Trastorno de rumiación en bebés y niños

¿Qué es el trastorno de rumiación?

El trastorno de rumiación (también llamado merycismo) es un trastorno alimentario en el que una persona -generalmente un bebé o un niño pequeño- vuelve a masticar alimentos parcialmente digeridos que ya han sido tragados. En la mayoría de los casos, el alimento vuelto a masticar se vuelve a tragar; pero ocasionalmente, el niño lo escupe.

Para que un niño sea diagnosticado con el trastorno:

  • El niño debe haber podido comer y digerir sin el problema previamente, y no ser debido a otro problema de medicación.

  • El problema debe haber estado en curso durante al menos un mes.

Normalmente, el comportamiento se produce mientras se come, o justo después.

Dado que la mayoría de los niños superan el trastorno de rumiación, y que los niños mayores y los adultos que lo padecen tienden a ser reservados por vergüenza, es difícil saber exactamente cuántas personas están afectadas. Sin embargo, en general se considera que es poco común.

El trastorno de rumiación se da con mayor frecuencia en bebés y niños muy pequeños (entre 3 y 12 meses), y en niños con deficiencias cognitivas. Es raro en niños mayores, adolescentes y adultos. 

 

Cuáles son los síntomas del trastorno de rumiación en bebés y niños?

Los síntomas del trastorno de rumiación en bebés y niños pequeños incluyen:

  • Regurgitación repetida de los alimentos

  • Repetición de la masticación de los alimentos

  • Pérdida de peso

  • Mal aliento y caries dental

  • Dolores de estómago e indigestión repetidos

  • Labios crudos y agrietados

Además, los bebés con rumiación pueden hacer movimientos inusuales que son típicos del trastorno. Entre ellos se encuentran tensar y arquear la espalda, mantener la cabeza hacia atrás, tensar los músculos abdominales y realizar movimientos de succión con la boca. Estos movimientos pueden realizarse cuando el lactante trata de subir el alimento parcialmente digerido.

Causas del trastorno de rumiación

No se conoce la causa exacta del trastorno de rumiación; sin embargo, hay varios factores que pueden contribuir a su desarrollo:

  • La enfermedad física o el estrés severo pueden desencadenar el comportamiento.

  • La negligencia o una relación anormal entre el niño y la madre u otro cuidador principal puede hacer que el niño confíe en el autoconsuelo. Para algunos niños, el acto de masticar es reconfortante.

  • Puede ser una forma de que el niño llame la atención.

  • Puede ser un signo de enfermedad mental como la depresión o la ansiedad.

Diagnóstico del trastorno de rumiación

Si un bebé o un niño tiene síntomas de rumiación, el médico comenzará una evaluación realizando una historia clínica completa y un examen físico. El médico puede utilizar ciertas pruebas -como radiografías y análisis de sangre- para buscar y descartar posibles causas físicas de los vómitos, como una afección gastrointestinal. Las pruebas también pueden ayudar al médico a ver cómo el comportamiento ha afectado a su cuerpo, buscando signos de deshidratación y desnutrición.

Para ayudar en el diagnóstico del trastorno de rumiación, el médico puede necesitar revisar los hábitos alimenticios del niño. A menudo es necesario que el médico observe al niño durante y después de la alimentación.

Tratamiento del trastorno de rumiación

El tratamiento del trastorno de rumiación se centra principalmente en el cambio de la conducta del niño. Se pueden utilizar varios enfoques, entre ellos:

  • Ejercicios de respiración después de comer

  • Cambiar la postura del niño durante y justo después de comer

  • Fomentar una mayor interacción entre la madre y el niño durante la alimentación; prestarle más atención

  • Alejar las distracciones durante la alimentación

  • Hacer de la alimentación una experiencia más relajante y placentera

  • Distraer a su hijo cuando comienza la conducta de rumiación

  • Condicionamiento aversivo, que consiste en colocar algo agrio o de mal sabor en la lengua del niño cuando empieza a vomitar

La psicoterapia para la madre y/o la familia puede ser útil para mejorar la comunicación y abordar cualquier sentimiento negativo hacia el niño debido al comportamiento.

No hay medicamentos utilizados para tratar el trastorno de rumiación.

Complicaciones del trastorno de la rumiación

Entre las muchas complicaciones potenciales asociadas al trastorno de rumiación no tratado en bebés y niños se encuentran:

  • Desnutrición

  • Menor resistencia a las infecciones y enfermedades

  • Falta de crecimiento y prosperidad

  • Pérdida de peso

  • Enfermedades del estómago como las úlceras

  • Deshidratación

  • Mal aliento y caries dental

  • Neumonía por aspiración y otros problemas respiratorios (por el vómito que se respira en los pulmones)

  • Asfixia

  • Muerte

Prevención del trastorno de rumiación

No se conoce ninguna forma de prevenir el trastorno de rumiación en bebés y niños. Sin embargo, una cuidadosa atención a los hábitos alimenticios del niño puede ayudar a detectar el trastorno antes de que puedan producirse complicaciones graves.

Perspectivas del trastorno de rumiación

En la mayoría de los casos, los bebés y los niños pequeños con trastorno de rumiación superarán el comportamiento y volverán a comer normalmente. En el caso de los niños mayores, este trastorno puede continuar durante meses.

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