Masticar chicle en la tienda de comestibles
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Quizá hayas oído que no debes comprar comida cuando tienes hambre. Pues bien, es posible que también quieras echar un chicle sin azúcar antes de dirigirte a los pasillos. Según dos estudios, las personas que mastican chicle sienten menos hambre y tienen menos antojos de comida basura. Como resultado, compraron menos aperitivos ricos en calorías, como las patatas fritas, y llevaron a casa más opciones saludables, como las verduras.
Sírvete primero lo sano
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Tanto si comes en casa como si eliges en la cola de una cafetería, carga tu plato con los elementos más saludables primero. Los comensales de los buffets tienden a tomar raciones más grandes de los primeros alimentos que ven, según un estudio. Así que piensa antes de empezar a apilar tu plato. Sirve las verduras o los cereales integrales antes que las carnes y los acompañamientos más grasos.
Compre su almuerzo con dinero en efectivo
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Es más fácil comprar comida basura y postres cuando pagas con plástico. Hay algo en el hecho de entregar el frío y duro dinero en efectivo que hace dudar a la gente. Por ejemplo, los investigadores descubrieron que cuando se les pedía a los estudiantes de secundaria que utilizaran dinero en efectivo para pagar alimentos menos saludables, como las galletas, se lo pensaban dos veces y solían elegir alimentos más saludables.
Apague los programas de cocina de la televisión
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Si estás tratando de perder peso, ver comida en la televisión puede hacer que te apetezca picar. Las personas que están a dieta comen más dulces mientras ven programas relacionados con la comida que cuando ven programación sin comida, según muestra una investigación.
Utiliza platos azules
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Aunque no lo creas, el color de tus platos puede marcar la diferencia en la cantidad de comida que te sirvas. Cuanto más se mezcle la comida con el color del plato, más probabilidades hay de que te sirvas, según demuestran las investigaciones. Así que considera la posibilidad de utilizar platos de un tono diferente.
Utiliza cuencos y platos más pequeños
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El tamaño de tus platos y utensilios le da a tu cerebro señales sobre cuánto se "supone" que debes comer, y un plato más grande significa más comida. En un estudio, las personas de un bufé chino que recibieron un plato grande se sirvieron un 52% más de comida, y comieron un 45% más, que los que tenían platos más pequeños.
Pulsa el botón de pausa antes de ceder a un antojo
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Comer porque estás aburrido, cansado o tenso puede hacerte sentir fuera de control. Intenta retrasar las ganas de picar. Cuando tengas un antojo, haz otra cosa durante 5 o 10 minutos y luego comprueba si sigues teniendo ganas de comer. Lo más probable es que las ganas se hayan desvanecido, al menos un poco.
Mantén los tentempiés poco saludables fuera de la vista
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Esconde los alimentos basura, como los dulces y las patatas fritas, donde no puedas verlos. Puede que comas menos. Cuando los oficinistas guardaban chocolates en sus escritorios, comían un 48% más que cuando los dulces estaban a 2 metros de distancia. Si guardaban los chocolates en los cajones de sus escritorios, comían un 25% menos que si los dulces estaban sobre sus mesas.
Pide siempre el 'pequeño'
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Un envase grande puede tentarte a comer más, aunque estés lleno o no te sepa bien. En un estudio, los asistentes al cine recibieron palomitas gratis en envases medianos o grandes. Algunas eran frescas y deliciosas, y otras estaban rancias. Los que recibieron las palomitas frescas en envases grandes comieron un 45% más que los que las recibieron en envases medianos. Incluso los que recibieron palomitas rancias en envases grandes comieron un 33% más que los que tenían envases medianos.
Coma despacio y beba agua
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Toma bocados más pequeños. Mastica la comida lentamente. Tómate un poco más de tiempo entre bocado y bocado. Y bebe agua mientras comes. Estos sencillos pasos son fundamentales si quieres reducir las calorías y seguir sintiéndote saciado, según demuestran las investigaciones.