Complicaciones del tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

Por K.A. Stump-Sutliff

Los cánceres de cabeza y cuello comienzan en los labios, la lengua, las amígdalas, la boca, la nariz, los senos paranasales, la garganta, las glándulas salivales o la laringe, o cerca de ellos. La cirugía, la radiación y otros tratamientos pueden combatir el cáncer en estas zonas y proteger las importantes tareas que realizan. Pero algunas terapias también pueden causar problemas de salud a largo plazo, o complicaciones. Pueden cambiar su forma de comer, hablar, oír y respirar. También pueden afectar a su aspecto.

Es habitual que los tratamientos contra el cáncer tengan efectos secundarios, que mejoran con el tiempo o con la ayuda de su equipo de atención. Pero las complicaciones pueden durar o incluso aparecer meses o años después de terminar el tratamiento. Su médico puede trabajar con usted para planificar un tratamiento que salve la mayor cantidad posible de tejidos sanos y al mismo tiempo elimine el cáncer.

Cuando tome sus decisiones de tratamiento, asegúrese de hablar con su médico sobre cómo puede afectar cada tratamiento a su cuerpo.

Problemas de alimentación

Muchas personas con cánceres de cabeza y cuello tienen problemas para comer y beber debido a la propia enfermedad. Pero los tratamientos contra el cáncer también pueden causar problemas en la boca y dificultad para tragar.

Por ejemplo, la cirugía para extirpar un tumor también puede dañar los nervios, los músculos y otros tejidos que le ayudan a masticar y tragar. El daño a los nervios puede adormecer partes de la mandíbula, la garganta o el cuello. Con el tiempo, puede formarse tejido cicatrizal y causar también problemas.

Algunos fármacos de la quimioterapia también dañan los nervios. La radiación también puede dañar los músculos, nervios, articulaciones y huesos de la mandíbula. Puede notar cambios en el olor y el sabor de los alimentos. Otras complicaciones, como la sequedad de boca y los problemas dentales, también dificultan la ingesta de alimentos y bebidas suficientes para obtener los nutrientes y líquidos que necesita.

Si ya te cuesta nutrirte o es probable que tengas problemas para comer, es posible que te pongan una sonda de alimentación antes de empezar el tratamiento. Se trata de un tubo de plástico flexible que se introduce por la nariz o por un pequeño corte en el vientre para hacer llegar los nutrientes al estómago. La mantendrás mientras no puedas comer o beber lo suficiente para obtener las calorías y los líquidos que tu cuerpo necesita, o si pierdes demasiado peso.

Hable con su equipo de atención médica sobre cómo afectará su tratamiento a su forma de comer. Pida que le atienda un dietista titulado para saber más sobre sus necesidades nutricionales y lo que puede hacer para satisfacerlas.

Aunque no pueda tragar alimentos en algún momento del tratamiento, es importante mantener los músculos de la deglución fuertes y flexibles. Un logopeda puede enseñarte ejercicios que pueden ayudarte. Pero tienes que hacerlos todos los días. Los ejercicios de estiramiento y los dispositivos que abren la boca también pueden ayudar a que la mandíbula funcione como debe.

Para algunas personas, la cirugía plástica puede reconstruir huesos o tejidos para facilitar la deglución. Los dispositivos llamados prótesis, fabricados especialmente para adaptarse a su cuerpo, también pueden ayudarle a tragar o hablar. Su médico puede informarle sobre cada una de estas opciones y lo que supondrán para su salud y estilo de vida.

Boca seca

La radiación suele dañar las glándulas que producen la saliva. Esto provoca sequedad en la boca y una saliva espesa y fibrosa, que puede empeorar con el tiempo. Eso significa que puedes tener daños en los dientes y las encías, heridas que sanan lentamente y llagas y grietas dolorosas en la boca. También puede afectar a la forma de hablar y comer.

Cuando no se produce suficiente saliva, es importante mantener la boca limpia y húmeda. La saliva artificial o los sustitutos de la saliva, los enjuagues especiales y otros medicamentos pueden ayudar. Utilizar enjuagues bucales sin alcohol, beber mucho líquido y chupar trozos de hielo puede aliviar los síntomas. Es posible que le funcionen los caramelos duros sin azúcar o los chicles sin azúcar. Si algunas de sus glándulas salivales siguen funcionando, la acupuntura también podría aliviar la sequedad bucal.

Pérdida de dientes

La radiación puede dañar los dientes y los huesos de la mandíbula. Esto puede provocar caries y pérdida de dientes.

Es muy importante acudir a un dentista y tratar cualquier problema dental al menos un mes antes de empezar la radiación. Esto le da a su boca tiempo para sanar si tiene algún trabajo dental.

