Deje que sus hijos corran al aire libre, hagan deporte y hagan ejercicio. Es bueno para ellos en muchos sentidos, tanto física como emocionalmente.
Ten en cuenta estos consejos para ayudarles a evitar lesiones y que puedan seguir jugando.
1. Hazte un chequeo de pretemporada.
Lleva a tu hijo a ver a su pediatra antes de que empiece a practicar un deporte. El médico puede hacerles un examen físico y asegurarse de que están bien para empezar.
2. Elige el equipo adecuado.
No debe basarse solo en la edad. Los niños que son pequeños para su edad pueden lesionarse si intentan jugar a un nivel para el que no están preparados.
En cambio, los equipos deben tener en cuenta el peso, la talla y la habilidad de los niños, sobre todo si van a practicar deportes de contacto como el fútbol o el baloncesto.
3.
Conoce a los líderes.
Interésate por los entrenadores y el espacio donde juegan tus hijos. Conócelos y conoce cómo manejarían una lesión si ésta ocurriera.
4. Revisa el campo y el equipo.
Antes de que tu hijo salga al campo de juego, echa un vistazo para ver si está en buen estado. Tiene agujeros donde alguien podría tropezar?
Compruebe también cualquier equipamiento que su hijo lleve o utilice. Tiene que ser de la talla adecuada y ajustarse bien. Y los niños tienen que saber utilizarlo.
5. No dejes que "jueguen con el dolor".
Nunca permitas que tu hijo siga compitiendo o entrenando si está lesionado. Haz que reciban siempre atención médica. Luego necesitarán tiempo para recuperarse, para poder volver a la actividad que les gusta.
También es necesario que se tomen un descanso si se cansan durante un partido.
6. Que sea divertido.
Deja que tu hijo elija el deporte que quiere practicar. Si ya no les interesa, deja que lo dejen.