¿Qué es la supraglotoplastia? Riesgos y procedimiento

La supraglotoplastia es un procedimiento que suele realizarse en niños para tratar la laringomalacia, una afección que obstruye las vías respiratorias de una persona. También puede realizarse en adultos y suele considerarse un procedimiento seguro y sencillo. 

Esto es lo que debe saber.

Qué es una supraglotoplastia?

La supraglotoplastia es una intervención quirúrgica cuyo objetivo es eliminar el exceso de tejido de la laringe. Generalmente se realiza durante la infancia y tiene como resultado una respiración más fácil, tratando la respiración nasal y la apnea obstructiva del sueño. Aunque la supraglotoplastia no es muy frecuente, puede ser la solución perfecta para los niños con exceso de tejido en la parte superior de la laringe.

La laringe es un tubo situado en el cuello que permite que el aire pase de la garganta a los pulmones. Contiene las cuerdas vocales y desempeña un papel crucial en el habla humana, al tiempo que impide que los alimentos entren en el sistema respiratorio. Sin embargo, a veces puede formarse un exceso de tejido en la parte superior de la laringe, lo que provoca interferencias en la respiración del bebé.

A pesar de lo que se pueda pensar, la supraglotoplastia es un procedimiento relativamente sencillo y seguro, que suele durar aproximadamente una hora. El niño será sometido a anestesia general y apenas se necesita preparación para la intervención. Del mismo modo, no suele causar ninguna complicación tras el procedimiento, aparte de cierta hinchazón.

Qué afecciones podrían tratarse con una supraglotoplastia?

La supraglotoplastia puede beneficiar a cualquier persona que presente una obstrucción en la laringe, ya sea un niño o un adulto. Por ejemplo, este procedimiento puede utilizarse para tratar la apnea obstructiva del sueño, una afección que provoca interrupciones en el patrón respiratorio de una persona durante el sueño. Sin embargo, la afección más común que se trata con la cirugía de supraglotoplastia es, con mucho, la laringomalacia.

La laringomalacia es una afección que provoca una obstrucción en la laringe debido a un exceso de tejido blando. Cuando un bebé con laringomalacia inspira, el tejido de la parte superior de la laringe cae hacia dentro, bloqueando las vías respiratorias del niño. Esto provoca dificultad para respirar y un ruido chirriante característico cuando la persona toma aire, un sonido conocido comúnmente como estridor.

Aunque la laringomalacia suele mejorar por sí sola durante el primer año de vida del bebé, a veces puede ser necesaria una supraglotoplastia. Con este procedimiento, los cirujanos tensan y eliminan el exceso de tejido en la parte superior de la laringe, reduciendo el estridor y las dificultades respiratorias.

En qué consiste el procedimiento de supraglotoplastia?

La intervención de supraglotoplastia es una cirugía bastante sencilla y breve, que suele durar alrededor de una hora. Aunque su médico probablemente le informará de lo que hará el equipo, siempre es una buena idea saber un poco sobre el procedimiento antes de la primera visita al hospital. 

Antes de comenzar la operación, un experto pondrá al niño bajo anestesia general. 

A continuación, el médico introducirá un laringoscopio en la garganta para confirmar el diagnóstico y asegurarse de que la supraglotoplastia es realmente necesaria. Un laringoscopio es un tubo fino que permite a los médicos observar de cerca la laringe mediante luz, lentes y una cámara de vídeo. 

Si se confirma el diagnóstico, el cirujano realiza unas sencillas incisiones en los pliegues de la laringe para tensar los tejidos de la laringe. Esto se hace en ambos lados, acompañado de medicamentos específicos para evitar hemorragias y otras reacciones de los tejidos que puedan perturbar la cirugía. A veces, es necesario realizar quemaduras con láser para que la operación tenga éxito, técnica conocida como epiglottopexia.

Una vez realizada la intervención, el personal retira los tubos al niño y a veces recomienda que pase la noche en una unidad de cuidados intensivos. La mayor parte de las veces no se necesitan más procedimientos, aunque algunos niños pueden necesitar un seguimiento en casos concretos. 

Los mismos pasos se aplican en el caso más raro de que este procedimiento se realice en un adulto. 

Cuáles son algunos de los riesgos de la supraglotoplastia?

Aunque la supraglotoplastia es un procedimiento relativamente seguro y sencillo, conlleva, como la mayoría de las cirugías, ciertos riesgos, entre ellos posibles complicaciones. Aun así, muchas de ellas pueden evitarse o reducirse siguiendo las pautas proporcionadas por los médicos en cuanto a los cuidados postoperatorios. 

A continuación se indican algunas de las complicaciones que pueden derivarse de la intervención de supraglotoplastia:

  • Infección

  • Sangrado

  • Dificultades respiratorias

  • Dificultad para tragar

  • Aspiración

  • Coágulos de sangre

También es importante tener en cuenta que hay algunas condiciones subyacentes que pueden dar lugar a una falta de mejora después de una supraglotoplastia. Lo más destacable es que los síntomas de reflujo ácido se asocian a una falta de mejora. Del mismo modo, las afecciones neurológicas como el autismo grave o el síndrome de Angelman también están relacionadas con cirugías sin éxito.

Aunque estas condiciones no significan necesariamente que el procedimiento vaya a salir mal, pueden justificar una segunda intervención para asegurar la mejora. Esto puede ayudar a los médicos a diagnosticar una afección subyacente, previamente inadvertida.

Qué pasa con la recuperación y preparación de la supraglotoplastia?

Cuando considere la posibilidad de someterse a una supraglotoplastia, primero debe intentar obtener una segunda opinión: la laringomalacia suele desaparecer por sí sola al cabo de un tiempo, por lo que a veces se puede evitar la cirugía. Una vez que esté seguro de que la intervención es inevitable, tómese su tiempo para sentirse cómodo con los médicos y el propio hospital.

Antes de la intervención, los médicos indicarán al paciente que evite alimentos, bebidas y medicamentos durante un tiempo determinado. Si el niño tiene síntomas de reflujo ácido, es posible que lo traten primero para evitar complicaciones innecesarias.

La hinchazón y el dolor son habituales durante la primera semana de recuperación, y pueden durar incluso más tiempo dependiendo de la gravedad de la afección. Los médicos pueden optar por tratar el dolor postoperatorio y el reflejo ácido con medicamentos específicos.

Si tiene alguna duda, asegúrese de comentarla con el cirujano antes de la intervención. Tanto si es usted como su hijo el que va a ser operado, mantener la calma y la confianza es una parte crucial de cualquier cirugía y de una recuperación óptima.

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