Pregunte a su dentista qué puede hacer para mantener la boca limpia y sana durante y después del tratamiento. El cepillado regular y el uso de hilo dental pueden ayudar. También es posible que le den un enjuague o gel con flúor para poner en los dientes. Después del tratamiento contra el cáncer, es importante que visites a tu dentista con regularidad para que pueda tratar cualquier problema que surja lo antes posible.

Linfedema

Tu sistema linfático es una red de vasos y ganglios por todo tu cuerpo. Transporta un líquido transparente con células que combaten las infecciones y otras enfermedades. La radiación y la cirugía pueden dañar su sistema linfático. Eso significa que el líquido linfático no puede fluir hacia el corazón como debería. Se acumula bajo la piel. Esto puede provocar hinchazón en la cara, el cuello o el pecho. Puede hacer que el cuello y los hombros duelan y se sientan rígidos. También puede cambiar su aspecto. La hinchazón en el interior de la cabeza y el cuello también puede afectar a la capacidad de oír, respirar, hablar y comer.

Pregunta a tu médico qué puedes hacer para prevenir el linfedema. Observa si hay hinchazón, opresión, pesadez o plenitud en la cara, la barbilla, el cuello y los hombros. Fíjate si estas sensaciones empiezan también en la boca, la nariz, la garganta y los oídos. Comunícaselo a tu médico de inmediato porque el linfedema tiende a empeorar si no lo tratas. Los ejercicios y las técnicas de masaje pueden aliviar el linfedema y evitar que empeore.

Autoestima e imagen corporal

Los tratamientos para el cáncer de cabeza y cuello podrían afectar a la forma en que te sientes de ti mismo. La cirugía, así como las complicaciones como el linfedema y la pérdida de peso, pueden cambiar tu aspecto. Puede ser difícil soportar tener problemas con la forma de comer, oír y hablar debido a las complicaciones del tratamiento. Puede que te sientas estresado, triste o ansioso, o que evites socializar con los demás.

Es importante buscar ayuda para estos sentimientos. Habla con tu equipo de tratamiento sobre cualquier problema que tengas. Muchas veces existen tratamientos y soluciones para estas complicaciones. Por ejemplo, puedes ponerte una prótesis para recuperar tu aspecto.

El asesoramiento también puede ayudar: puede daros a ti y a tu familia la oportunidad de hablar sobre el cáncer y el tratamiento y encontrar formas de manejar las emociones que podáis sentir.

Efectos secundarios menos comunes

Hipotiroidismo. Si recibe radiación en el cuello, podría dañar su glándula tiroides, afectando a su capacidad de producir hormonas tiroideas. Unos niveles bajos de éstas pueden provocar un aumento de peso y hacer que se sienta cansado. Si necesita radiación en esta zona, su médico vigilará sus niveles de hormonas tiroideas después del tratamiento. Si son demasiado bajos, puede tomar pastillas para reponerlos.

Problemas de audición. La cirugía, la radiación y algunos tipos de quimioterapia pueden dañar los nervios, los vasos sanguíneos o las estructuras que le permiten oír. El grado de pérdida de audición varía; por ejemplo, es posible que no pueda oír ciertas frecuencias, pero que siga oyendo lo suficientemente bien como para desenvolverse. Para algunas personas, es reversible. Los audífonos ayudan. Si ha perdido la audición en ambos oídos, los implantes cocleares pueden ser una opción.

Daños en la mandíbula. La radiación puede dañar los vasos sanguíneos que sostienen los huesos. El tejido óseo puede morir y romperse o infectarse. No es frecuente, pero ciertos medicamentos también pueden provocar la rotura del tejido óseo alrededor de la boca. Esto se llama osteonecrosis de la mandíbula. Los síntomas más comunes son el dolor y la infección en la mandíbula. Pregunte a su médico si su tratamiento puede causar esto y qué puede hacer para que sea menos probable.

Dolor crónico. Algunas personas tienen un dolor después del tratamiento que dura mucho tiempo, especialmente en el cuello, la mandíbula o los hombros. Puede estar relacionado con daños en los tejidos o incluso en los nervios. Su médico hablará con usted sobre los diferentes medicamentos para el dolor que pueden ayudarle.

Lo que puedes hacer

Después del tratamiento, verá a su equipo de atención cada pocos meses. Su médico utilizará pruebas y exámenes para vigilar las complicaciones a largo plazo y comprobar si hay signos de problemas.

Aproveche estas visitas para informar a sus proveedores sobre cualquier cambio que haya notado. Tratar las complicaciones de inmediato puede ayudar a evitar que empeoren y causen otros problemas.

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