hay alguna reacción.
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Biopsia de piel: Las biopsias de piel se utilizan para diagnosticar el cáncer de piel o los trastornos cutáneos benignos. Durante una biopsia de piel, se extrae piel (tras aplicar un anestésico local) y se lleva a un laboratorio para su análisis. La piel puede extraerse con un bisturí, una cuchilla de afeitar o un punzón cilíndrico para biopsias. Pueden utilizarse puntos de sutura para cerrar la herida.
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Cultivo: Un cultivo es una prueba que se realiza para identificar el microorganismo (bacteria, hongo o virus) que está causando una infección. Se puede realizar un cultivo de la piel (raspados superficiales, biopsias, contenido de bultos de pus y ampollas), del pelo o de las uñas.
La dermatoscopia (un método no invasivo que utiliza un dispositivo manual que permite a los dermatólogos ver mejor la lesión), las imágenes confocales y la extracción de cinta adhesiva para ver el material genético son otras técnicas de diagnóstico.