Por Stephanie Langmaid
Se trata de una forma rara de cáncer ocular que suele aparecer en la infancia. Comienza en la retina, la parte del ojo que percibe la luz y envía las imágenes al cerebro.
Cada año se diagnostica a menos de 300 niños en Estados Unidos. Por lo general, se detecta antes de que cumplan 2 años.
Síntomas
La primera pista y el síntoma más obvio es que el ojo no se ve bien. Concretamente, su pupila, normalmente negra, puede parecer blanca. En una foto, en lugar de un "ojo rojo", un niño con retinoblastoma tendrá una pupila que brilla de color blanco cuando le da la luz.
Otros síntomas son:
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Un ojo u ojos que parecen más grandes de lo normal
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Nubosidad o decoloración en el centro del ojo
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Dolor en el ojo
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Ojos que se cruzan o miran en diferentes direcciones
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Enrojecimiento en el blanco del ojo
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Problemas de visión
Estos síntomas también pueden ser causados por problemas menos graves. Pero haz que un médico revise cualquier problema en los ojos de tu hijo lo antes posible.
Causas
El retinoblastoma se produce cuando hay un cambio, o una mutación, en un gen concreto del ADN del niño. La función de ese gen es controlar la división celular. Cuando no funciona como debería, las células de la retina crecen sin control.
En la mayoría de los casos, el daño del gen se produce al azar y en una sola célula. Eso provoca un tumor en un ojo.
Algunos niños nacen con el gen dañado en todas las células de su cuerpo. Estos niños son propensos a tener más de un tumor y a tenerlos en ambos ojos. También tienen más posibilidades de padecer otros tipos de cáncer. También pueden transmitir la enfermedad a sus propios hijos.
Diagnóstico
Para diagnosticar este cáncer, un oftalmólogo observa detenidamente el interior del ojo con una luz potente y una lente de aumento. Si parece que hay cáncer, el siguiente paso es averiguar el tamaño del tumor y si se ha extendido. A su hijo se le puede hacer una de estas pruebas:
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Una ecografía: las ondas sonoras crean imágenes del ojo de su hijo
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Una resonancia magnética (MRI): potentes imanes y ondas de radio crean imágenes detalladas del ojo.
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Un TAC (tomografía computarizada): se juntan varias radiografías tomadas desde distintos ángulos para mostrar más información
Los resultados ayudan a los médicos a elegir el mejor curso de acción.
Tratamientos
Cuanto antes se detecte el cáncer, mayores serán las posibilidades de salvar la vista de su hijo. Los médicos suelen utilizar una combinación de tratamientos como:
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Quimioterapia:
Unos potentes fármacos ayudan a reducir el tumor antes que otros tratamientos. Si el cáncer no se ha extendido, los fármacos pueden inyectarse directamente en el ojo o en los vasos sanguíneos que lo conducen. Si es probable que el cáncer se extienda o ya se haya extendido, su hijo probablemente tomará los medicamentos por vía oral o a través de una vena para que puedan actuar en todo el cuerpo.
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Crioterapia
: Un toque con una sonda metálica superenfriada congela y mata las células cancerosas. Esto funciona mejor en tumores pequeños cerca de la parte frontal del ojo.
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Termoterapia
: Un láser especial mata las células cancerosas con calor. Los médicos lo utilizan por sí solo en tumores pequeños o junto con otros tratamientos para tumores más grandes.
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Terapia con láser
: Un tipo diferente de láser apunta y destruye los vasos sanguíneos que irrigan el tumor. Esto funciona para tumores pequeños en la parte posterior del ojo.
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Radiación:
Hay dos tipos de radioterapia. Para los tumores pequeños, un cirujano puede coser un disco que tiene material radiactivo en su interior en el globo ocular cerca del tumor. Su hijo permanece en el hospital unos días mientras funciona, y luego se retira el disco. La tecnología más antigua utiliza una máquina para concentrar los haces de radiación en el tumor. Suele utilizarse sólo si las otras estrategias no funcionan.
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Cirugía:
Si el tumor es muy grande en el momento en que se encuentra, puede que no sea posible salvar la visión del niño. En estos casos, se puede extirpar el ojo.
Es casi imposible que un niño pequeño se mantenga quieto el tiempo suficiente para un examen exhaustivo, y mucho menos cuando se le está haciendo algo en el ojo. Los pacientes muy pequeños suelen estar sedados o anestesiados para los exámenes y tratamientos.
Qué se puede esperar
El retinoblastoma es casi siempre curable, especialmente si no se ha extendido más allá del ojo.
Los niños tratados de retinoblastoma necesitan un seguimiento muy estrecho. Su hijo se someterá a revisiones frecuentes para detectar signos de reaparición del cáncer.
Las revisiones frecuentes también son importantes por otros motivos. Los niños que tienen un gen dañado en cada célula pueden padecer otros tipos de cáncer más adelante, porque el gen no ayuda a detener los cánceres de la misma manera que lo haría un gen sano. Y los niños que se someten a tratamientos de radiación o quimioterapia también tienen más probabilidades de volver a tener cáncer.
La mayoría de los cánceres provocados de esta forma son tratables si se detectan a tiempo.
Los médicos recomiendan realizar pruebas genéticas para ver si su hijo tiene el tipo de daño genético que puede transmitirse. Los padres y los hermanos también deberían someterse a las pruebas.