La intolerancia al ejercicio es la capacidad reducida del corazón para realizar actividades que implican un movimiento extenuante de su cuerpo. Ocurre cuando sus respuestas al ejercicio no alcanzan los niveles apropiados para su edad y sexo.
Se asocia a las enfermedades cardíacas porque el corazón no bombea la sangre correctamente al hacer ejercicio. También puedes padecerla si tienes una enfermedad mitocondrial y trastornos metabólicos.
Síntomas de la intolerancia al ejercicio
La intolerancia al ejercicio puede provocar ansiedad, especialmente si te preocupas por tu salud y estás trabajando para mejorarla. Aquí tienes otros problemas que puede causar.
Dolor y molestias en el pecho. La intolerancia al ejercicio puede hacer que tengas dolor en el pecho o molestias en el brazo izquierdo, la espalda y el cuello. Esto puede surgir de ejercicios como el press de banca y el levantamiento de pesas.
Falta de aire inusual y grave. Esto ocurre debido a que el oxígeno que llega a sus pulmones es insuficiente.
Sudoración excesiva. Cuando su cuerpo se vuelve intolerante al ejercicio, incluso la más mínima forma de movimiento provocará una sudoración excesiva. Esto se debe a que su cuerpo también desarrolla intolerancia al calor. La sudoración excesiva también puede ser un síntoma de otra enfermedad subyacente.
Decoloración de la piel. Puede notar cambios en el color de su piel durante o después del ejercicio. Puede cambiar a púrpura, azulado o incluso a un tono más oscuro de lo habitual. La decoloración azulada suele deberse a niveles bajos de oxihemoglobina.
Calambres en las piernas y dolor muscular. Los calambres en las piernas son comunes y pueden ocurrir en cualquier momento. En circunstancias normales, duran poco tiempo. Puede experimentar calambres en las piernas durante el ejercicio, especialmente a medida que avanza la edad. Los calambres son bastante incómodos y pueden durar desde unos segundos hasta 10 minutos.
Fatiga severa. Su cuerpo puede carecer de energía y darle una sensación de agotamiento al menor movimiento. Hacer ejercicio después de haber llegado a un punto de agotamiento puede provocar mareos y falta de aliento. Esto es un signo de deficiencia de oxígeno en tu cuerpo.
Causas de la intolerancia al ejercicio
La intolerancia al ejercicio se produce cuando se tienen dificultades para respirar después de un corto período de ejercicio. Cuando el oxígeno no circula por su cuerpo, usted se cansa fácilmente y ya no puede tolerar el movimiento. Si no estás en forma y no tienes salud, puedes tener signos de intolerancia al ejercicio.
La intolerancia al ejercicio se debe a que los músculos que se encargan de transformar la glucosa en energía no rinden como deberían.
También es probable que desarrolle intolerancia al ejercicio cuando las vías respiratorias (conductos que llevan el aire dentro y fuera de los pulmones) de los pulmones se estrechan más de lo normal. Esto bloquea el flujo de aire que entra y sale de los pulmones, haciendo que se canse rápidamente.
Las fibras musculares de su cuerpo pueden dejar de funcionar correctamente debido a un defecto subyacente en las células que convierten los alimentos en energía. Su cuerpo depende de cientos de estas células de conversión de energía. Si hay una mala coordinación de las mismas, tendrás menos energía.
Lesiones. Las lesiones o trastornos de sus músculos, nervios, tendones, articulaciones, cartílagos y discos de la columna vertebral pueden provocar intolerancia al ejercicio.
Diagnóstico de la intolerancia al ejercicio
Su médico puede determinar la gravedad de la intolerancia al ejercicio a través de varios métodos, incluyendo evaluaciones semicuantitativas y métodos cualitativos.
Las evaluaciones semicualitativas implican que su médico le entreviste para evaluar el grado de su intolerancia.
Los métodos cualitativos consisten en pruebas de marcha cronometradas y pruebas de ejercicio graduado en cinta rodante o en bicicleta. Estos métodos ofrecen la evaluación más precisa y fiable de la tolerancia al ejercicio. También producen múltiples resultados vitales, como el tiempo de ejercicio, la carga de trabajo del ejercicio y los equivalentes metabólicos.
Manejo de la intolerancia al ejercicio
Puede tener la tentación de evitar hacer ejercicio cuando tiene esta condición, pero renunciar no debe ser el último recurso. Considere las siguientes opciones cuando la intolerancia al ejercicio aparezca.
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Sesiones de ejercicio supervisadas. Los estudios han demostrado que las actividades aeróbicas supervisadas pueden mejorar la capacidad de ejercicio.
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Suplemento de oxígeno. También conocida como oxigenoterapia, es un tratamiento que suministra gas de oxígeno para respirar. La administración de suplementos de oxígeno durante el ejercicio en personas con intolerancia al ejercicio da lugar a una mejora de la resistencia al ejercicio y de la disnea. La terapia puede administrarse durante un periodo corto o largo en el hospital o en casa.
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Administración de broncodilatadores. Un broncodilatador es un tipo de fármaco que relaja las bandas musculares que tensan el flujo de aire. Estos alivian la obstrucción bronquial y la limitación del flujo de aire, reducen la hiperinflación y mejoran el rendimiento del ejercicio.
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Adopte ejercicios más ligeros. Sería útil cambiar su rutina de ejercicio en lugar de abandonarla por completo.