De los archivos del doctor
La sabiduría convencional sostiene que los niños acosadores son crueles, sin amigos y sin habilidades sociales. Pero a menudo es lo contrario. Tomemos el caso de "Johnny", un alumno de séptimo grado que vivía en una pequeña ciudad a las afueras de Chicago. Su padre era médico y su madre participaba en la política local. El propio Johnny era muy admirado por sus compañeros de clase. Pero sus profesores y compañeros le propusieron ser entrevistado por la doctora Dorothy Espelage, que estaba investigando la violencia escolar. Y efectivamente, tras hablar con él, se dio cuenta de que era el clásico retrato de un joven matón.
"Ya fumaba, bebía y hacía novillos", dice Espelage, profesora de psicología de la educación en la Universidad de Illinois. "Sin embargo, era muy popular y se le daba muy bien conseguir que otros chicos acosaran a determinados objetivos. Lo admitió. Dijo que básicamente 'dirigía' el séptimo grado y que le gustaba que todo el mundo le prestara atención".
Durante años, los investigadores han teorizado que los niños acosadores tienen una baja autoestima, escasas habilidades sociales y pocos amigos, y que a menudo ellos mismos son víctimas de acoso. Pero ahora los expertos creen que lo contrario también puede ser cierto. En muchos casos, "los niños acosadores son líderes apoyados por un séquito de otros niños", explica Espelage. "Sus habilidades sociales son normales, incluso mejores de lo normal. Así que tenemos que replantearnos nuestro enfoque hacia ellos".
Las raíces del acoso a los chicos
El problema de los acosadores es que las habilidades sociales no siempre se traducen en una buena capacidad de relación. "Estos niños pueden adoptar la perspectiva de otra persona", dice Espelage. "Pero utilizan esa empatía para identificar objetivos vulnerables y luego establecer el dominio y mantener el control. Eso no es positivo".
¿De dónde viene la necesidad de control del acosador? Las fuentes principales, señala Espelage, son "la ira, la falta de atención de los padres y la violencia doméstica". Si hay maltrato en el hogar porque los padres no saben regular sus emociones, dice Espelage, "los niños tampoco aprenden a hacerlo".
Sin esas habilidades relacionales, los niños acosadores se meten en muchos problemas. Son más propensos que otros niños a involucrarse en peleas, a cometer actos de vandalismo y a tener un bajo rendimiento escolar. Y una vez que llegan a la edad adulta, los estudios demuestran que son más propensos a ir a la cárcel, abusar de las drogas y el alcohol y tener problemas con el trabajo y las relaciones.
Ayudar a los niños acosadores
Una solución, dice Espelage, es hacer que los chicos acosadores "trabajen con un adulto comprensivo que pueda ayudarles a descubrir las raíces de su ira y a encontrar nuevas formas de alcanzar el alto estatus que están obteniendo del acoso."
"Johnny", señala Espelage con pesar, "estaba solo y enfadado con sus padres. Necesitaba que alguien le diera una visión diferente del poder y el liderazgo".
En el futuro, espera que otros niños acosadores reciban precisamente ese tipo de ayuda.
Si su propio hijo es un acosador, los expertos le recomiendan
*Haga tiempo (y mucho) para que haga cosas con usted o con otro adulto afectuoso;
*Enseñe a su hijo a expresar su ira de una manera socialmente aceptable; y
*Cree oportunidades para que se convierta en un líder positivo, como en los scouts, grupos religiosos, deportes y clubes.